AGRADECER MÁS, QUEJARSE MENOS

Si escuchas con atención para la mayoría, la queja parece ser la respuesta fácil ante los desafíos cuando es el poder del agradecimiento lo que representa una herramienta realmente transformadora.

Cuando nos quejamos, nuestro cerebro refuerza circuitos neuronales asociados con la negatividad. Cada vez que nos quejamos, esas conexiones se hacen más fuertes, facilitando que la queja se convierta en un hábito automático. Además, la queja constante libera cortisol, la hormona del estrés, que afecta negativamente nuestro sistema inmunológico, aumenta la presión arterial y reduce nuestra capacidad para pensar con claridad.

En resumen, la queja no solo nos mantiene atrapados en un ciclo de negatividad, sino que también impacta nuestra salud mental y física.Quejarse puede ser un escape momentáneo, pero agradecer es un cambio de perspectiva que nos conecta con lo positivo, incluso en medio de las dificultades.

El agradecimiento nos invita a pausar, a reconocer lo que sí funciona, lo que nos sostiene, y a las personas que nos acompañan en el camino. Es un acto de humildad y de fuerza, que nos permite ver oportunidades en lugar de obstáculos. Mientras la queja nos encierra en un círculo de negatividad, el agradecimiento abre puertas y nos impulsa hacia adelante.

Imagínate enfrentar cada reto con una actitud de gratitud, buscando siempre el aprendizaje detrás de cada experiencia. No se trata de ignorar lo que está mal, sino de decidir en qué enfocamos nuestra energía. Porque allí donde ponemos nuestra atención, florece nuestro potencial.

El agradecimiento no es solo una emoción, es una elección diaria que puede cambiar nuestra forma de vivir y de liderar. Hoy, elige agradecer más y quejarte menos. Descubrirás que, en cada situación, siempre hay algo por lo que sentirte afortunado.

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