En la búsqueda de mejorar nuestras vidas, a menudo nos encontramos con consejos simplistas sobre la formación de hábitos. Con mis reflexiones y búsquedas, mi intención es ayudar y divulgar información actualizada que sea útil.
Como las recientes investigaciones de la Universidad de Surrey que revelan que los hábitos son más complejos de lo que se pensaba. Lejos de ser acciones automáticas inquebrantables, los hábitos son enlaces mentales entre situaciones y respuestas que compiten con otras fuerzas internas, como intenciones y emociones, para influir en nuestro comportamiento.
Imagina que has establecido el hábito de correr cada mañana. Un día, el clima frío te desanima y decides quedarte en casa. Este ejemplo ilustra cómo otros impulsos pueden anular nuestros hábitos, demostrando que la formación de un hábito no garantiza su mantenimiento constante.
Para fortalecer nuevos comportamientos, es esencial no solo formar hábitos, sino también desarrollar estrategias efectivas y planes de contingencia, un plan B para superar interrupciones. Es decir, prever otros escenarios.
Por ejemplo, si tu objetivo es desayunar saludablemente, tener opciones rápidas y nutritivas disponibles puede ayudarte a mantener el rumbo incluso en días ajetreados.
Al enfrentar hábitos no deseados, considera métodos como evitar los desencadenantes, dificultar la realización del comportamiento o reemplazar el hábito negativo por uno positivo. Estas tácticas pueden reducir la probabilidad de que los comportamientos indeseados ocurran automáticamente.
Comprender la verdadera naturaleza de los hábitos nos ayuda para tomar decisiones más conscientes y efectivas en nuestro camino hacia el cambio personal. Al reconocer que los hábitos son solo una parte de la ecuación, podemos diseñar estrategias más sólidas para alcanzar nuestros objetivos y mantener el progreso a largo plazo y afrontar mejor nuestros propósitos de año nuevo.


