Ciudadano 0.0

manos

 

Si estás en una situación en la que te sientes vulnerable, qué haces interesado por la actualidad, viendo la televisión, oyendo la radio, participando de tertulias negativas, partidizando  tu vida.

 Sólo escuchar unos minutos de un debate televisado o de una acalorada discusión en la calle, es el ejemplo de cómo el miedo nos domina, nos hace arredrarnos y nos deja sin fuerzas.

 Cómo nos sentimos con lo que los medios dicen que está ocurriendo, cuando ellos son quienes se atribuyen enfocar lo que es lo más importante y apelan a nuestra atención sólo con amenazantes noticias para nuestra supervivencia.

 ¿Quién puede estar oyéndolo?, un paciente de quien depende su vida de ir a un Hospital, unos padres jubilados cuya única preocupación es que sus hijos encuentren trabajo, personas que debido a circunstancias similares no pueden alimentar a su gente, desempleados que buscan desesperadamente trabajo.

¿Quiénes son su objetivo?

¿Para qué te sirve esa información así contada?

¿Qué emociones te produce?

¿Qué consecuencias tiene en ti esa ración diaria?

¿Qué ambiente creamos entre todos?, uno de entusiasmo, en el que nos vemos capaces de cambiar las cosas, de animarnos unos a otros para salir de este atolladero, para aprender del pasado y no dejar que quienes velen por nuestros intereses cambian su foco…

 Quizá uno en que nos responsabilicemos de nuestros actos y vayamos más allá de lo que vemos y oímos  para siquiera analizarlo o darle una visión crítica. Encontrando un marco más amplio para toda cuestión. Pensando.

Creen de verdad que  necesitamos personas que con la misma o menos experiencia vital que nosotros, nos den recetas, digan una cosa y la contraria o quieran  dirigirnos incluso  con un control más férreo. Si estamos  todos de acuerdo en el análisis de lo que no nos gusta, pongámonos todos manos a la obra. Cada uno en lo que pueda, en lo quiera, en lo que sepa. Todo suma.

Es tan inspirador observar como florece quien no atiende a estos mensajes de temor y amenaza y se niega a someterse. Quien trabajando por ser   el cambio que quiere ver, le merece la pena desactualizarse y ser un “Ciudadano 0.0”  para volver a la esencia de la persona. Ese momento en el que todas las necesidades que nos hemos creado vuelven a la configuración inicial, ninguna. En la que no se tiene miedo porque no se tiene nada que perder y por lo tanto la manipulación cae en saco roto.

Con todas esas piedras que nos tiran en el camino para desviarnos de la consecución de nuestros objetivos y  de perseguir nuestros sueños, podemos hacer el puente que nos una y nos lleve juntos a no tener miedo. No lo transmitas.

¿Y qué si fallas?

¿Y si no haces nada?

¿Y si tienes éxito?

¿ Te debo algo?

obligado

 

 

Quiero acabar la semana, blogueramente hablando, con un cuento sufí con el que podemos reflexionar sobre multitud de situaciones, con el trasfondo de la obligación, es decir, “sentirse obligado”.

“El Mulá estuvo a punto de caer en un pozo lleno de agua.

Un hombre que se hallaba cerca, y a quien él apenas conocía, lo salvó. Después de aquel hecho, cada vez que se encontraban, el hombre le recordaba el servicio que le había prestado.

Después que esto se repitió varias veces, Nasrudín lo llevó hasta el pozo, se tiró dentro, quedó con la cabeza justo al nivel del agua y gritó:

 

-Estoy tan mojado como lo hubiera estado si no me hubieras salvado. ¡Ahora puedes dejarme en paz!”

 

¿Cómo te comportas tú cuando te hacen un favor?

Difiere en algo si lo habías pedido o no

¿En quién  piensas cuando lo haces en cada situación?

¿Qué es lo que esperas que ocurra en ambas?

¿Cómo te sientes al haberlo hecho?

¿En dónde o en qué pones el foco?

