EL ESPEJO DE AGUA

Adrián dirigía una de las empresas más innovadoras del sector financiero. O al menos, así lo creía. Se enorgullecía de su capacidad de planificación y control, pero últimamente sentía que el mundo avanzaba más rápido que sus estrategias.

Un día, un socio le habló de un anciano en un pequeño pueblo, famoso por su sabiduría en los negocios. Movido por la curiosidad, Adrián decidió visitarlo.

El anciano lo llevó hasta un lago cristalino y le dijo:

—Lanza una piedra al agua.

Adrián lo hizo, y las ondas se expandieron en círculos perfectos.

—Ahora, trata de detenerlas —dijo el anciano.

Confundido, Adrián metió las manos en el agua, intentando frenar el movimiento. Pero cuanto más se esforzaba, más turbulento se volvía el lago.

El anciano sonrió.

—Así es la vida y los negocios. Algunos creen que la clave del éxito está en controlar cada onda, en resistir cada cambio. Pero la verdadera maestría está en fluir con ellos, en saber cuándo dejar que el agua se mueva y adaptarse a su ritmo.

Adrián guardó silencio. Había pasado años tratando de controlar lo incontrolable, cuando quizás la clave estaba en ajustarse al cambio en lugar de pelear contra él.

Desde ese día, transformó su liderazgo. Aprendió a observar, a escuchar, a cambiar de rumbo cuando era necesario. Y con ello, su empresa no solo creció, sino que se convirtió en un referente de innovación.

Porque en el mundo de los negocios, como en el agua, el que se adapta, fluye. Y el que fluye, siempre avanza.

DOS AÑOS PERDIDOS CON EL DEBATE EQUIVOCADO

Mientras seguimos discutiendo si el salario mínimo interprofesional debe tributar o no, seguimos sin abordar el verdadero problema, ¿qué proyecto vital se puede llevar a cabo con ese dinero?, ¿qué motivación puede tener alguien que se lo dan como si fuese un regalo que debe agradecer? 

No tenemos un mercado laboral que permita a las personas avanzar y progresar vitalmente. Nos conformamos con contratos precarios, con una estructura productiva anclada en el pasado y con debates estériles que no nos acercan ni un paso al futuro que necesitamos. Tenemos debates de perdedores. 

Hace dos años propuse  que la inteligencia artificial podía ser el motor de nuestro impulso productivo, la clave para salir de este bucle de baja productividad y salarios estancados. Pero nadie es profeta en su tierra y lo que hace dos años causaba hilaridad, hoy lamentamos  patéticamente que llega tarde.

Y hoy, mientras seguimos atrapados en los mismos discursos de siempre, Europa despierta de golpe y se da cuenta de que debe acelerar para no quedar rezagada en una carrera en la que ni siquiera había reconocido que había que correr.

No podemos seguir perdiendo el tiempo. En el último año se han inventado tantas cosas como en los cien años anteriores. La velocidad es  de vértigo.

No podemos permitir que la innovación llegue tarde a nuestro país, ni que nuestros debates sigan girando en torno a cómo sobrevivir con lo mínimo en lugar de cómo construir lo máximo. O apostamos por un cambio real en nuestro modelo político y productivo o dentro de otros dos años seguiremos debatiendo lo mismo, mientras el mundo avanza sin esperarnos. 

LAS OPAS DE LOS BRAVUCONES

La política internacional se parece cada vez más al patio de un colegio. Pero no uno cualquiera, sino uno donde los bravucones han impuesto sus reglas, primero llamar la atención, ese oro actual tan preciado, para ello no hay que escatimar, el que grita más fuerte, insulta y amenaza es quien manda. Ya no se juega en equipo, ahora todo se rige por aumentar viejas cuestiones como aranceles y fronteras, donde cada uno protege su parte del patio con muros y restricciones. Como si fuese posible que tuviésemos la misma mentalidad que hace cien años. 

Las guerras tradicionales siguen ahí tristemente pero han surgido nuevas formas de agresión, ahora, además de la fuerza, los más poderosos usan las “opas hostiles” incluso contra empresas de sus países con aire caciquil. No solo con balas, sino con dinero, influencia y presión económica, absorbiendo mercados, destruyendo a sus rivales desde dentro. Siendo maximalista en las posiciones para luego empezar a negociar. En este patio, las alianzas se rompen al menor desacuerdo, y la cooperación es vista como un signo de debilidad.

Sin embargo, los patios no siempre han sido así. Hubo un tiempo en que el progreso se construía con diálogo, acuerdos y cooperación. En ese patio algunos nos sentíamos partícipes de algo más grande que nosotros y sumábamos. No todos estábamos de acuerdo, pero sabíamos que juntos llegaríamos más lejos.

