SER O NO SER… MUJER 

Este 8 de marzo ha sido ver  “La sustancia” lo que me ha hecho reflexionar sobre esto. No solo por la metafórica película sino por todo lo que he leído sobre ella, sobre Moore y sobre su no Óscar. Además no me digáis que no no es irónico que su criticado rol de stripper en los 90 haya sido aclamado en el del siglo XXI  en “Anora”. 

Tengo claro que todas las mujeres nos enfrentamos, en algún momento de la vida, a una elección silenciosa pero poderosa, ser  tú misma o adaptarte al medio. Puede que sea con tu carácter, tu físico, tu edad,tu situación, tus sueños, tu proyectos, tus actitudes o tus decisiones. La presión de encajar en lo que “se espera” de nosotras es real y constante, y no siempre es fácil resistirla.

Si eres demasiado directa, eres agresiva. Si eres demasiado amable, eres débil. Si te arreglas mucho, eres un frívola y es para llamar la atención. Si no lo haces, es que te has descuidado. El entorno define las reglas y parece que, hagamos lo que hagamos, nunca está bien  ni es suficiente. Y ahí es donde aparece la encrucijada, seguir el guion o escribir el propio o seguir en esa zona de indecisión en la que drenas tu energía y acabas por no saber quién eres si no es en función de alguien o algo.

Pero ser auténticamente tú no es solo una decisión personal, tengo claro que es también un acto colectivo. Entre nosotras tenemos el poder de reforzar o debilitar esa autenticidad, de acabar con el miedo a ser, hacer y parecer  lo que a cada una nos dé la gana en cada momento de nuestra vida.

Podemos hacer algo simple pero eficaz, apoyar a quien se atreve a ser distinta  en lugar de criticarla para seguir perteneciendo a un grupo en el que quizá ni siquiera estemos representadas y a veces ni respetadas, ni el trato ni en las decisiones.

Pertenecer es una necesidad básica. El cerebro interpreta la exclusión social como una amenaza real, activando las mismas áreas que el dolor físico. Sé que es más fácil adaptarse que arriesgarse a quedarse fuera pero a qué precio. La verdadera fortaleza está en que construyamos entornos donde la autenticidad sea valorada, no castigada. 

Ser tú misma es un acto de valentía, pero también de liderazgo. Y apoyar a otra mujer en ese camino es una forma de reforzar el tejido social que realmente nos sostiene aunque tú misma todavía no te hayas atrevido a dar ese paso. Apoya a las demás mientras tú te atreves a dejar de adaptarte. 

Deja un comentario