La falacia del cherry-picking

Lon anglosajones lo llaman la “falacia del cherry-picking”, también conocida como la falacia de la selección de cerezas. Básicamente responde a un error de razonamiento muy común en el cual se selecciona y se enfatiza selectivamente la evidencia que respalda una posición o argumento específico, mientras se ignoran o se descartan convenientemente los datos contradictorios.

Si no fuera porque vivimos en la economía de los datos, con accesibilidad inmediata en la comprobación y la mayor parte del mundo empresarial ya los usa en su favor, algo que no hacen los gobiernos sobre sus administrados, no tendría tanta importancia. El debate de ayer fue una muestra del engaño por ambas partes.

Esta falacia distorsiona la imagen completa al presentar solo una parte de la información disponible. La que interesa. Y eso es lo que hicieron ambos candidatos recogieron solo las cerezas más jugosas y sabrosas de un árbol mientras ignoraron las que están podridas o agrias creando una imagen sesgada que no refleja la realidad completa. La que celebraba dramáticamente su parroquia.

Pero a quién le importa que el cherry-picking puede ser utilizado para respaldar cualquier afirmación, sin importar cuán débil o poco fundamentada sea. Lo importante ayer era desempeñar un papel, no la verdad, ni el ciudadano, ni siquiera nuestro futuro.

El día en que despertemos y veamos que podemos elegir mejor y exigir mejor, reconoceremos esta falacia y buscaremos una visión equilibrada, teniendo en cuenta todas las pruebas disponibles y no solo las que se ajustan a nuestras creencias o gustos.

La búsqueda de la verdad requiere una evaluación crítica, sin dejar de lado los datos incómodos. Solo así podemos evitar caer en la trampa y creer que realmente ha habido un ganador o que ganaron los que no estaban o que realmente alguien ganó.

Las estrategias win-win o ganar-ganar llevan años instaladas en los negocios prósperos y modernos, lo de aplastar al contrario, ridiculizarle o ganarle a golpes o a gritos es típico de atávicos tiempos en los que la negociación era más parte de la trampa. Leer a mercenarios y a hooligans hoy es todavía peor.

Sigamos dormidos siendo meros espectadores.

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