Hoy, el desafío global se ha reducido a quién impone más miedo y yo me pregunto, si los ciudadanos hemos caído en esas redes y no somos capaces de ver quién es capaz de romper esta dinámica y demostrar que la cooperación sigue siendo la mejor estrategia. En este patio convertido en campo de batalla económico, o aprendemos a jugar juntos y recordamos que es la única forma de que ganemos todos o nos quedaremos atrapados en un mundo donde nadie gana realmente. 

“SHINRIN-YOKU”

Hace muchos años que propuse en mi Ayuntamiento que tuviésemos asesoramiento deportivo para que todos los vecinos hicieran alguna actividad física y premiarlo con bonificaciones culturales y educativas. 

Más tarde lo intenté con la receta deportiva y con una deducción en el IRPF por hace alguna actividad física pero no parece que los cientos de miles de estudios que existen sobre la mejora de la calidad de vida y de longevidad sean suficientes. 

Incluso en Japón, los médicos no solo recetan medicamentos, también prescriben Shinrin-Yoku, o baños de bosque, una práctica que consiste en sumergirse en la naturaleza con todos los sentidos. No es necesario hacer senderismo como yo, ni ejercicio intenso, sino simplemente estar presente, respirar y conectar con el entorno.

Estudios de la Universidad de Chiba han demostrado que pasar tiempo en la naturaleza reduce el cortisol, la hormona del estrés, y fortalece el sistema inmunológico. Caminar entre árboles disminuye la presión arterial, mejora la concentración y potencia el estado de ánimo, ya que la exposición a fitoncidas (compuestos liberados por los árboles) estimula nuestras defensas naturales.

Es sencillo y no necesita especial equipamiento para aplicar el Shinrin-Yoku, solo necesitas un espacio verde, un bosque, un parque o cualquier lugar con vegetación. Camina lentamente, respira profundo, escucha los sonidos del viento y el canto de los pájaros. Deja el móvil y concéntrate en el momento.

A veces, la mejor receta para el estrés no está en una pastilla, sino en la sabiduría de la naturaleza. ¿Cuándo fue la última vez que te diste un baño de bosque?

EL LATIDO DE LA EMPRESA

El despacho de Martín en la sede de GlobalCorp tenía vistas a toda la ciudad, pero últimamente no veía más que números en rojo y empleados agotados. Como CEO, había probado de todo: más reuniones, nuevos incentivos, incluso contrató a una consultora para “reorganizar el talento”. Nada funcionaba. La empresa parecía un gigante dormido.

Una tarde, su antiguo mentor, el señor Ferrer, lo visitó. Escuchó con calma y luego le preguntó:

—¿Has tomado el pulso de tu empresa?

Martín frunció el ceño.

—¿El pulso?

Ferrer sonrió y sacó un pequeño metrónomo de su bolsillo.

—Toda organización tiene un ritmo. Si es lento y monótono, es la inercia cómoda: la gente hace lo justo y necesario. Si es casi inexistente, es la resignación: empleados agotados, sin fe en el futuro. Pero si el ritmo es frenético y descontrolado, entras en la energía corrosiva: egos, conflictos y agotamiento.

Martín se quedó en silencio. Su empresa tenía algo de cada uno.

—¿Y cómo cambio ese ritmo?

Ferrer giró el metrónomo hasta encontrar un ritmo constante.

—Necesitas energía productiva. No se impone con discursos ni correos motivacionales. Se genera con confianza, pasión y reconocimiento. La clave está en los líderes: si ellos vibran alto, la empresa lo siente.

Martín tomó el metrónomo y, por primera vez en meses, sonrió. Había estado buscando soluciones en los números, pero el verdadero cambio empezaba en la energía que transmitía.

Al día siguiente, en lugar de enviar otro informe, recorrió las oficinas, preguntó, escuchó y agradeció. Y poco a poco, la empresa comenzó a latir de nuevo.

EL DÉJÀ VU LABORAL

Aunque Keynes predijo que en 2030 trabajaríamos solo 15 horas semanales gracias al avance tecnológico, no sabía que seguiríamos atascados en sus tesis del gasto público sin más objetivo manteniendo  jornadas extensas, a pesar del crecimiento de la productividad.

La reducción de la jornada laboral en España vuelve al debate público con la propuesta de bajar de 40 a 37,5 horas semanales. No es la primera vez que ocurre. En 1983, la reducción de 44 a 40 horas fue recibida con entusiasmo por los trabajadores, pero con escepticismo por la patronal, que argumentaba un impacto negativo en la competitividad. Cuatro décadas después, los argumentos se repiten en ambas partes. Muy moderno todo. 

