Para celebrar su Nobel, como persona comprometida con la igualdad, reflexiono hoy sobre las ideas fundamentales de Claudia Goldin respecto de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Goldin sostiene que, a diferencia de una brecha salarial discriminatoria, la disparidad actual resulta de elecciones ocupacionales y la flexibilidad laboral.
Es imperativo reconocer que las mujeres, a menudo, optamos por carreras que nos permiten un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Como persona comprometida con el asunto, abogo por fomentar un entorno que valora todas las elecciones profesionales sin prejuicios. La clave radica en eliminar estereotipos que limiten las opciones de las mujeres y promover una cultura corporativa inclusiva.
La flexibilidad laboral y las políticas de licencias marental y parental son esenciales para cerrar esta brecha. Apoyando iniciativas que permitan a hombres y mujeres desempeñar roles familiares y profesionales de manera equitativa. Por eso leo con preocupación que algunos CEOs están pensando en volver a las oficinas a tiempo completo con lo que de retroceso supone.
Al adoptar estas medidas más las ayudas tecnológicas y la flexibilidad laboral no solo mejoramos la igualdad salarial, sino que también fortalecemos la diversidad y la productividad en nuestra organización. Sigamos avanzando hacia un futuro donde el mérito y la elección personal definan nuestras trayectorias profesionales, sin importar el género pero mejorando las condiciones.
Hagamos que las mujeres que lleguen a posiciones donde puedan marcar la diferencia, en lugar de insistir en contar su historia de sacrifico y perpetuarlas, hagan por cambiar el entorno para que sea más atractivo y amigable para que cada vez haya más en esa mesa de decisión.
Es de justicia.


