¿CUMPLES TUS PROMESAS? 

Cumplir las promesas que nos hacemos a nosotros mismos no es solo un acto de disciplina, sino de integridad personal y reprogramación cerebral. 

Andrew Huberman, experto en neurociencia, explica que cada vez que cumplimos un compromiso con nosotros mismos, activamos el sistema de dopamina en el cerebro, lo que genera una sensación de logro y refuerza el circuito de recompensa. Esto no solo nos motiva a seguir adelante, sino que literalmente fortalece nuestras conexiones neuronales, facilitando que el hábito se repita.

Cuando no cumplimos nuestras promesas, nuestro cerebro aprende a asociar intención con inacción, debilitando nuestra autoconfianza. Pero al hacerlo, incluso en pequeños pasos, reprogramamos el cerebro para esperar resultados positivos al actuar. Es como entrenar un músculo: cada vez que completas un compromiso, por pequeño que sea, fortaleces tu capacidad para confiar en ti mismo y seguir creciendo.

Empieza hoy con algo manejable: prométete algo simple, como caminar 10 minutos, leer dos páginas de un libro o beber más agua. Al cumplirlo, tu cerebro libera dopamina, motivándote a seguir construyendo hábitos positivos.

La próxima vez que te hagas una promesa, recuerda: estás remodelando tu cerebro para ser más fuerte, confiado y enfocado. Como diría Huberman, el progreso no se mide en grandes saltos, sino en la consistencia diaria. ¿Qué pequeña promesa puedes cumplir hoy para construir tu mejor versión? Tu cerebro está listo para transformarse contigo.

Deja un comentario