En una cultura en la que sólo gustamos de hablar de éxitos, los fracasos nos colocan en una difícil situación en la que sólo nos producen pensamientos de culpa o vergüenza y nos arrojan en manos de las más molestas emociones.
Sin embargo si conseguimos distanciarnos un poco de los hechos y reflexionar sobre ello, son tantas las cuestiones que no controlamos de todas las acciones que llevamos a cabo durante el día, que lo normal es que no consigamos en muchas de ellas los objetivos planeados o que los resultados no sean los esperados debido a unas expectativas demasiado ambiciosas que no contaban con acontecimientos de última hora.
En lugar de analizar estos hechos para extraer aprendizajes, los convertimos en escenas y recuerdos de tanto dolor que preferimos esconderlos en algún lugar de nuestra mente para sólo volver sobre ellos para castigar nuestra autoestima.
Además, tenemos tan malos hábitos que si desenterramos algunos de ellos y pretendemos extraer alguna lección positiva que podamos aplicar para avanzar, nos fustigamos con que sólo estamos intentando engañarnos para no reconocer lo obvio, que fallamos.
Imagínese tener un amigo o un compañero de trabajo, o un jefe que le hiciese eso a menudo, sólo poner de relevancia lo que no has hecho bien, para hacerte dudar de tus competencias y habilidades. Seguro que no sería de tus favoritos.
Si sólo conformamos nuestra personalidad a base de crecer entre lo que consideramos éxitos estamos dejando gran parte de nuestros aprendizajes en el camino y desaprovechamos muchas de esa energía que empleamos en llevar a cabo los proyectos, olvidando las enseñanzas del proceso, reduciéndolas al resultado y sólo en caso de que sea positivo, almacenándolo y utilizándolo.
Si creamos un entorno en el que la crítica y los juicios de valor se minimicen hasta eliminarlos, estaremos poniendo las bases necesarias para cultivar un aprendizaje mucho más rico y en el todo sirva para crecer. Esto también proporcionará un espacio en el que todos se sientan más seguros para proponer y arriesgar
Piensa en algunas de tus experiencias negativas como jefe o responsable de un proyecto o actividad. Reflexiona en profundidad sobre esas experiencias.
¿Qué es lo que puedes aprender sobre ti mismo de esas experiencias?
Escribe al menos dos de las lecciones aprendidas
Ahora piensa en alguna de tus experiencias positivas como jefe o responsable de proyecto o tarea. Reflexiona sobre esas experiencias.
¿Qué es lo que puedes aprender sobre ti mismo de esas experiencias?
Escribe al menos dos de las lecciones aprendidas.
¿No crees que serás mejor líder cuando utilices todas tus experiencias en tu favor?
¿Qué vas a hacer a partir de ahora para crecer con todo lo que te ocurre?
Ay, la cultura de remarcar lo negativo…Cuanto mal hacemos cuando nos valemos de ella, tanto sea como padres o como jefes….Remarcar lo bueno, lo que fue bien ejecutado, hará decantar aquello que no fue positivo. Dar por sentado que todos debemos hacer lo correcto y utilizar los errores para sentar las bases de lo que no debemos hacer, no ayuda….Marcar el error hará sino crear una capa protectora en quien recibe la crítica…Hagamos el esfuerzo para erradicar la crítica y aprendamos a marcar lo positivo… Muchas gracias Aruca!
Me gustaMe gusta
todos floreceremos con el riego!! gracias Gustavo!! :))
Me gustaMe gusta