¡Ilumina a los demás!

happy

 

La mejor forma de disfrutar de la vida y ser felices es , como decía Baden Powell, hacer felices a los demás. Cuando te planteas este objetivo en tu vida, comenzar siempre merece un periodo de reflexión o nuestra meta se puede tornar en un hábito que nos agote la energía y no responda a su ulterior fin.

Imaginaos cuando alguien hace un enorme esfuerzo para realizar algo en favor de alguien y esta otra persona, no sólo no lo reconoce, sino que tampoco lo agradece. ¿Qué puede ocurrir en este caso?

Habréis seguro oído “con la de cosas que he hecho por él o por ella”, “siempre tratando de darle gusto”, » siempre dedicado a los demás”, “encima de que lo hago por él”. Todas estas lamentaciones a posteriori se podían haber evitado si hubiésemos pensado un poco en los demás y no sólo en nosotros mismos.

Amar o querer a los demás, con el significado de la amistad, implica ser conscientes de querer transmitir alegría y felicidad allá donde vamos, para hacerles menos pesada la carga a quienes tenemos cerca, incluso a los que están librando una batalla interior.

Para hacerlo, no podemos pensar en lo que a nosotros nos gusta o desagrada, no podemos ponernos en su situación siendo nosotros con nuestras circunstancias y experiencias sino ser capaces de, como dice el viejo proverbio indio, haber andado en sus mocasines durante días,

¿Cómo hacemos eso?, observando y escuchando a la persona para saber qué hacer, en qué ayudar, percibir su situación real que puede distar mucho de la que nosotros imaginamos, puesto que cada mente es un mundo en su configuración.

Podemos pasarnos años tratando de hacerlo a nuestra manera y no conseguir nada o todo lo contrario que alguien nos  ayude tanto y en cuestiones que no necesitamos, que nos haga dependientes.

Para hacer felices a los demás hay que comprenderles, llegar a esto a través de ver, escuchar y preguntar y además tiene otro efecto positivo y consiste en que cuando sabes el porqué de los comportamientos de los demás, ya no lo tomas como algo personal, te cuesta mucho menos entender y perdonar, sabiendo que no todos tenemos todos los recursos para resolver sobre  nuestras propias tribulaciones.

A partir de hoy, ¿qué te parece  hablar menos y escuchar más?, con atención, pudiendo llegar a comprender mejor  a quienes antes etiquetabas y agradabas según tu baremo. Adaptándote al suyo con sus experiencias y  patrones.

 

Hacer felices a los demás tiene un efecto en ti que te gustará comprobar, aunque para ello dejes de pensar precisamente en eso, en ti.

¡¡Muchas gracias!!

agradecer

Llevo años leyendo e investigando sobre la felicidad, índices, ingredientes, entrenamientos, informes, libros, videos… y de todos ellos he extraído una idea común e indispensable, que he puesto en práctica  “mostrar gratitud”.

 Podemos ser o estar agradecidos por lo que somos, por lo que tenemos, por las oportunidades que se nos presentan, por quienes nos rodean, por nuestro estado físico, psíquico, espiritual, por todo lo que nos ocurre en la vida, de lo que aprendemos, por lo que no, por lo que disfrutamos, por la familia, los amigos, los conocidos, los que nos inspiran, por las cosas sencillas y al mismo tiempo increíbles, respirar, movernos, ver, sentir, disfrutar, divertirnos… tenemos tantas cosas que agradecer y por las que sentirnos felices que hacer hincapié en lo que no nos gusta o en lo que no tenemos, no deja de ser un paradoja.

Desde hace tiempo creo firmemente en que la felicidad se entrena, al contrario que algunas personas que la esperan como inspiración y desesperan, la dividen en momentos dulces o la atribuyen a causas externas, yo sé que la felicidad necesita un entrenamiento diario para automatizar acciones nuevas y pensamientos positivos y que al tiempo, da sus frutos.

 Dentro de este ejercicio el agradecimiento forma parte de toda caja de herramientas para ser feliz y habiéndolo constatado en numerosos documentos me propuse hacer algo, en ese sentido, diferente.

Siempre he considerado que como dice una amiga mía que peina canas “educación y buenos modales, abren puertas principales” por lo tanto “gracias” y “por favor” forman parte de mi vocabulario habitual, pero no se trataba de eso, mi propósito consistía en hacer algo diferente que además incluyera salir de mi zona de confort.

 Llegó mi inspiración y me decidí a escribir una carta de agradecimiento a los seis miembros de mi familia, a los más cercanos, a los que forman parte de mi vida y que adoro.

 En  esa carta pensé en detallar todo lo que específicamente le agradezco a cada uno, que no deja de ser una parte de ellos que he incorporado en mi persona desde hace tiempo. Tras pensar detenidamente en cada uno de ellos, descubrí que me reconozco en todos y he aglutinado y trabajado  a lo largo de estos años las  habilidades y capacidades que en ellos admiro.

Agradecerles todo lo que he aprendido de ellos y me han aportado, ha significado una antes y una después en mi vida, no porque no se lo hubiese dicho antes en numerosas ocasiones sino porque el condensarlo todo en una carta personal produjo en mí, increíbles emociones.

 Confieso que no lloro casi nada, algo que en cualquier caso no me produce ni orgullo, ni preocupación, aunque reconozco que la impotencia antes las injusticias me sobrepasa ya sea real o figurada, pero lo que no recuerdo que me hubiese ocurrido nunca había sido llorar de alegría,  mal compañero de viaje el afán de control, pero con sólo pensar lo que asociaba  a  cada uno, una extraña sensación de alegría, acompañada de un montón de lágrimas brotaron de mi interior.

Decidí que el mejor regalo que les podía hacer el día de mi cumpleaños era entregarles la carta, y así lo hice, ayer, celebrando que pudimos estar todos juntos les entregué mi misiva, que curiosamente produjo en ellos el mismo efecto.

 Ahora puedo afirmar “ser agradecido, mostrar gratitud,  conduce a la felicidad”.

Os dejo algún dato más del Happiness Institute  que avala  que, sin duda, merece la pena serlo:

  • La personas agradecidas son más generosas con su ayuda a los demás, de media aportan un 20% más de tiempo y de dinero.
  • Las personas agradecidas tienen lazos más fuertes con sus comunidades.
  • Son un 13% menos proclives a las peleas y un 20% más susceptibles de concluir la  enseñanza básica.
  • Los adolescentes agradecidos son menos proclives a empezar a fumar
  • La gratitud se relaciona con la edad: por cada 10 años se incrementa en un 5%
  • Se tienen mejores relaciones con los otros y somos mejor aceptados.
  • Se tiene un 10% menos de estrés, se está en mejor forma física y la presión sanguínea es más baja en un 12%.
  • Paradójicamente el país que muestra más la gratitud es África

Y sobre todo lo más positivo que esta acción, mostrar gratitud, puede hacer por ti es darte 7 años más de vida.

¡¡¡ Muchas Gracias!!! Feliz «finde»!!!!