UN MISMO CUERPO

Una vez leí que debido a que en invierno apenas vemos nuestro cuerpo entre abrigos y ropa, llega el verano y estamos tan poco acostumbrados a él que nuestra relación se vuelve traumática en muchos casos.

Incluso en lugares donde solo estamos las mujeres y ninguna queremos ganar más premio que estar sana es habitual hablar de la figura propia para explicar algo que nadie pidió para excusar no estar perfecta. El “body shaming” o avergonzarse del propio cuerpo es una sombra que pesa sobre muchas mujeres, afectando nuestra autoestima y distorsionando la percepción de nuestro propio cuerpo y de nosotras mismas.

En su libro, Brené Brown habla sobre la vulnerabilidad como un acto de valentía y conexión. Aceptar nuestras imperfecciones y mostrarnos tal como somos es un desafío, pero también es una oportunidad para construir sororidad.

La sororidad es el vínculo de apoyo y solidaridad entre mujeres, un faro de esperanza en la lucha contra el body shaming. Al compartir nuestras experiencias, vulnerabilidades y logros, creamos una red de comprensión y fortaleza.

Es crucial recordar que cada cuerpo es único y hermoso en su diversidad, sobre todo es el único lugar que tenemos para vivir el resto de nuestra vida y que nuestro valor no reside en nuestra apariencia, sino en nuestra autenticidad.

Además siempre el acento es en lo que no nos gusta mientras olvidamos eso que sí. Propongo un verano creativo y motivador en el que nos invitemos una a otras a realzar lo que nos gusta de cada una y tratar de salir del círculo vicioso de las críticas negativas y de lo que no

Utilicemos nuestros elogios para visibilizar que hay una parte de nosotras que también obviamos creando un mosaico de inspiración y apoyo mutuo. Sobre todo tengamos el firme propósito de no critica todas esas cicatrices que nos ha dejado vivir y que nos hacen únicas. No hay mejor sensación que la que te deja la seguridad de ser eso, única.

Juntas, podemos cambiar la narrativa del body shaming, celebrando la vulnerabilidad como una fortaleza y la sororidad como el motor que nos impulsa a ser más compasivas y empoderadas. Porque cuando una mujer se levanta, todas nos levantamos. Dejemos de ir arrastrándonos de la toalla al agua. Todas merecemos disfrutar del verano.

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