EL ERROR DEL CAFÉ PARA TODOS

Mucho se estudia e investiga sobre la motivación laboral y muchas teorías se repiten como si aún fueran útiles para el reto de mantener el talento que enfrentan las corporaciones. Viejas fórmulas con atávicos liderazgos que pretenden hacer pasar por vino nuevo lo que no deja de ser la misma botella de siempre.

La ley del mínimo esfuerzo a la hora de averiguar qué motiva a cada uno de sus empleados acaba imponiendo el mismo sistema para todos. Un café para todos que en realidad amplifica la inequidad y refuerza la sensación de que nadie tiene en cuenta tu esfuerzo ni tu talento.

Somos seres sociales. Por mucho que nos vendan la idea de competir con las máquinas lo cierto es que la comparación consciente o no forma parte de nuestras herramientas favoritas. De ahí nace una de las causas más comunes de la desmotivación: la inequidad. Muchas veces no se trata de lo que tengo sino de cómo el sistema reparte.

He vivido lo suficiente entre funcionarios para saber que su fórmula mágica para la paz social es precisamente el café para todos. Y es la peor de las opciones. No hablaré de la lealtad política y otras cuestiones que contaminan el trabajo pero desde luego gran parte de los problemas de nuestra burocracia nacen ahí.

Si quieres empezar a atajar la desmotivación revisa tu sistema de recompensas. Pregúntate si es equitativo. Porque motivar no es dar lo mismo a todos sino dar a cada uno lo que merece y asegurar lo que necesita para crecer.

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