Es una metáfora tan real y desgraciada como indignante de nuestros políticos que se ha hecho patente en Paiporta. Esa es la situación en la que la actual “alta política” lleva atorada los últimos años, basada en tirarse barro mutua e inútilmente en las Instituciones y fomentar el odio personal provocando situaciones como esta.
Si ya quedó claro durante la pandemia que la responsabilidad y las soluciones no eran su fuerte pero sí echar balones fuera con conflictos de competencias, esta DANA ha sido lo que ha puesto el foco en que vamos a peor. Tomándonos el pelo como siempre, sin evaluar nada, ni sacar conclusiones, enredados en procedimientos de distintas administraciones, distintos partidos, todo trufado de oportunismo y rancio bipartidismo.
La imagen que nos hacen dar es la de un país salvaje, sin recursos, sin desarrollar, con gobiernos fallidos a los que en lugar de informar y advertir, solo se les ocurre suspender cosas contratadas, con el perjuicio para los contratados para que, en su incapacidad más flagrante, parezca que hacen algo o arrogarse recogidas de alimentos que ya están haciendo otros.
Eso es a lo que llegan con nuestros impuestos en una emergencia. El verdadero ejército de solidaridad que emociona ver es el que cruza las pasarelas cargados con cubos y cepillos dejando patente la empatía ante la falta de la maquinaria pesada adecuada y la organizada ayuda necesaria.
Nadie puede legitimar la violencia a pesar de que la indignación, el hartazgo y la necesidad pueden hacer entender a los ojos de cualquiera que la desesperación y las rabia más absoluta, de haber perdido todo, haga perder también los nervios. Cualquier distopía sobre el fin del mundo parece hoy real al lado de personas que en pleno siglo XXI llevan cuatro días sin agua, comida o luz en una parte del país.
Por lo menos que aprendamos a ser exigentes con quienes nos gobiernan, a que nos informen como adultos, a que dividiendo la responsabilidad por partidos no hacemos nada y que esas visitas se hacen cuando toca o después de que lleguen los recursos o con botas de agua, pala en mano y pan y agua bajo el brazo.