¿Qué pasa cuando eres tú el que haces el favor? ¿te lo piden o los haces sin que te lo soliciten?

¿Cómo te comportas entonces?¿ qué diferencia existe?

¿Cómo te sientes?

¿Qué esperas?

¿Qué haces o dejas de hacer para no estar en esas  posiciones?

Coincides con Ayn Rand en que:

“Ningún hombre puede tener el derecho de imponer a otro hombre una obligación no escogida, un deber no recompensado o un servicio involuntario”.

Crees como Hobbes que:

“Los favores obligan, y la obligación es una esclavitud.

 

¿Qué piensas del adagio “por la caridad entra la peste”?

 

Tus respuestas a estas preguntas te dirán mucho de ti mismo y de cómo te desenvuelves en el mundo que te rodea. Podrás reflexionar sobre por qué no pides ayuda, la cantidad de oportunidades  que te estás perdiendo por tener determinadas creencias limitantes como “a mí no me gusta deber favores” y darle vueltas a qué es lo que piensas tú cuando te la solicitan a ti.

Te ayudará a desvelarte qué recursos utilizas para conseguir cosas.

 

¿Cómo puedes cambiar esta creencia y esta situación?

Comparte tu reflexión con nosotros. Gracias!!!

 Buen fin de semana!!!

¿Saben de qué les voy a hablar?

predicador

 

¿Saben de qué les voy a hablar?

Esta historia comienza cuando Nasrudin llega a un pequeño pueblo en algún lugar lejano de Medio Oriente.

Era la primera vez que estaba en ese pueblo y una multitud se había reunido en un auditorio para escucharlo. Nasrudin, que en verdad no sabía que decir, porque él sabía que nada sabía, se propuso improvisar algo y así intentar salir del atolladero en el que se encontraba.

Entró muy seguro y se paró frente a la gente. Abrió las manos y dijo:

-Supongo que si ustedes están aquí, ya sabrán que es lo que yo tengo para decirles.

La gente dijo:

-No… ¿Qué es lo que tienes para decirnos? No lo sabemos ¡Háblanos! ¡Queremos escucharte!

Nasrudin contestó:

-Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber que es lo que yo vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo.

Dicho esto, se levantó y se fue.

La gente se quedó sorprendida. Todos habían venido esa mañana para escucharlo y el hombre se iba simplemente diciéndoles eso. Habría sido un fracaso total si no fuera porque uno de los presentes -nunca falta uno- mientras Nasrudin se alejaba, dijo en voz alta:

-¡Qué inteligente!

Y como siempre sucede, cuando uno no entiende nada y otro dice «¡qué inteligente!», para no sentirse un idiota uno repite: «¡si, claro, qué inteligente!». Y entonces, todos empezaron a repetir:

-Qué inteligente.
-Qué inteligente.

Hasta que uno añadió:

-Si, qué inteligente, pero… qué breve.

Y otro agrego:

-Tiene la brevedad y la síntesis de los sabios. Porque tiene razón. ¿Cómo nosotros vamos a venir acá sin siquiera saber qué venimos a escuchar? Qué estúpidos que hemos sido.Hemos perdido una oportunidad maravillosa. Qué iluminación, qué sabiduría. Vamos a pedirle a este hombre que dé una segunda conferencia.

Entonces fueron a ver a Nasrudin. La gente había quedado tan asombrada con lo que había pasado en la primera reunión, que algunos habían empezado a decir que el conocimiento de Él era demasiado para reunirlo en una sola conferencia.

Nasrudin dijo:

-No, es justo al revés, están equivocados. Mi conocimiento apenas alcanza para una conferencia. Jamás podría dar dos.

La gente dijo:

-¡Qué humilde!

Y cuanto más Nasrudin insistía en que no tenia nada para decir, con mayor razón la gente insistía en que querían escucharlo una vez más. Finalmente, después de mucho empeño, Nasrudin accedió a dar una segunda conferencia.

