EL MITO DE NO TENER TIEMPO

Cuando alguien dice no tengo tiempo casi siempre está diciendo otra cosa. No lo he decidido. No lo he priorizado. No me veo haciéndolo de verdad. Porque cuando algo nunca ha estado en tu mapa mental no aparece hueco alguno en la agenda. El tiempo no se encuentra, se asigna. Y en el caso de la actividad física, más. 

Algunos de mis coachees insisten en que pasan el día trabajando y que no queda espacio para nada más. Es decir para ellos y su cuidado, no. Lo dicen convencidos. 

Recuerdo a mi padre llevándonos, a mis hermanos y a mí,  al gimnasio todos los días. Refunfuñábamos claro. Decía que el día que inventaran un jarabe que te mantuviera sano y fuerte dejaríamos de ir. Hasta entonces había que encargarse uno mismo. A día de hoy ,ese jarabe sigue sin aparecer.

Sin llamarme nadie por el camino del deporte encuentro el momento. Cambio de actividad cuando hace falta. Caminar, pilates, yoga, fuerza. Cambio de horario por la mañana, a mediodía o por la noche. No lo idealizo. No lo hago perfecto. Hago posible. Todo mientras sigo esperando el elixir de la vida sin perder la esperanza.

Para quienes siguen convencidos de que no tienen tiempo propongo un ejercicio incómodo pero revelador. Sentarse con papel y boli. Dibujar un horario como los que teníamos de pequeños. Todas las horas del día. Rellenar con obligaciones reales. Siendo honestos. Y luego mirar los huecos.

La pregunta no es si tienes tiempo. La pregunta es si estás dispuesto a verte cuidándote. Porque cuando algo importa de verdad siempre encuentra su lugar. Aunque no sea bonito. Aunque no sea ideal. Aunque sea tarde.

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