Experiencias recientes en empresas como Software DELSOL o Microsoft Japón han mostrado que jornadas más cortas pueden aumentar la productividad y mejorar el bienestar de los empleados. Sin embargo, casos en Francia y Alemania han demostrado que la reducción de horas no siempre genera más empleo ni mejores condiciones laborales.

Los estudios científicos presentan un panorama mixto: algunos revelan mejoras en la eficiencia y la salud de los trabajadores, mientras que otros advierten sobre un aumento de costos y dificultades en sectores como la hostelería y la sanidad.

Si queremos evitar un déjà vu sin progreso, esta medida debe aplicarse con pragmatismo: pruebas piloto, ajustes sectoriales y medición de impacto real. Como cualquier startup. Sin que el café para todos acabe por denostar la medida. Solo así podremos saber si la reducción de jornada será un avance o un espejismo laboral que se repite en el tiempo sin generar verdaderos cambios. Solo para ganarse medallas. 

Como nos gusta lo antiguo, Keynes argumentaba que este aumento en la productividad permitiría a las personas dedicar más tiempo al ocio y al desarrollo personal, ya que las necesidades económicas básicas estarían cubiertas con menos horas de trabajo. Sin embargo, reconocía que uno de los principales desafíos sería cómo emplear el tiempo libre de manera satisfactoria y significativa. Pues con ese desafío me quedo a la velocidad que va esto. 

BUSCANDO UNICORNIOS 

En muchas organizaciones y empresas, la formación interna y el coaching son vistos como un gasto en lugar de una inversión. Se espera que las personas tengan inquietudes, dinero y tiempo para que  se adapten, aprendan por sí solos y sean “resolutivos”. 

Pero cuando el mercado cambia y las necesidades evolucionan, esas mismas empresas y organizaciones buscan desesperadamente al trabajador unicornio. Ese alguien que ya tenga todas las habilidades, experiencia y actitud perfecta, sin haber pasado por ningún proceso de desarrollo dentro de la compañía.

El problema es que los unicornios, como todos sabemos, no existen, o si lo hacen, son escasos y costosos. Mientras tanto, estas personas que podrían haber crecido con formación constante se marchan o quedan desactualizados. 

Según un estudio de la Harvard Business Review, las empresas que invierten en formación continua tienen un 47% más de retención de talento y un 24% más de productividad. Y si no, haz como yo e invierte en ti mismo, cree en el aprendizaje continuo en tener mente de aprendiz y curiosidad infantil. 

Desde la neurociencia sabemos que el aprendizaje no es un evento puntual, sino un proceso continuo. El cerebro necesita repetición, aplicación práctica y actualización para consolidar conocimientos y adaptarse a nuevos desafíos. 

Si una empresa u organización no fomenta este desarrollo, esas personas  quedarán atrapados en la obsolescencia funcional, y en lugar de potenciar el talento interno, se verán obligados a salir al mercado en busca de un perfil ideal que probablemente no exista.

El verdadero talento no se encuentra, se cultiva. Quien apuesta por la formación constante no solo construye equipos más capaces, sino que evita la frustración de perseguir lo inalcanzable. ¿Formar o buscar unicornios? La respuesta es evidente.

EL PODEROSO “BUENOS DÍAS”

Seguro que conocéis a alguien que se queja de estar en un chat en el que solo dicen “buenos días” porque le parece algo simple y sin sentido, bueno pues la ciencia les contradice.

Parece un pequeño gesto pero puede tener un impacto mayor del que imaginamos. La neurociencia ha demostrado que la interacción social positiva activa circuitos cerebrales clave relacionados con la felicidad y el bienestar emocional.

Un estudio de la Universidad de California reveló que los pequeños actos de conexión diaria pueden aumentar la liberación de oxitocina y serotonina, neurotransmisores que reducen el estrés y fortalecen las relaciones interpersonales.

Cuando enviamos un mensaje afectuoso por la mañana, no solo generamos una sonrisa en el otro, sino que nuestro propio cerebro responde con una sensación de recompensa y satisfacción. Según investigaciones publicadas en Nature Neuroscience, las interacciones sociales regulares estimulan la corteza prefrontal, una región clave para la regulación emocional y la toma de decisiones.

Este hábito también impacta nuestra resiliencia. En momentos de dificultad, saber que alguien piensa en nosotros nos ayuda a enfrentar mejor el día. La neurociencia confirma que sentirse apoyado reduce la actividad en la amígdala, la estructura cerebral encargada de procesar el miedo y la ansiedad, permitiéndonos afrontar los desafíos con más calma.

Incorporar este gesto a nuestra rutina es sencillo y poderoso. Un mensaje, una llamada breve o un pequeño saludo puede fortalecer nuestras conexiones y mejorar nuestra salud mental. No subestimes el impacto de un buenos días: es un recordatorio de que no estamos solos y de que, con pequeños gestos, podemos hacer que la vida sea un poco más amable.

