Últimamente leo demasiado sobre descubrir nuestro Ikigai. El ikigai es un concepto japonés que se ha convertido en un faro de inspiración en la búsqueda de una vida significativa y equilibrada. Algo que muchas personas encuentran en procesos de reflexión como el coaching.
Imagina tu ikigai como el delicado equilibrio de un columpio japonés en un jardín zen. En este columpio, las cuerdas que lo sostienen representan tus pasiones, aquello que amas y te llena de energía. La plataforma en sí es tu vocación, tus habilidades y talentos únicos. El suelo debajo del columpio es lo que el mundo necesita, lo que puedes ofrecer a los demás. Finalmente, la cuerda que lo mantiene en movimiento es tu sustento, tu fuente de ingresos.
Cuando encuentras tu punto de equilibrio perfecto en este columpio, experimentas una sensación de plenitud y armonía en tu vida. Te sientes en un constante flujo, donde cada aspecto se apoya mutuamente.
Tu pasión te impulsa a desarrollar tus talentos. Tus talentos te permiten satisfacer las necesidades de los demás. Y cuando das al mundo lo que necesita, el mundo, a su vez, te recompensa.
El ikigai no es solo un destino, es un viaje continuo de autodescubrimiento y crecimiento. No es un viaje fácil porque nos obliga a mirarnos hacia dentro, a ahondar en nuestro autodescubrimiento, en nuestros miedos. A menudo, implica explorar nuevas pasiones y desarrollar habilidades adicionales, saliendo de la zona en la que nos sentimos confortables y además requiere perseverancia y empuje.
Estamos hablando de tu vida, de que merece la pena hacer el esfuerzo y que todos los días que nos queden con todas sus horas merezca la pena vivirlas.
Así que, ¿cuál es tu ikigai?


