Conociendo héroes

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Tengo la inmensa suerte de que mi dedicación a veces pone en mi camino la posibilidad de conocer héroes extraordinarios, personas que debían estar en el imaginario colectivo y sin embargo hacemos tan cotidianas y pequeñas sus hazañas, que acabamos creyendo que no tienen tanto mérito, con la única intención de no ver ampliadas nuestras propias miserias y miedos.

Hoy he tenido la suerte de conocer a dos increíbles personas, Luis y Merche que se han acercado a compartir conmigo la absurda lucha que tenemos en las comunidades de vecinos por determinadas inversiones que consideramos gastos. Casi siempre las valoramos desde la superioridad que da creerse invencible o pensar, frívolamente, que son fruto de veleidades de los demás en lugar de pensar que cualquier tipo de accesibilidad siempre juega en favor de todos.

En nuestra socialización, por simplificar, nos enseñan que todo debe ser de una determinada forma para ser «normal»  y todo esto se reduce a lo que vemos, casi nunca a lo que somos, nada a lo que sentimos y menos a lo que podemos ser. Dos ojos, una nariz, cuatro extremidades, pelo, andar de una determinada manera, hablar de otra. Todo está tan claro y debe ser tan parecido que lejos de pensar en el aprendizaje que supone la diferencia, pretendemos, con la ignorancia, combatiéndolo o invisibilizándolo, que desaparezca y con ello el supuesto «problema».

Pues bien después de conocer a esta genial pareja, la única que sea ha hecho pequeñita y casi invisible he sido yo misma. Saber que hay quienes superan barreras mentales y físicas todos los días y aún así les preocupan los demás y se ocupan en cómo servirles de ejemplo o cómo conseguirles mejoras, hace que me plantee seriamente mi energía, mi productividad y mi contribución a este mundo que tanto me interesa mejorar, además lo hacen con buen humor. Permitidme que les considere  héroes.

Si no contase que estos dos seres humanos viven y conviven compartiendo parálisis cerebral, no le haría justicia a su esfuerzo y tesón para acabar su formación universitaria, aprobar una oposición, el carné de conducir, ser pareja, tener su casa y dos increíbles perros. Sólo con estas breves pinceladas, todo lo demás, sobra.

Pero lo más apasionante es que ahora tengo dos héroes como amigos y aliados y lo que es más importante, como ejemplo de que las barreras existen principalmente en nuestra mente. Perdonad el atrevimiento de escribir sobre vosotros pero hay historias  que es obligado contarlas. Gracias Luis. Gracias Merche.

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