Tu galleta de la fortuna (I)

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Durante esta semana quiero que compartamos  la valoración que hacemos de los sucesos que nos ocurren en nuestra vida por triviales que nos parezcan.

Este fin de semana hemos vivido una situación  que me ha hecho reflexionar sobre si alguien es afortunado o desafortunado y a qué se debe.

Nuestra historia comienza cuando recorrimos el viernes para pasar el fin de semana más de quinientos kilómetros- La razón, un compromiso profesional cuya parte lúdica se alargó hasta bien entrada la madrugada del sábado. Tras dormir unas horas en un  confortable hotel y degustar un delicioso desayuno, el domingo a mediodía,  emprendimos la marcha, de vuelta a Madrid.

Decidimos parar por el camino para visitar algunos lugares que llevábamos tiempo queriendo disfrutar y que nos llevarían poco tiempo. Cuando volvimos al coche y nos dispusimos a reiniciar la marcha, una persona nos advirtió, que nuestra llanta estaba en el suelo. Nuestro regreso se detuvo de repente…

Teniendo en cuenta que había que cambiar la rueda y que  con la  nuestra  de repuesto sólo podíamos recorrer 200 kms., que era domingo y ningún taller cercano estaba abierto y  que deberíamos estar a la mañana siguiente, hoy  lunes trabajando a 500 km en Madrid

Te parece que, ¿nos sorprendió la mala suerte o la fortuna?

¡¡¡Fenomenal!!!

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Son alimento para la mente y arrojan luz sobre el entendimiento y el conocimiento, las palabras, según Jim Roth.

A veces creemos que lo importante  de lo que decimos es lo que queremos decir pero, es realmente lo que decimos. Parece  un trabalenguas y es una realidad, el significado de las palabras, acaso es el mismo para todos.

Qué tiempo empleamos en especificar el término que mejor se adapta a lo que queremos  expresar. Usamos tanta jerga y términos genéricos que a veces somos incapaces de aportar algo más allá  de definiciones de situaciones como  “marrón”, “bueno” o “malo”.

Definir y concretar,  lo alejamos de nuestras posibilidades hasta con las emociones más básicas, ya no sabemos si mal , es triste, enfadado, asustado o enfermo. Damos tan pocos datos a nuestros interlocutores que estos podrán apenas entendernos y menos empatizar con nosotros. Lo hacemos tanto con lo bueno, como con lo malo, pero especialmente con lo primero.

Ponemos poco empeño en trasladar la realidad como la vemos y a veces es esa misma ansiedad, la de no saber cómo expresarlo, la que nos hace sentirnos impotentes para resolverlo. Incluso advertimos menos  soluciones a lo que nos aflige.

Paulo Coelho afirma que no hay arma más poderosa que las palabras y no puedo estar más de acuerdo. Quién si no, nos despierta todas las mañanas. Las palabras se agolpan en nuestra mente nada más abrir el ojo, y a algunos todavía les resuenan las de sus sueños. Qué nos decimos, cómo nos hablamos. Son palabras potenciadoras, positivas, que describen un fantástico día por delante, o todo lo contrario.

Las palabras, los pensamientos, las emociones, las fabricamos nosotros y de nosotros depende primero, que seamos conscientes de esto, segundo, que sepamos que  podemos elegir estas u otras y tercero que somos responsables de lo que de ellas se derive en nuestro día y en nuestra vida .

Esto también se traslada a nuestra relación con los demás, tanto en lo que nosotros decimos como en lo que nos dicen, o no te das cuenta cómo te afecta lo que escuchas.

Si queremos que las personas tengan la deferencia de hablarnos de modo que nos sintamos bien, cómo podemos ser nosotros quienes tomemos la iniciativa. El lenguaje es muy importante en tu experiencia diaria. las palabras que asociamos con la propia vivencia, se convierten en la experiencia misma.Te propongo un truco.

Cada vez que alguien te pregunte cómo estás, responde: “¡Fenomenal!,  Si, si sé que todo no es perfecto, pero piensa en todo lo que tienes y quieres agradecer, no tengas miedo a decirlo, suena ¡Fenomenal!

Te sentirás mejor, al recordar que es un supuesto truco, esbozarás una sonrisa, todos los mensajes que le enviarás a tu cerebro serán de bienestar y positivos. Si sigues practicando, tu humor mejorará, tus relaciones con los demás también  y acabarás disfrutando de todas las pequeñas y grandes cosas que tienes que agradecer en tu vida.

Que no se quede en ti, haz que sea un truco colectivo, compártelo  y que todos, como mínimo el verano de 2013 estemos ¡Fenomenal! . Contágiate.

Recuerda que si no, todo podría  desaparecer…