Al día siguiente, el supuesto iluminado regresó al lugar de reunión, donde había más gente aún, pues todos sabían del éxito de la conferencia anterior. Nasrudin se paró frente al público e insistió con su técnica:

-Supongo que ustedes ya sabrán que he venido a decirles.

La gente estaba avisada para cuidarse de no ofender al maestro con la infantil respuesta de la anterior conferencia; así que todos dijeron:

-Si, claro, por supuesto lo sabemos. Por eso hemos venido.

Nasrudin bajó la cabeza y entonces añadió:

-Bueno, si todos ya saben qué es lo que vengo a decirles, yo no veo la necesidad de repetir.

Se levantó y se volvió a ir.

La gente se quedó estupefacta; porque aunque ahora habían dicho otra cosa, el resultado había sido exactamente el mismo. Hasta que alguien, otro alguien, gritó:

-¡Brillante!

Y cuando todos oyeron que alguien había dicho «¡brillante!», el resto comenzó a decir:

-¡Si, claro, este es el complemento de la sabiduría de la conferencia de ayer!

-Qué maravilloso
-Qué espectacular
-Qué sensacional, qué bárbaro

Hasta que alguien dijo:

-Si, pero… mucha brevedad.
-Es cierto- se quejó otro
-Capacidad de síntesis- justificó un tercero.

Y en seguida se oyó:

-Queremos más, queremos escucharlo más. ¡Queremos que este hombre nos de más de su sabiduría!

Entonces, una delegación de los notables fue a ver a Nasrudin para pedirle que diera una tercera y definitiva conferencia. Nasrudin dijo que no, que de ninguna manera; que él no tenia conocimientos para dar tres conferencias y que, además, ya tenia que regresar a su ciudad de origen.

La gente le imploró, le suplicó, le pidió una y otra vez; por sus ancestros, por su progenie, por todos los santos, por lo que fuera. Aquella persistencia lo persuadió y, finalmente, Nasrudin aceptó temblando dar la tercera y definitiva conferencia.

Por tercera vez se paró frente al publico, que ya eran multitudes, y les dijo:

-Supongo que ustedes ya sabrán de qué les voy a hablar.

Esta vez, la gente se había puesto de acuerdo: sólo el intendente del poblado contestaría. El hombre de primera fila dijo:

-Algunos si y otros no.

En ese momento, un largo silencio estremeció al auditorio. Todos, incluso los jóvenes, siguieron a Nasrudin con la mirada.

Entonces el maestro respondió:

-En ese caso, los que saben… cuéntenles a los que no saben.

Se levantó y se fue.

 

Este genial cuento de la tradición sufí me sirve como ejemplo para trasladar los planos de la comunicación a los que hace referencia Paul Watzlawick cuando ejemplifica como manipular o ser manipulados puede amargarnos la existencia.

Watzlawick se refiere a que en las frases que producen este efecto existen dos planos el objetivo (el objeto de la acción) y el plano de relación ( el que se refiere a la acción con alguien).

Si volvéis a leer el cuento seguro que encontráis la frase en la que se produce esta manipulación  y que establece la trampa del mecanismo de las alternativas que estos dos planos producen. Con cada alternativa por separado, no tenemos ningún problema al rechazarlas o aceptarlas, eso sí, individualmente, pero el hecho de tener que hacerlo juntas, en la misma frase, complica mucho las relaciones.

Si tienes ya tu frase identificada, bien. A partir de aquí te traslado mi reflexión y lo que yo detecté.

Para mí la frase que encierra esta cuestión es:

“Si ustedes vinieron hasta aquí sin saber que es lo que yo vengo a decirles, entonces no están preparados para escucharlo”·

Cualquiera de nosotros podría admitir en el plano objetivo tanto que “fue sin saber porqué” como  “que está preparado o no para escucharlo”. Lo que acaba por manipular la situación es hacerle creer que ir allí sin saber la razón significa que no está preparado, algo inespecífico y a la vez molesto,con tal tinte de sobrentender su ignorancia que hay personas que antes de admitirlo y sentirse así, prefieren complicarse la vida y hacer lo imposible para evitarlo.

