
Cuando con cuatro años comencé a leer el periódico, me acompañaba una manera átona de volar por las columnas, que provocaba hilaridad en mis fervientes oyentes, pero para mí hasta el momento era lo más importante que, gracias a mi superabuela, maestra vocacional y a sus horas de dedicación, había llegado a realizar. Curioso es, que lo primero que aprendí a leer es lo primero que aborrezco, ya ni los titulares de los diarios son de mi interés, es incomprensible que lleguen a mimetizarse tanto con una visión negativa, espuria e inútil de la vida. Sueño con el día en que alguna de las noticias inspiren positivamente, en lugar de prolongar agonía, con la invocación del mantra “todo puede ponerse peor”, también mejor! qué porcentaje de personas nos vemos representadas en todo ese desfile de discursos, truculentas barbaries y negatividad?…tampoco queremos ser víctimas del desaliento, el desánimo y la falta de confianza en las personas!
De lectura, si de los libros de mi aventura vital, mi “librida”, sobre eso quiero reflexionar hoy. “Adquirir el hábito de la lectura es construirse un refugio contra casi todas las miserias de la vida.” William S. Maugham. Éstos son algunos de los libros más importantes en mi refugio.
Después de mi primera experiencia con la prensa, mi infancia y juventud agradecen en mayor parte mis sueños e imaginación a las colecciones de Barco de Vapor, recuerdo los azules,” Un duende a rayas”, naranjas, “Los hijos del vidriero” y roja “La hija del Espantapájaros”. “Los cinco” de Enid Blyton con su perro también hacían las delicias de mis tardes y alguno que otro de aventuras, como “La isla del tesoro “ de Stevenson y “El libro de la selva” de Kipling .De Gran Angular me impactó bien temprano “El protocolo” mi primera experiencia con las enfermedades terminales y otro tipo de emociones y sensaciones distintas…
Pronto me encontré con Dostoievski por casualidad, con un viejo libro de casa, “Crimen y Castigo” creo que fue la primera vez que soñé con escribir, con poder a través del anonimato de las palabras y del entusiasmo de una descripción tan certera de la naturaleza humana, producir ese efecto tan excitante que aquel libro causó, en mí. Tanta fue la impresión que devoré “ Ej jugador”, “Humillados y ofendidos”, “ Los hermanos Karamazov”, “El idiota”, “El sepulcro de los vivos”… adopté a Dostoievski como mi autor favorito, el existencialismo como base de mi filosofía y me identifiqué desde lo más profundo con la lucha contra la injusticia. Sería capaz de parafrasear a Rémizov asegurando que “sin Dostoievski no sería quien soy”.
No todo el mundo puede tener un capítulo de “Rebeliones Universales” en su vida, “La rebelión de las masas” de Ortega y Gasset, “Rebelión en la granja” de Orwell y “La rebelión de Atlas” de Ayn Rand, son las mías. Leer cada una de sus páginas, era sorprenderme asintiendo con la mayoría de sus pensamientos, poniendo nombre y apellidos a sus personajes, a los que agradezco, fomentaran mi espíritu crítico y mi necesidad de ser protagonista de los cambios, que quería, se produjesen. Asumí la rebeldía como una forma de vida.
Los clásicos, que como dice Mark Twain “es algo que todo el mundo quisiera haber leído y que nadie quiere leer”, me fascinaron, de hecho, en muchas ocasiones me han impedido disfrutar de la novela moderna, por no encontrar las mismas emociones en ella, sobre todo los ensayos, con Montaigne y los suyos a la cabeza, lo leas cuando lo leas, siempre parece contemporáneo, inspira algo. Maquiavelo, Stuart Mill … tantos que han comprendido mis tribulaciones, mis aspiraciones, mis inquietudes… que podría coincidir con Maurois y decir: “Un lector apasionado debe tener una biblioteca limitada, y releer cada año los mismos libros”.
Siempre he deseado que cuando se adquisiera un libro, debería venir anejo el tiempo para leerlo, tengo tan arraigado que lo único que tenemos es éso, que si encuentro alguno que no me entusiasma al principio, lo dejo sin remordimiento…me gustaría releer tantos…
Me encanta conversar, compartir y debatir, esto último lo saben algunos con creces, pero la soledad con mis libros, nunca ha sido un problema para mí. Como Monsieur Montesquieu “Nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar” y siempre he encontrado inspiración para tener miles de soluciones a las cuestiones que me ocupaban, la lectura ha sido inspiradora para mi, tanto es así que no podría copiar pensamiento alguno sin citar el autor, les debo tanto… Voltaire aconsejaba tener una colección de pensamientos que fuese como una farmacia donde se encontrase remedio a todos los males. Eso es lo que yo pretendo en las redes sociales, agradecerlos.
“Cuanto más se lee, menos se imita”. Jules Renard. Tener un pensamiento original no es sólo “alumbrarlo” o empeñarse en que sea nuevo, porque entonces difícil lo tendríamos, ser original es poder partir de un gran abanico y seleccionar los que te sean útiles para cada estado de tu espíritu y momento de tu vida, y mezclarlos a tu antojo proponiendo otras lecturas u otras perspectivas, o incluso planteándote preguntas que subyacen de esas palabras, es un ejercicio nada dogmático, que abre la mente y pone en marcha la máquina.” Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”. Jorge Luis Borges
No sé si podría vivir sin leer, moriría de aburrimiento, tendría que acabar hablando de personas, de capítulos vitales intrascendentes a los que todos estamos expuestos y que únicamente hacen que las miserias de cualquiera se escruten con microscopio, manipulando el oprobio de quien decidan, o hacer cosas cada día más estrambóticas para tener experiencias que contar. No me interesa. «Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora». Larra
Cuánto más leo, menos sé, más quiero leer, este silogismo de tinte socrático, me hace reflexionar sobre la cantidad de dinero que se ahorraría, leyendo un poco más, “todo está en los libros” como canta Aute, aunque desde hace tiempo escucho, que decir «no leo», ya no causa ni rubor. «En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida.» Ralph Waldo Emerson
Leo una acertada visión cosmopolita que comparto, “Uno es de donde tiene los libros”. Luis Señor. Gracias a la imaginación y a las nuevas tecnologías, puedo ser de cualquier parte en cualquier momento, variar de temática, de idioma y leer en cualquier lugar, algo que agradezco sumamente, aunque eche de menos el papel, ahora puedo compartir, subrayar y guardar mis tesoros sin problemas, aunque mi biblioteca siempre será un orgullo y un refugio para mí.
Decía Cicerón : “Si tienes una biblioteca con jardín, lo tienes todo”, la mía la construyeron mi abuela y mi padre, algo que les agradeceré siempre. Hoy tenerlo «todo» está a tu alcance, no?
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