La cobra amable

cobra

 

 

Este cuento indio “La cobra amable” nos traslada una historia cuya metáfora nos puede hacer descubrir algo inesperado sobre nosotros mismos.

«En la India se explica una historia referente a una cobra, animal conocido por su agresividad. Parece ser que esta cobra era muy mala y como vivía cerca de un poblado no pasaba día sin morder a algún habitante del mismo.

Cansados de tantas muertes los sufridos pobladores deciden buscar una solución definitiva al problema. Pero la astuta cobra sabía esconderse y no había manera de matarla. Así que los ancianos del pueblo se reunieron para encontrar otra solución.

Después de barajar varias alternativas, y dado el profundo espíritu religioso de los hindús optan por una muy original: traer al pueblo un santón que habla con los animales y esperar que este convenza a la cobra. Y así lo hacen. Llega el santón y se pone a meditar en la entrada del pueblo allí donde merodea la cobra. Al poco tiempo sale la cobra. Pero el hombre santo la convence con su fuerza interior. La cobra le pide a cambio que el pueblo se comprometa a su vez a no matarla.

Así lo hacen. La cobra no matará a nadie y los habitantes del pueblo no la mataran. Al poco tiempo la cobra decide salir a comprobar si es cierto el compromiso. Y en efecto así es. Poco a poco la cobra se aventura a tener mayor relación con los humanos llegando incluso a entrar en el pueblo y dormir en la casa de alguno de sus habitantes. La cobra y el pueblo se han hecho amigos.

Pasó el tiempo, y la cobra se convirtió en uno más del pueblo. Dicen que incluso cambió de aspecto. Se convirtió en una especie de gusano largo y blanco. Jugaba con los niños en las plazas y era amiga de todo el mundo. Pero poco a poco se fue olvidando el pasado y los niños la insultaban en sus juegos: gusano miedoso y tonto, le decían

La cobra harta de tanto insulto y de contener su agresividad por respeto al compromiso que hizo al santo, decidió volver a verlo y buscar una solución. Así que se presento en la choza donde este vivía y le dijo:
– No sirve de nada ser buena. Fíjate cómo me lo pagan.
Y el anciano santo le contestó:
– Me parece que no acabaste de entenderme: yo te prohibí matar pero no te prohibí silbar.»

Antes de seguir leyendo, reflexiona sobre qué te aporta a ti este cuento y cómo lo puedes trasladar a tu entorno, después si te interesa tener otra perspectiva, adelante.

Cuando me enfrento a una persona cuya actitud se basa principalmente en que los demás le teman, y forma parte de su estrategia tanto el mal humor como las palabras rudas o fuera de tono, sin empatizar y viven en el modo orden, siempre me pregunto qué es lo que le habrá hecho llegar a la conclusión de que esa es la mejor forma de interactuar con los demás, qué lucha estará librando por dentro, qué es lo que le hace confundir respeto con miedo y qué podría ayudarle y sacarle de esa zona.

En bastantes de las personas así, que más tarde he acabado conociendo, empezó siendo una defensa contra los demás, para poner tierra de por medio y evitar que supuestas debilidades se vean de cerca,o que traspasen límites en el trato,  por ejemplo personas que por inseguridad producida por cuestiones como su juventud en puestos directivos o su falta de conocimiento en el desempeño de los mismos o en la comunicación con lo demás. Estas personas lo utilizan como una protección que al final se convierte en un hábito y que es visible ante todos menos ante quien lleva a cabo esta estrategia o los que están en su misma situación.

¿Qué es lo que les lleva allí?, para mí la falta de reflexión al afrontar las nuevas funciones y la falta de una elección consciente de qué tipo de jefe, amigo o persona se quiere ser y segundo un entrenamiento responsable para sentirse bien y cómodo en su nuevo papel.

Una de las cuestiones que puedes trabajar es la asertividad, si no vas construyendo tu persona de acuerdo con tu ser y siendo asertivo, e indicando a los demás lo que te molesta y lo que no, según va ocurriendo, puedes correr el riesgo de acabar con un comportamiento pasivo que será interpretado como dócil y sumiso y aprovechado por algunos, cuando nada tiene que ver contigo, sólo porque no sabes poner los límites o, por el contrario, te situarás en una posición de agresividad que se defiende constantemente de todo y de todos, minando tu energía.

Si eres cobra y estás decidida a vivir entre los hombres, a lo mejor debes aprender a silbarles de vez en cuando.

  ¡Buen fin de semana! 🙂

 

6 comentarios en “La cobra amable

  1. Aruca, muchas gracias por este post. Es totalmente cierto, si eres una cobra cada tanto un aviso a los demás sobre tu presencia no les vendrá nada mal. Marcar los límites y recordarlos cada tanto, hace bien a toda relación. Respeto ante todo…

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