Seguro que ya no piensas lo mismo que cuando empezaste a leer esto así que, a quién vas a enviar tu próximo mensaje.

EL ESPEJO DE RAJ

Raj era un alto ejecutivo en Bombay, siempre ocupado, siempre corriendo. Desde joven había creído que el éxito era acumular títulos, poder y reconocimiento. Sus días se llenaban de reuniones interminables y noches en las que apenas dormía, convencido de que su esfuerzo lo haría invencible.

Un día, su mentor, un anciano empresario que había construido un imperio desde cero, le hizo una pregunta inesperada:

—Raj, dime, ¿qué ves cuando te miras en el espejo?

Raj sonrió con orgullo. —Veo a un hombre exitoso, con influencia y respeto.

El anciano negó con la cabeza. —Mañana, ve a la orilla del río y mírate en el agua. Luego dime qué ves.

Intrigado, Raj fue al amanecer al Ganges. Se inclinó sobre el agua y vio su reflejo danzar con la corriente. Pero esa imagen no era rígida ni controlada, sino cambiante, vulnerable. De repente, se dio cuenta: había construido su identidad sobre logros externos, pero no sobre quién realmente era.

Esa mañana fue un despertar. Comenzó a observarse con honestidad: su miedo al fracaso, su necesidad de aprobación, su desconexión con sus valores. Aprendió que un verdadero líder no se define por su cargo, sino por su claridad interior.

Semanas después, en una reunión clave, Raj no se centró en demostrar su poder, sino en conectar con su equipo. Escuchó más, habló con propósito y tomó decisiones desde la confianza, no desde la presión.

Cuando su mentor lo vio de nuevo, sonrió.

—Has aprendido, Raj. No se trata de lo que el mundo ve en ti, sino de lo que tú ves en ti mismo. Solo quien se conoce puede liderar con sabiduría.

Desde entonces, cada mañana Raj no solo veía su reflejo. Se reconocía en él.

AÑO DE LA SERPIENTE: DEJA ATRÁS, APRENDE Y RENACE. 

Esta mañana me felicitaba el Año Nuevo Chino mi  acupuntora, terapia en la que me acabo de iniciar y que ya os contaré. Eso me hizo indagar qué año era y reflexionar sobre ello.

Este Año Nuevo Chino trae consigo la energía de la Serpiente, un símbolo que en principio nos puede producir todo tipo de escalofríos pero que significa transformación, intuición y resiliencia. La serpiente no se aferra a su piel vieja, la deja atrás cuando ya no le sirve. Este año nos invita a hacer lo mismo, soltar el pasado, aprender de él y avanzar con mayor sabiduría.

En inteligencia emocional, este proceso es clave para nuestro bienestar. Aferrarnos a experiencias pasadas, errores o resentimientos solo nos limita. La Serpiente nos recuerda que cada vivencia, incluso la más difícil, es una oportunidad de crecimiento si sabemos integrarla en nuestro aprendizaje. No se trata de olvidar, sino de transformar el significado de lo vivido para impulsarnos hacia adelante.

También  sabemos que la resiliencia no es innata, sino que se entrena. Nuestro cerebro es plástico y se adapta a nuevas formas de interpretar la realidad. Cada vez que elegimos dejar atrás lo que nos pesa y enfocarnos en lo que nos fortalece, reforzamos circuitos neuronales que nos hacen más resistentes y flexibles ante la adversidad.

Este año, inspírate en la Serpiente: deja atrás lo que ya no suma, aprende de cada experiencia y renueva tu mentalidad. El cambio no es una amenaza, sino una oportunidad para evolucionar. ¿Qué es lo primero que vas a soltar?

LA INTELIGENTE COPIA CHINA 

Este verano, durante mi viaje a India, insistí a varios artesanos, en pausadas charlas acompañadas de té, en que hicieran y compartieran sus páginas web y así poder adquirir online las increíbles obras de arte de las que se sienten tan orgullosos. Su respuesta fue sorprendente: algunos se negaron, explicándome que temían que sus creaciones fueran copiadas por los chinos. Y, siendo realistas, no les faltaba razón.

Me hubiera gustado ver la cara a los oligarcas tecnológicos norteamericanos que  no dudaron en congregarse como modernos señores feudales alrededor de su “rey” durante su reciente toma de posesión cuando la inteligencia artificial china  DeepSeek hacía su aparición, desafiando  su liderazgo occidental en tecnología.

El joven empresario chino detrás de DeepSeek, con apenas 40 años, no tuvo reparos en declarar que su sistema se había desarrollado a partir del código abierto de las primeras inteligencias artificiales creadas en Occidente. Su modelo, según explica, es más barato y, aparentemente, más eficiente.

