Leyendo una revista he encontrado un artículo sobre el Coaching personal en el que la persona aludía a la necesidad de esta dedicación y su auge por la falta de buenos amigos que tienen las personas. Esto me ha hecho querer reflexionar hoy, puesto que no es la primera vez que lo leo.
Siempre he tenido predilección por la filosofía, la psicología, la neurociencia y el estudio de la felicidad, cuando fui consciente que estas disciplinas eran la base del Coaching, celebré que alguien decidiese mezclarlas para que como herramientas fueran una ayuda genial para desarrollar personas y talento y para que por fin, con ayuda, el proceso de ser quien quieres ser, se acelere y no nos pasemos la vida, preguntándonos a cada paso si es ese el camino.
Al averiguar que había nacido en el deporte y teniendo en cuenta la importancia de cómo tú te hables a ti mismo y como con tu actitud cambias la perspectiva de lo que te rodea, no me lo pensé dos veces y empecé a investigar. Siempre me ha interesado el cambio y ayudar a las personas a mejorar, a ver lo extraordinarios que son y el cambio que pueden ser en el mundo. Todo depende de lo que tú te digas a ti mismo y como lo utilices.
Cuando comprobé que las empresas en vanguardia, lo utilizaban en sus mejores empleados, vi quienes realmente van por delante en sus sectores.
Un amigo, por muy bueno que sea siempre tendrá una idea sobre ti, una valoración y unos intereses que por muy objetivo que parezca siempre intentará influir en tus decisiones, a través de consejos, porque ellos tienen su perspectiva y su criterio. Sobre lo que te falta o te sobra, sobre lo que tienes o deberías hacer o no hacer. Incluso a veces todos tratamos algo de inculcar en los demás deseos que en nosotros vemos imposibles realizar. Todo esto interfiere en el desarrollo del potencial de la persona, porque no es ella misma quien se da cuenta de donde está, de lo que ha hecho para estar ahí, de qué quiere conseguir y dónde quiere ir.
Reflexionar con alguien «externo» que utiliza la mayeútica socrática es una bendición, puesto que partiendo sólo de preguntas, compruebas que no hay una respuesta buena, ni juzgada, ni esperada, sólo la tuya, la que te hace avanzar, con la que te das cuenta de donde estabas, lo que tú hasta ese momento creías y te limitaba y eso es lo que se convierte en tu resorte para empezar a florecer.
El proceso es un diálogo, una conversación profunda, en el que el coach hace de espejo para que la persona sea consciente de su situación, de cómo ella misma la valora y se vea responsable de cómo salir de ese bloqueo, y retomar las riendas de su vida.
De hecho es tan liberador, darse cuenta del poder que tiene uno, que merece aplicarse a todos los ámbitos de la vida, por lo tanto se puede trabajar tanto cuestiones personales, de salud, de pareja, existenciales, de todo tipo, como profesionales, trayectoria, carrera profesional, desempleo, cambio de trabajo. Eres tú quien decides, quién quieres ser y adónde quieres ir.
El Coaching no es la disciplina idónea si tienen cuestiones que resolver del pasado o necesitas tratamiento de algún tipo, lo es, si estás bien y quieres estar mejor. En algún ámbito de tu vida. Si en lugar de sólo preocuparte de ello y no tomar una decisión, te quieres poner manos a la obra y pasar a la acción.
Seguro que si dejas de poner el énfasis fuera de ti, en las cosas y las personas y te buscas dentro, va a ser infinitamente más gratificante.
Aquí te dejo un divertido video que te mostrará lo que hace el proceso de coaching.


