LA SERPIENTE Y EL LIDERAZGO SILENCIOSO

Hace muchos siglos, en Irlanda, vivía San Patricio, un hombre que no buscaba el poder, pero que tenía la capacidad de ver más allá de las apariencias. La isla estaba infestada de serpientes que no solo traían veneno y miedo, sino que simbolizaban los conflictos internos y la desunión entre los pueblos.

Los líderes de las tribus intentaron acabar con las serpientes por la fuerza: algunos ordenaron incendiar los campos, otros organizaron cacerías, pero las serpientes siempre volvían, más numerosas y más agresivas. La tensión entre los líderes aumentaba, y la población, agotada y sin esperanza, empezaba a creer que nunca encontrarían una solución.

Entonces, San Patricio hizo algo inesperado. En lugar de enfrentarse directamente a las serpientes, se acercó a ellas en silencio. No las atacó ni las desafió; simplemente tocó una campana y caminó hacia el mar. Las serpientes, atraídas por el sonido, lo siguieron en una larga y ordenada procesión. Cuando llegaron al borde del acantilado, San Patricio caminó hacia el agua, y las serpientes lo siguieron, desapareciendo para siempre en las profundidades.

Los líderes quedaron atónitos.

—¿Cómo lo hiciste? —preguntaron.

—En lugar de luchar contra el caos, hice que el caos se dirigiera hacia un propósito —respondió San Patricio.

Desde ese día, los líderes entendieron que el verdadero liderazgo no siempre está en la fuerza, sino en la capacidad de guiar con calma, de escuchar el ruido y convertirlo en orden. No se trata de destruir los problemas, sino de darles una dirección.

¿El verdadero líder impone el orden o guía el caos hacia una solución?

Deja un comentario