Por curiosidad, decidí iniciar una conversación con DeepSeek. Mi primera pregunta fue directa: “¿Qué puedes decirme sobre la diferencia entre la dictadura china y la democracia estadounidense?”. Su respuesta fue precisa y fría sin negar ningún extremo. 

“La dictadura china y la democracia estadounidense representan dos modelos opuestos. China, bajo el Partido Comunista, prioriza el control estatal y el crecimiento económico, limitando libertades individuales. Estados Unidos, basado en la democracia, defiende las libertades civiles, la separación de poderes y elecciones libres. Mientras China enfatiza la estabilidad y el desarrollo colectivo, EE.UU. promueve los derechos individuales y la participación ciudadana. Ambos sistemas tienen críticas: China por su falta de libertades y EE.UU. por desigualdades y polarización. Cada modelo refleja prioridades diferentes: orden vs. libertad, colectivismo vs. individualismo.”

Leer esto puede abrirnos  las carnes a cualquier liberal, pero lo más inquietante es lo que vino después: DeepSeek planteó que, en esencia, el gran dilema de nuestro tiempo es elegir entre las prioridades que acababa de exponer. Y, por más que queramos evitarlo, esa elección definirá  el rumbo que tomaremos como sociedad.Sea la ideología que sea, esto son formas en un fondo mutante. 

LA LECCIÓN DE El “47” 

Seguro que alguno se ha quedado enredado entre el catalán, la ideología  y las subvenciones pero a mí  ver El 47 me ha recordado por qué creo tanto en el activismo y en la fuerza de la comunidad. 

La historia de  Manolo Vital, el conductor que desafió las excusas del Ayuntamiento para llevar el transporte público a Torre Baró es un ejemplo perfecto de cómo la ciudadanía puede lograr lo que las instituciones no hacen. 

Me recuerda a lo que conseguimos en Tres Cantos, donde vivo, cuando decidimos no esperar más por servicios que nunca llegaban. Gracias a la unidad de mis vecinos, logramos independizarnos  y demostrar que la fuerza colectiva puede cambiar la realidad, como tantas veces se ha hecho en Estados Unidos, donde no tienen la esperanza de que el estado les resuelva la vida y se toman su poder en serio. 

La película también me conecta con mi vocación política. En nuestra Comunidad todavía hay indignantes problemas que las administraciones no quieren abordar, como la situación de las personas que viven en la Cañada Real. Se repite la misma excusa de siempre, la misma que en la película: “Nunca es el momento de abrir el melón”. Pero el cambio no llegará si no actuamos. Esto me recuerda por qué me gusta la política y porque soy valiente y no cedo a los cantos de sirena, porque aún queda mucho por hacer y creo que solo el compromiso y la perseverancia nos harán avanzar.

Por último, la historia del conductor de El 47 también habla de vocación en la docencia, algo que llevo en mi ADN. Mi abuela, en plena posguerra, enseñó a leer a 100 niñas en condiciones imposibles; ¡eso sí que era pasión y dedicación y menuda ratio! Mi abuelo, mi madre y mi tía hicieron  ese mismo camino, transmitiéndome el valor de amar lo que haces.

El 47 no es solo una película, además de ser un artículo muy oportuno de nuestra Constitución, es un recordatorio de que, con unidad, vocación y compromiso, los ciudadanos podemos transformar nuestra realidad. ¿Qué estamos esperando para hacerlo?

YAGO, MI VIRTUOSO FAVORITO 

Hoy quiero rendir homenaje a mi amigo Yago, un auténtico virtuoso del clave y un ejemplo de resiliencia y pasión. Hace 12 años, un ictus cambió su vida por completo, obligándole a empezar desde cero. Pero con una fuerza y dedicación admirables, volvió a aprender a tocar el clave, logrando convertirse en un magnífico intérprete que ahora lleva el Barroco a nuevas alturas.

La política nos unió y gracias a eso recientemente tuve el privilegio de escuchar, una vez más, su interpretación del trabajo de Couperin. Fue un regalo para el alma. Cada nota parecía transportarnos a la corte francesa, con su elegancia y sofisticación características. 

Yago es para mí un ejemplo, un hombre que no se rindió, que convirtió la adversidad en arte y que hoy nos inspira con su talento y esfuerzo y en mi caso me toca la fibra sensible. 

Mi padre era un melómano irredente y el Barroco era su música favorita.  Escuchar a Yago fue como si cerrando los ojos fuese a encontrarle de nuevo al cruzar la puerta. Fue un mimo para el alma que le agradezco.

Es la neurociencia la que nos habla de que la música no solo toca el corazón, sino que también activa áreas del cerebro asociadas a la memoria, la emoción y la creatividad. En Yago, esto se traduce en cada interpretación, en cada historia que cuenta con su clave.

