ACHICANDO CULPA

Todos nos hemos levantado algún día insoportables y hemos tenido que decidir. Siempre parece que es más fácil buscar la culpa de nuestro malestar en los demás y continuar enfadado con el mundo que asumir la responsabilidad y cambiar esta actitud uno mismo.

Hemos convertido en un hábito buscar fuera de nosotros la mayoría de las causas de nuestros males y a veces estas estrategias que creemos mejores nos perjudican. Llamar la atención con nuestro mal humor, hacer chantaje emocional, buscar a toda costa la empatía de los demás o querer tener la razón a toda costa nos obnubila hasta dejarnos ciegos ante la realidad de la situación.

La sociedad en la que vivimos hace que ya no haya necesidad de resiliencia sino que se busque el protagonista propicio para que el victimismo haga su efecto y sea aceptable y admirable para conseguir ese reconocimiento que de otra manera, creemos no recibiríamos pero solo hace falta salir de la ofuscación y dar un paso atrás para verlo más claro.

Es como si estás en un bote en medio de un lago, y este bote tiene una pequeña fuga. El agua empieza a entrar poco a poco, y tienes un cubo para sacar el agua y evitar que el bote se hunda. Pero en lugar de usar el cubo para sacar el agua, decides señalar y culpar a las olas, al viento, e incluso al mismo lago por la situación en la que te encuentras.

Puede ofrecer un momento de consuelo, aliviando la responsabilidad de tus hombros. Sin embargo, esto no detiene el ingreso del agua, ni previene que el bote se hunda. La realidad es que, sin importar cómo empezó la fuga, la responsabilidad de sacar el agua del bote recae en ti. Asumir esa responsabilidad te empodera, dándote control sobre la situación.

Puedes decidir cómo y cuándo usar el cubo, gestionar eficazmente el problema y, finalmente, mantener el bote a flote o hundirte solo con él. En la vida, al igual que en este bote, culpar a los demás puede parecer la vía más fácil, pero en realidad, nos deja inmóviles y hundidos en un lago de descontento y estancamiento. Asumir la responsabilidad nos da el cubo y la fuerza para empezar a sacar el agua, guiándonos hacia la orilla, hacia un lugar de crecimiento y libertad personal.

¿Qué actitud tomas tú? ¿Piensas seguir hundiéndote?

Deja un comentario