LA JAULA DE GRILLOS DEL EGO

“El gran corruptor del hombre público es el ego, mirar al espejo distrae la atención del problema” decía Achenson y añado, hasta tal punto que acaba con las organizaciones donde reina desbocado y como ejemplo a seguir.

En muchas organizaciones actuales, nutridas por el híper liderazgo y creerse imprescindible, el exceso de ego puede convertir el entorno laboral en una auténtica “jaula de grillos”, donde el ruido y la confusión obstaculizan la productividad y la armonía.

Desde los ocho años que participo en todo tipo de organizaciones, he acabado concluyendo que solo funciona un enfoque basado en la humildad. Puede ser extremadamente eficaz para transformar estos ambientes y fomentar un verdadero espíritu de equipo cuando la dirección está comprometida con ello y da ejemplo.

Para establecer una “Cultura de Humildad”, el primer paso para mitigar la influencia del ego es promover con el ejemplo una cultura de humildad dentro de la organización.

Esto implica que los líderes deben practicar lo que predican. La humildad en liderazgo no significa ser débil, sino reconocer que cada persona en la empresa tiene valor y puede aportar ideas útiles. Ver más allá de uno mismo. Algo indispensable en la incertidumbre y velocidad en la que vivimos para reaccionar.

Al poner el énfasis en las victorias del equipo, hablando siempre en plural, en lugar de los logros individuales, y mostrando apertura para aprender de los demás, se crea un ambiente donde los egos inflados tienen poco espacio para prosperar y convertir la propia organización en una sociedad de cigarras. Dónde se trata de poner de relevancia y a toda costa la individualidad por encima del propósito y la misión conjunta.

Esta transformación cultural no solo mejora la interacción entre los miembros del equipo, sino que también eleva la productividad al enfocar todos los esfuerzos hacia objetivos comunes y compartidos. Reducir el ego y aumentar la cooperación puede ser un desafío, pero es esencial para cualquier organización que aspire a ser resiliente y competitiva en el mercado actual. Si no, tendrá los días contados.

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