Gracias, Yago, por recordarnos que no hay límite para lo que podemos alcanzar cuando combinamos talento, trabajo y amor por lo que hacemos. Eres un verdadero maestro, en la música y en la vida y mi amigo. 

QUE LA VERGÜENZA CAMBIE DE BANDO 

Después de los últimas cambios políticos en otros países, asistir con estupefacción a juicios mediáticos vergonzantes  y ver la serie “Querer” insisto con preocupación en que la violencia de género no puede ser un tema que deba tratarse desde el partidismo ni el espectáculo mediático, sino con seriedad y compromiso. 

Casos como el horror de Dominique Pelicot en Francia nos enfrentan a nuestras propias miserias y demuestran cómo aunque ciertos enfoques polarizan y desvían la atención del verdadero problema, proteger a las víctimas y garantizar justicia, hay mujeres que son un ejemplo. 

Dominique, tras años de abuso, denunció a su esposo, enfrentándose no solo al sistema judicial, sino también al juicio público, que muchas veces pone en tela de juicio la credibilidad de las mujeres en lugar de centrarse en la violencia que han sufrido. Este tipo de cuestiones  no solo perpetúan la culpa hacia las víctimas, sino que también desmotivan a otras mujeres a buscar ayuda, temiendo no ser creídas para seguir en sus infiernos. Yo no quiero que las próximas generaciones  tengan miedo ni vergüenza de dar un paso al frente y salir de ese cotidiano horror. 

También sé que es crucial, por otro lado, penalizar las denuncias falsas de oficio para garantizar la integridad del sistema y evitar que se utilicen como excusa para desacreditar una lucha legítima. Sin olvidar que representan un porcentaje mínimo frente a la realidad abrumadora de las víctimas que aún no se atreven a hablar.

También es una cuestión de percepción que explica la neurociencia, entendemos que cuando las personas perciben justicia y coherencia en el entorno, se refuerzan las redes neuronales asociadas a la confianza y la seguridad. Esto subraya la importancia de un sistema que priorice la protección de las víctimas, dejando de lado los intereses políticos y mediáticos.

La violencia de género no es una cuestión ideológica, es una crisis social y humanitaria. Solo desde la seriedad y el compromiso podremos garantizar un futuro en el que nadie tenga que temer por su seguridad dentro de su propio hogar. Todos queremos que la vergüenza cambie de bando. 

GREDOS, DONDE LA INCOMODIDAD SE CONVIRTIÓ EN MAGIA.

La ruta de la que disfrutamos este fin de semana de la Plataforma a la Laguna, en una Sierra de Gredos nevada y helada, no solo fue un desafío físico, sino una experiencia que quedó grabada en mis sentidos.

Llegamos con un frío cortante de -5 grados, viento implacable y sin rastro de sol, la situación ideal para volver al coche y disfrutar de u café calentito en Hoyos del Espino. No fue fácil vencerse y quedarse pero con cada paso nos adentramos en un escenario que parecía sacado de otro mundo.

La nieve dura y el hielo hicieron que el recorrido se sintiera como un entrenamiento de precisión. Saltar entre las piedras y buscar el equilibrio en cada zancada helada era un reto que activaba todos mis sentidos y mi gusto por la aventura y el riesgo. Al mismo tiempo, la naturaleza nos regalaba escenas inigualables, cabras salvajes moviéndose con una elegancia que parecía imposible en un terreno así y vistas que quitaban el aliento más que el viento helado.

Lo que más disfruté además de la fantástica compañía, fue sentir cómo, a medida que avanzábamos, mi cuerpo y mi mente se adaptaban. Ese frío que al principio parecía una barrera se transformó en un estímulo que nos mantenía presentes al que más tarde ayudó el sol.

Sabiendo que la neurociencia asegura  que estas experiencias activan la neuroplasticidad, fortaleciendo la capacidad del cerebro para adaptarse a lo incómodo y convertirlo en aprendizaje, no había vuelta atrás. 

Esta ruta no solo me regaló paisajes y momentos únicos, sino también la certeza de que desafiar la incomodidad puede ser el mejor entrenamiento para la vida. Gracias a la propuesta de mi amiga Marta y a Navatrail por convertir un día gélido en una aventura de superación inolvidable.

Gracias siempre a la naturaleza, a la Sierra de Gredos por recordarme que, detrás del viento frío y las pendientes heladas, siempre hay un rincón de belleza y crecimiento esperando ser descubierto.

¿Qué incomodidad vas a abrazar hoy para desafiarte y crecer? Yo fui al gimnasio esta mañana , ¿ y tú? 

BLUE MONDAY, LA PROFECÍA AUTOCUMPLIDA 

Cada año, el tercer lunes de enero desde que nos despertamos o incluso el día anterior los originales y creativos medios lo anuncian  como el día más triste del año, el famoso Blue Monday. 

