YA NO JUEGAN A LA LIMA

El otro día recordaba con algunos amigos nuestros juegos en la plaza del pueblo, a la lima, el truque, el béisbol, rescate, balón prisionero, patinar sobre ruedas, al rescate… ¿qué tienen todos ellos en común? 

Dos cosas principales se jugaban al aire libre a pesar del frío, el viento y la lluvia y se jugaban en grupo. Además también conllevaban movimiento y actividad física. Todas esas cuestiones parece que ocurren ahora dentro de una pantalla.

En la que no hay compañeros, tampoco aire libre y menos movimiento. Cuando el mundo no ha sido nunca tan seguro como ahora el acceso a tanta información hace que temamos por los pequeños más que nunca, asfixiándolos entre nosotros y  enjaulándoles en nuestras casas. 

Es más importante para nosotros su rendimiento y multiplicar sus habilidades que que disfruten de su infancia. Quizá no  dure tanto tiempo y a lo mejor tampoco les estamos preparando para el mundo que van  a vivir. 

Apenas se aburren, tampoco saben hacer más amigos que los que la propia proximidad física les procura en clase o la parental con los hijos de sus amigos. Tan aislados son carne de cañón de los infames de las redes. 

Todo está protección afecta a su autonomía a su desarrollo y sobre todo a la frustración que les genera. no conseguir con la inmediatez que exige su tiempo, lo que quieren. 

No lo estamos haciendo demasiado bien con los jóvenes pero parece que tampoco con los pequeños que a pesar de ser responsabilidad de sus padres, todos formamos parte de su comunidad en la que deben vivir y ahora parece que también sobrevivir. 

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