PAY PER PERSON: METECOS MILLONARIOS

La nacionalidad, que alguna vez fue un derecho ligado a la identidad y la pertenencia, se ha convertido en otro producto de lujo cuando Trump lo ha llevado al siguiente nivel, proponiendo un modelo de ciudadanía por pasta, vendiendo tarjetas de residencia a cambio de una inversión económica considerable. Ya dice ha vendido más de 1000, solo accesible para quienes tienen suficiente capital.

Esos que no tienen fronteras y sí jurisdicciones favorables. Los que pueden nacionalizarse donde haya menos impuestos, donde la regulación los proteja o donde comprar un pasaporte les abra puertas.

Es, en esencia, la versión moderna de los metecos de la antigua Grecia. En Atenas, los metecos eran extranjeros que podían vivir, trabajar y contribuir económicamente a la ciudad, pero sin ser ciudadanos. No podían votar ni ocupar cargos públicos. La residencia era un privilegio económico, no un derecho político.

La diferencia es que, en la Atenas clásica, cualquier extranjero podía convertirse en meteco. En la versión moderna de Trump, solo los millonarios podrán serlo.

La ironía es que nos venden la idea de patriotismo mientras los que realmente mandan no son de ninguna nación, solo de su propio interés.El acceso a los derechos civiles y sociales, que alguna vez fueron el núcleo del contrato social, ahora es un lujo sujeto a una transferencia bancaria.

Si en la antigua Grecia los metecos sostenían la economía sin ser parte del cuerpo político, en la actualidad los nuevos metecos millonarios harán lo mismo, pero con una diferencia clave, no habrá ningún prostatés que los regule, porque los gobiernos ya están diseñando las leyes proteccionistas a medida. Si la lealtad se mide en capital, ¿qué queda del acuerdo social que construyó nuestras democracias?

Tal vez la verdadera pregunta no es qué país nos pertenece, sino a quién pertenece el país en el que vivimos. Y la respuesta parece clara “Make the rich even richer again.”

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