Eso es lo que me produce observar con detenimiento la situación actual. Las distintas velocidades, capacidades, perspectivas, preocupaciones y soluciones que se proponen a los escenarios tan dispares que cada uno ve.
Mientras unos vaticinan la desaparición de muchos de los empleos que conocemos y nos remiten a rentas básicas y un ocio obligado, otros lo comentan entre risas nerviosas por todavía conservar los suyos.
Unos hablan de ampliar la edad de jubilación mientras empresas antaño públicas prejubilan a los nacidos en 1971 y cuando los mayores de 50 que salen del mercado laboral apenas pueden volver a entrar en condiciones dignas para sumar algún beneficio a la nunca asegurada jubilación.
Mientras quienes adquieren habilidades novedosas pueden hacer el trabajo de tres, otros tratan de reducir en el discurso la jornada que en particular ninguno de los que tiene que aplicársela a sus trabajadores piensa hacerlo.
Mientras los que necesitan conciliar son obligados a volver a las oficinas, los que requieren por salud mental hacerlo son obligados al remoto en cualquier caso. Todo al revés.
Nunca ha sido tan fácil ir dal detalle y tenerlo en cuenta con tantas tecnologías y algoritmos pero parece que solo es interesante para buscar la manera de manipular el comportamiento de los scrollers irredentos.
Mientras por encima de las capas de los gobiernos están los que van y vienen al espacio y a Marte y nada les aplica, los de debajo tratamos de sacar la cabeza entre tanta capa de grasa que asfixian y angustian.


