Cuando agendas una reunión en muchas ocasiones tienes claro el propósito, la persona que te puede ayudar y a la que deseas ver pero en algunas ocasiones pospones el lugar y este es tan importante como todo lo anterior.De hecho si en la definición de estado no falta un territorio para poder serlo, en tu importante reunión, el espacio o lugar también lo es.
Si estás en una posición de poder lo habitual es que invites a tu despacho u oficina a la persona sin reparar demasiado en los estados en los que esta elección física puede poner a cada uno. Tú estás en tu zona de máxima seguridad y confort pero los demás no y quizá no repares en la influencia que esto pueda tener.
Por eso admiro tanto a las personas que trabajan como comerciales, que confían solo en sus habilidades sociales a pesar de estar cambiando constantemente de interlocutor, de lugar y de contexto para poder llegar a una venta e incluso acabando de conocer a la persona son capaces de saber mucho de ella con solo observar.
A veces cuando he mantenido reuniones en los despachos que tenía asignados con otras personas, he podido comprobar por el lenguaje corporal lo tensas que muchas estaban fuera de su lugar familiar. Esto implica que puedan estar menos receptivas a las soluciones y propuestas que hagamos,que no lo entiendan bien o que se pongan a la defensiva sin razón aparente porque incluso que la estancia no esté a su temperatura adecuada puede influir definitivamente.
También he ido a diferentes oficinas a sesiones de coaching ejecutivo. Que alguien se sienta como un invitado no muy bien avenido en casa de otro en una importante negociación puede parecer muy atractivo para mostrar tu poder pero a veces se pierde la perspectiva y el propósito. Quizá buscar un lugar neutral puede significar todo.
La próxima vez que tengas una importante reunión o cita, igual que en la primera del amor, piensa en el dónde tanto como en el quién y en el para qué. El filtro de lugar en muchas personas es definitivo. Si te sirve cuéntamelo y compártelo. ¡Suerte!