Aunque este interesante texto  también proporciona base para otras muchas reflexiones, sobre el espíritu crítico, el seguidismo, etc quiero plantearos otra dimensión personal, la de amargarte: ¿qué ocurre con este tipo de cuestiones? Que en ambos casos si les dejas te amargan la vida, puesto que si admites que no sabes, podrías ser el único ignorante, sintiéndote mal  y si sigues al grupo o mientes para protegerte, a este malestar deberás añadirle el proporcionado por la falta de honestidad para admitirlo. Esto se complica en las sucesivas reuniones.

Este aviso es para los aspirantes a vida desdichada que todavía se cuestionen tomar otro camino. Todas estas técnicas que usamos y usan con nosotros, si no somos conscientes, nos empujarán a ello.

Estate al loro ¡Qué no te amarguen la vida! ¡Buen fin de semana!

¿En “justa” reciprocidad?

reciprocidad

La reciprocidad es una cuestión que curiosamente en todas las sociedades del mundo se respeta, si alguien hace algo por ti, te encuentras conque el hacer algo por ella se convierte en una necesidad vital.

Has reparado en que a veces puede ser usada contra ti hábilmente.

Este sentimiento que guía en muchos casos nuestras acciones sin nosotros pretenderlo, usado de manera consciente supone una modificación de la conducta de  las personas.

Seguramente recordáis alguien que sin vosotros pedirlo os ha traído algo , os ha regalado algo u os ha hecho un favor recientemente. A partir de ese momento te sientes en deuda, independientemente de la persona acreedora, un duendecillo anda por tu mente intentando desembarazarse de esa cuestión. Y cómo, normalmente saldándola cuanto antes.

En muchos casos simplemente contestamos: “gracias, ya sabes que si necesitas algo” pues ese algo de ese momento, estás expuesto a que esa persona “se lo cobre”. Un cheque en blanco te hará, prácticamente,  hacer lo que te pida.Será la única forma de acabar con ese sentimiento de débito.

Tras indagar sobre esta cuestión, por ejemplo he observado la actividad los “me gusta” y “compartir” en Facebook. Se refleja claramente este comportamiento humano. Si alguien cliquea en un post tuyo, rápidamente buscamos alguno  de la otra persona para hacer lo mismo. Si no, hacemos como que ni siquiera lo vemos, a pesar de que toda la información pase descaradamente por nuestros muros e incluso nos guste. Acaba siendo una cuestión de ignorar o de no mostrar  bien  que estamos conectados la mayor parte del día o  bien nuestro interés por esa persona.

El porqué de este comportamiento daría para otro post, hoy me ciño a la reciprocidad. De cualquier forma empieza a pensar , cómo actúas tú en las redes

Otros ejemplos claros de la utilización de la reciprocidad son las muestras gratuitas que las marcas nos ofrecen y regalan, las degustaciones gratuitas, no son inocuas. Tampoco  las contribuciones a las Campañas Electorales, como estamos comprobando e incluso si alguien que nos disgusta nos hace un favor, sólo por no deberle nada, corremos raudos a pagarlo.

Ese entrenamiento desde pequeños, que hemos llevado a cabo para no saltarnos la regla, hace que nos resulte desagradable el sentimiento y que tenga un alto valor psicológico.

En cualquier caso este aviso en para que ese sentimiento lo puedas detectar y no te suponga ser víctima de una manipulación o por lo menos  que  reconozcas su influencia. Siempre, quien intenta hacerlo con otra intención,  toma la iniciativa. De ti depende que exista o no esa deuda.

Dar sin esperar nada a cambio, es una de las formas más gratificantes de vivir. Convicción a la que solemos llegar cuando ya hemos gastado demasiado tiempo y energía en acumular, sin ver resultados. Quien así se comporta nunca está en deuda con nadie, porque no tiene apego a nada.

Conseguiremos ese desapego algún día…