Ellos mismos después de insistir, lo denominan una fórmula pseudo-científica que combina clima, deudas post-festivas, propósitos de Año Nuevo olvidados y a alguno nos ha traído complicaciones con la caldera que nos ha llevado a rememorar olvidados viejos tiempos. 

Sin embargo, este día no es inherentemente triste puede que tú mismo lo hayas convertido en una profecía cumplida gracias a la constante atención mediática que recibe. Al recordarnos una y otra vez que “hoy es un día triste”, los medios refuerzan nuestras conexiones neuronales hacia lo negativo, atrapándonos en un ciclo pesimista.

Pero, ¿y si rompiéramos este patrón? La neurociencia nos ofrece una clave poderosa que recomiendo y practico, el agradecimiento. Practicar la gratitud activa el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y serotonina, neurotransmisores asociados al bienestar. Este simple acto puede reconfigurar nuestras conexiones neuronales, ayudándonos a salir del bucle negativo.

Hoy, en lugar de dejarte arrastrar por la narrativa del Blue Monday, o por tus hábitos negativos de queja y crítica, prueba algo diferente. Tómate cinco minutos para reflexionar sobre tres cosas por las que te sientas agradecido. Escríbelas, dilo en voz alta o compártelo con alguien. Este pequeño cambio de perspectiva puede ser suficiente para desbloquear las conexiones mentales negativas y abrir nuevas vías hacia la positividad.

El Blue Monday no tiene que ser una profecía inevitable. Tú eliges cómo interpretarlo y qué conexiones fortalecer en tu cerebro. Que haya descubierto su plasticidad te tendrá que seri ir de algo. Quizá este lunes pueda ser, en cambio, el día para recordar lo afortunado que eres y empezar la semana con una energía renovada o con el temazo de New Order a tope. Al mal tiempo… 😜

LIDERANDO UN CÓNCLAVE

Liderar cualquier grupo humano es un desafío para quien encuentra esa oportunidad en su camino o la busca. Ayer vi Cónclave y en ella el cardenal Thomas Lawrence, ofrece interesantes lecciones de liderazgo en un contexto de intriga y poder dentro del Vaticano.

Es difícil cuando todo a tu alrededor va en contra mantener valores como Integridad y justicia. Lawrence se enfrenta a las maniobras políticas de otros cardenales quienes buscan manipular la elección papal. A pesar de las presiones, Lawrence hace algo raro en nuestros días, mantiene su compromiso con la justicia y la transparencia, demostrando que un líder debe actuar con rectitud incluso en situaciones adversas.

Muestra humildad y autoconocimiento cuando experimenta una crisis de fe y duda de su capacidad para liderar. Esta introspección refleja la importancia de que un líder reconozca sus limitaciones y busque el crecimiento personal, entendiendo que la vulnerabilidad puede fortalecer su liderazgo.

Flexibilidad y decisión aunque Inicialmente no quiere asumir el rol que el destino le tiene preparado, reconsidera su posición al evaluar las necesidades de la Iglesia y las acciones de sus colegas. Su capacidad para adaptarse y tomar decisiones difíciles en momentos críticos subraya la importancia de estas habilidades en el liderazgo.

En resumen, el cardenal Lawrence ejemplifica un liderazgo escaso en nuestros días por discreto y humilde sin necesidad de foco constante, basado en principios éticos, autoconciencia y adaptabilidad, enseñanzas aplicables en cualquier ámbito.

También es interesante ver lo que siempre hemos imaginado que podría ser un momento así. Una oportunidad de acercarse a la política y las posiciones que existen en una Institución que es capaz de resistir en buena forma el paso del tiempo.

CONTRA EL DOOMSCROLLING, PONTE EN MODO AVIÓN. 

Mira qué oportuna la posible venta de Tik Tok a Musk ahora que el gobierno del  país “líder  del mundo libre” es su campo de juego y que los popes tecnológicos son ahora quienes deciden sin cota legal alguna nuestros designios. 

Mientras, leo que nosotros seguimos practicando cosas como el  doomscrolling, esa práctica de desplazarte sin parar por noticias negativas de las que te alimenta tu algoritmo. Sin saber que es como abrir múltiples ventanas de programas pesados que consumen toda tu memoria RAM. Al principio, parece que puedes manejarlo, pero con el tiempo, el sistema se ralentiza, se sobrecalienta y empieza a fallar.

Según un estudio publicado en “Nature Human Behaviour”, el doomscrolling no solo agota tu atención, sino que crea un ciclo tóxico de ansiedad. Tali Sharot, de University College London, señala que quienes tienen peor salud mental tienden a consumir más contenido negativo, lo que refuerza un bucle de retroalimentación destructivo. Para que luego digan que no afecta. 

