¿ALENTAR LA DISIDENCIA?

La comunicación efectiva es el corazón de cualquier organización exitosa. He presenciado una y otra vez el impacto positivo que tiene la creación de un ambiente donde las personas pueden hablar con tranquilidad para aportar ideas y sugerencias.

En un entorno donde se fomenta la comunicación abierta, las personas se sienten valoradas y escuchadas. Esto no solo aumenta su satisfacción en el trabajo, sino que también desencadena una mayor creatividad y productividad. Cuando las personas se sienten cómodas compartiendo sus ideas, se generan soluciones innovadoras y se abren nuevas perspectivas.

Además, una cultura de comunicación abierta fortalece las relaciones entre los equipos y los líderes. La confianza mutua crece cuando se permite la expresión libre de pensamientos y preocupaciones. Los líderes que alientan este tipo de comunicación también muestran empatía y disposición para adaptarse y mejorar.

En contraste, las organizaciones que carecen de esta apertura a menudo enfrentan problemas de comunicación y, en última instancia, pueden perder valiosas oportunidades de mejora y crecimiento.

Siempre que hablo sobre este tema recuerdo la Campaña China de las 100 flores con la que Mao Zedong alentó la expresión de críticas hacia su régimen para con ello deshacerse de los disidentes tras identificarlos.

Es el ejemplo llevado al extremo y sustentado por un dictatorial poder de los responsables de las organizaciones que no entienden los beneficios de encauzar la crítica y la participación en su organización.

Es importante desarrollar la paciencia y la escucha necesaria para entender que todo el mundo tiene algo que aportar. Que es definitivo que las personas hablen con tranquilidad y se sientan libres de aportar ideas y sugerencias. Es esencial para el éxito de una organización.

Es un catalizador para la innovación, la productividad y la construcción de relaciones sólidas. Los líderes que fomentan esta cultura son los que impulsan a sus equipos y organizaciones hacia el futuro con éxito.
Entendamos la disidencia como algo que suma y que debe encontrar su cauce para poder hacernos avanzar.

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