Todo va de entender que juntas somos mejores y para marcar la diferencia nos necesitamos todas. De entender que cuando corren tiempos de populismos, tan cerca y a diestra y a siniestra, las primeras que perdemos somos nosotras.
Todo va de restringir nuestros derechos y libertades en nombre de la moralidad mal entendida. De esa que cada uno debe obedecer y respetar en su fuero interno, personal y privado.
Todo va de impedir, juntas y no divididas, que cuestiones que no nos afectan directamente pero van en contra de la libertad y la igualdad retrocedan en función de criterios que nada tienen que ver con las democracias liberales.
Todo va de emular a otra países que lejos de dejar todo en manos de aquellos quienes nos ven más como en “El Cuento de la Criada” de Atwood adaptan sus normas fundamentales para asegurar que algunos derechos no retrocederán.
Todo va de entender que este ecosistema social que no nos beneficia. Está en nuestras manos cambiarlo y mejorarlo para que todas esas mujeres que quieran, puedan decidir qué ser y qué hacer de mayor sin que un montón de prebostes populistas pongan las manos sobre su futuro.
Todo va de sororidad. Esa es nuestra verdadera solidaridad. Es lo practicamos y no solo predicamos en nuestra @asociaciondemujeres3c


