
Muy interesantes todos los debates sobre quién ha dicho qué y lo que alguien responde. La ocurrencia, el zasca, las bromas, memes y las declaraciones pero, las políticas públicas ¿para cuándo?
Los ERTES palian síntomas pero solo retrasan la solución al preocupante problema de la falta de empleo y de su calidad. A la precariedad en la mayoría de los empleos actuales, cuyos sueldos, ya hace tiempo,han sido sobrepasados incluso por la cuantía de algunas pensiones, se suma la automatización de muchos procesos y servicios.
Una baja productividad cuya cuenta pendiente se podía saldar trabajando juntos si nos tomásemos en serio la aplicación de los famosos fondos que gestionarán cuatro, controlarán menos y no sabemos si quiera a los que llegarán y para qué.
Jóvenes impactados por las dos ultimas crisis con expectativas y herramientas de otro siglo para afrontarlas. Aún así hay quienes se cuestionan los proyectos vitales de muchos y la baja natalidad del país.
No sé si estamos abocados a ver cíborgs por la calle antes de que los responsables entiendan que la exponencial capacidad de la Ley de Moore manifiesta que estos cambios, los queramos ver o no, serán en este siglo y en esta generación.
Que aún esperemos a ver volar los aviones sin tripulación de Merlin Labs, para reconocer que la automatización ya está haciendo patente amenazas y retos en el empleo, en todo tipo de empleos, por los inexorables avances que solo ha agilizado la pandemia, convierte este drama en una injusta y cara tragicomedia.
Un siglo en el que no solo tendremos que cambiar de empresa, incluida la cuenta propia, sino cambiar además de dedicación, debe acompañarse de políticas públicas que apoyen la flexibilidad, reducción de burocracia y aprendizaje continuo para que esto se convierta en un apasionante y vocacional viaje.