Hoy he pasado unas horas comiendo con un amigo, uno de los que la política me regaló hace años, nuestra conversación me ha hecho reflexionar sobre todos los años que hemos dedicado apasionadamente a la política, lo que nos ha dado y lo que nos ha quitado y quiero compartir algo con vosotros.
He tenido la suerte de no tener que renunciar nunca a mi familia, ellos que son las rocas de mi vida y tengo tan claro que pocas cosas pueden aportarme más que compartir tiempo con ellos. Para mí nunca ha sido una elección difícil, o era compatible, o no era. Y ellos me lo pusieron muy fácil, siempre se sumaron a mi compromiso, a mi entusiasmo, a mis locuras, a mis ilusas ilusiones.
Son ellos los que, a veces hoy, me recuerdan el coste de no haber usado en otro lugar mis capacidades y habilidades, y cómo parezco desaprovecharlas. Sí, realmente a veces han creído que estar ocupada en infinitas reuniones, atada por infinitos ceros, dando charlas y viajando sin parar —es decir, siendo “importante” para otros— me proporcionaría felicidad y bienestar. Pero yo sé que no.
Hace años, estudiando la pirámide de Maslow, entendí que las necesidades sociales son tan importantes, o más, que las físicas. Basta con mirar a otros lugares del mundo donde las privaciones materiales son enormes, pero la felicidad no es directamente proporcional a la riqueza.
Pienso en todas esas personas que, por la presión personal o social, sacrifican tiempo con quienes más quieren para conseguir más cosas que ofrecerles. ¿Más estabilidad, más seguridad, más reconocimiento? Pero me pregunto, si esas personas, sus rocas, desaparecieran de la faz de la Tierra, ¿cuánto dinero serían capaz de pagar para que volvieran?
Esa es la verdadera medida de la felicidad. No está en el éxito, ni en los logros profesionales, ni en la admiración externa. Está en la gente que te espera en casa, en las conversaciones compartidas, en las risas y los silencios cómodos. La felicidad no es tenerlo todo, es saber que, aunque lo perdieras todo, habría alguien dispuesto a sentarse contigo para empezar de nuevo. Gracias amigo.


