Desde mi infancia, fui bendecida con héroes que no llevaban capas pero cambiaban el mundo: Miguel de la Cuadra-Salcedo, Rodríguez de la Fuente, Jacques Cousteau, y Carl Sagan. Estos gigantes despertaron en mí una sed insaciable de conocimiento y aventura, gracias a las innumerables horas compartidas con mi padre, devorando sus documentales.
Esta herencia de curiosidad no solo es parte de mi esencia, podría decirse que las estrellas de Sagitario me guían en un viaje perpetuo de descubrimiento. En este camino, cada libro, cada pregunta sin respuesta, es una puerta a universos nuevos. En un mundo donde el conocimiento es poder, me enorgullece seguir los pasos de visionarios como Bill Gates, aunque a mi propio ritmo, sumergiéndome en libros que expanden mi horizonte y mi capacidad relacionan y aplacan mi curiosidad.
En la era digital, donde el conocimiento es más accesible que nunca, es nuestra responsabilidad elegir sabiamente nuestras fuentes. En un mar de distracciones como TikTok, es fácil perder el rumbo. Pero aquí estamos, en un momento crítico, donde el cambio es posible. Tenemos herramientas poderosas a nuestro alcance, como audiolibros y YouTube, que nos permiten desentrañar los misterios del mundo, superando barreras y desafiando el statu quo.
La controversia alrededor de TikTok, su origen no muy democrático y el manejo de información, nos recuerda la importancia de la vigilancia y el pensamiento crítico en la era digital y la defensa de la democracia. Los debates en Estados Unidos sobre su regulación son un llamado a la acción para todos nosotros: ser conscientes de dónde y cómo consumimos información.
No permitas apostarlo todo al entretenimiento frívolo y dejes que opaque tu capacidad de impactar el mundo. Sé parte de una comunidad global que se atreve a preguntar, aprender y desafiar. Recuerda, el verdadero éxito viene de nuestra habilidad para influenciar positivamente nuestro entorno, inspirados por aquellos que nos enseñaron a mirar más allá de lo evidente.