Además, esta sobrecarga digital altera tus prioridades internas, igual que un sistema operativo saturado deja de responder a los comandos esenciales. Sus síntomas: pierdes claridad mental, tu creatividad disminuye y tus niveles de cortisol, la hormona del estrés, se disparan.

Si quieres saber cómo reiniciar el sistema apunta: pon límites claros a tu consumo de información. Practica el “modo avión” digital dedicando horarios específicos para informarte y alternando con actividades que liberen tu cerebro, como caminar, leer o incluso escuchar música relajante. Usa las fantásticas herramientas tecnológicas a tu favor, no como ellos deciden. 

Recuerda: al igual que un procesador necesita ciclos de reposo para funcionar de manera óptima, tu cerebro también. Reinicia, actualiza tus hábitos digitales y asegúrate de priorizar información que construya, no que sobrecargue. No seas su cobaya. Decide lo que quieres ver. 

LA PRINCESA Y EL ELEFANTE BLANCO

Hace mucho tiempo, en un reino al norte de la India, vivía Anaya, la hija del maharajá. Era conocida por su inteligencia, pero, siendo joven, muchos dudaban de su capacidad para liderar. Un día, un conflicto surgió en el mercado: dos mercaderes reclamaban la propiedad de un valioso elefante blanco. Ambos argumentaban que el animal les pertenecía, y su disputa amenazaba con dividir al pueblo.

El maharajá, cansado de las discusiones, entregó el problema a Anaya: “Si deseas ser una líder algún día, resuelve esto con sabiduría”.

Anaya llamó a los mercaderes al palacio. En lugar de escuchar sus acusaciones, les hizo una oferta inesperada. “El elefante será vendido al reino para servir en nuestras ceremonias. Ambos recibirán una recompensa justa, pero primero deberán convencerme de por qué merecen el honor de cuidarlo hasta entonces”.

Los mercaderes aceptaron, creyendo que la recompensa sería mayor si demostraban ser dignos. Durante los días siguientes, se esmeraron en alimentar, bañar y cuidar al elefante, cada uno intentando superar al otro. Anaya observó en silencio.

Finalmente, reunió al pueblo y anunció: “He encontrado la verdad. Este elefante pertenece a quien realmente lo cuida, no por derecho, sino por acción. Miren: uno de ustedes alimenta al animal con respeto, mientras el otro solo busca mi aprobación. El elefante será entregado a quien lo ha tratado como un compañero, no como un objeto”.

El mercader elegido aceptó con gratitud. El otro, avergonzado, aprendió una lección sobre el valor de actuar con integridad.

Anaya demostró que negociar no es imponer, sino escuchar, observar y buscar la paz para el bien común. Esa tarde, su padre la miró con orgullo y declaró: “No solo resolviste un conflicto, hija, sino que enseñaste al pueblo que un verdadero líder no busca vencer, sino unir”. ¿Qué es para ti negociar?

LAS 3 PES FRENTE A LAS 3 CES

Leía entre las tendencias de 2025 que será un mundo dominado por las tres pes: el personalismo, el proteccionismo y la polarización pero es precisamente ahora cuando los líderes enfrentan un desafío que va más allá de los resultados económicos, de las recetas de siempre y debe redefinir cómo conectamos con nuestras organizaciones, comunidades y con el mundo. Desde mi experiencia y en línea con las necesidades que observo con preocupación, propongo un enfoque basado en las Tres Ces: cosmopolitismo, cooperación y conexión.

Cosmopolitismo significa liderar con una mentalidad global. En lugar de cerrarnos a lo diferente, abrimos nuestras organizaciones al aprendizaje intercultural, integrando perspectivas diversas que enriquecen la innovación. Los líderes que adoptan esta postura fomentan equipos que no solo toleran, sino celebran la diversidad.

Cooperación es el antídoto al proteccionismo. Las soluciones a los grandes desafíos de nuestro tiempo, clima, tecnología, equidad, requieren alianzas. El líder de hoy no compite, colabora. Esto no solo potencia el impacto, sino que crea un entorno donde todos prosperan.

Por último, conexión. En un mundo fragmentado, los líderes deben tejer redes, tanto internas como externas. La conexión no es un lujo, es una estrategia para construir confianza, motivar a los equipos y mantener el enfoque en metas comunes.

Estas Tres Ces no son simples ideales, son prácticas transformadoras. Si como líderes queremos trascender el contexto actual, debemos liderar con empatía, abrirnos al mundo y tender puentes. Solo así podemos convertir los desafíos en oportunidades y construir organizaciones verdaderamente resilientes y humanas.

¿Y tú? ¿Vas a seguir promocionando las pes?