¿Cuánto vales?

valor

 

Poder estar cerca de las personas cuando más lo necesitan, en el cambio y poder disfrutar de él, es uno  de los propósitos que hacen que mi dedicación al coaching sea de lo más gratificante.

Cuando empecé sentí que debía devolver a la sociedad parte de lo que me estaba dando al permitirme vivir y disfrutar de esta gran pasión, entonces comencé el programa “From Me to We” con el que consigo que las personas que no tienen ahora mismo un trabajo remunerado, hagan frente a todo los fantasmas que conviven con ellos desde hace poco.

Es difícil acostumbrarse a ser diferente de los demás y a no estar sometido a las mismas fuerzas de presión que hemos heredado por inercia. Levantarse por la mañana de un lunes cualquiera, como hoy y no tener la obligación de quejarse del día y sin dilaciones encaminarte a un trabajo que nos puede gustar o no,  nos hace sentirnos… diferentes.

En lugar de aprovechar esa situación y pensar en la maravillosa oportunidad que nos da la vida para reflexionar sobre si adonde hemos dirigido nuestros pasos, nos hace felices o no, entendemos que esa sensación es negativa y comenzamos una espiral de pensamientos que nos harán sentirnos cada vez peor y producirán un efecto devastador en nuestra autoestima.

Es cierto que para muchos es una sensación extraña,  la vulnerabilidad, esa extraña debilidad,seguramente es la primera vez que la sientes, pero no la puedes magnificar hasta hacerte creer que esa va a ser una constante en tu vida y no unos meses de todos esos años que llevas disfrutando de este maravilloso viaje.

Muchos de nosotros comprobamos en ese periodo de reflexión que si lo piensas, se reduce a un cambio en la relación con el dinero, puesto que a muchos de nosotros si nos preguntasen a qué nos dedicaríamos si de repente fuésemos millonarios, es cierto que muchos seguiríamos  trabajando pero ¿acaso todos dónde estamos?

Si se continúa indagando la preocupación en muchos casos no es por no tener dinero,  para comer, beber o guarecernos sino para conseguir toda esa ingente cantidad de cosas que hasta ahora habíamos podido obtener a base de esfuerzo personal y que ya  nos demostraron que no compran la felicidad. Aún así seguimos avergonzándonos de no poder conseguir más “artículos de lujo” a nuestras familias.

Esto puede que derive,  no ya en que “tanto tienes tanto vales” sino en que nos valoramos en la medida en que conseguimos dinero. Es triste cómo somos capaces de sentirnos humillados, avergonzados  y ofendidos por esto y no por las miles de injusticias que no trabajamos por erradicar. No he conocido todavía a nadie que, preocupado principalmente por él mismo, sea feliz, tampoco a nadie que lo esté por lo que dicen o piensan de él, los demás.

Desde ese momento en que no  somos población empleada con remuneración ajena, ¿no creemos ser nadie? Habrá algo más absurdo. Dejamos de lado las funciones más fundamentales de la vida, divertirnos, querernos, ayudarnos, animarnos… todas esas cuestiones que sí son fundamentales y que tan a menudo cacareamos que no se pueden comprar y sin embargo sin dinero no somos capaces de sacarlas a relucir. ¿Es nuestro combustible el dinero?

Que no te contraten en la primera compañía a la que vas o tampoco en la 50, no quiere decir que no seas un Ser Humano extraordinario, maravilloso y con infinitas cualidades, significa que no has dado con quien busca alguien como tú o que quizá en tu desánimo no hayas sido capaz de entusiasmar o mostrar tu mejor cara esa vez.

Darte por vencido será reconocer que te ha ganado el dinero y que vales lo que tienes o lo que ingresas. Que tu seguridad no está dentro de ti sino fuera.  Que te has rendido con tus propios pensamientos, sin que estos te dejen atisbar las miles de oportunidades que hay por el mundo para ser feliz y sin dejarte disfrutar de todo eso que tienes tan cerca que te permites el lujo de dar por hecho.

La próxima vez que vayas a lamentarte de estar “sin empleo” pregúntate  ¿por qué eres feliz? Y continúa tu camino.

Anuncio Summer coaching process

¡Qué nadie te pare!

no pares

Desempleado, parado, sin trabajo, además de los lunes, el resto de la semana al sol… qué vemos y qué no vemos detrás de unos números que avanzan, parece que sin freno…

Seguramente alguno  de vosotros, también ha pasado por esta experiencia, os encontráis en ella o conocéis a alguien que lo está viviendo.

Hoy me gustaría hacer una reflexión sobre el efecto que produce en nuestra mente este hecho y lo que funciona.

Cuando alguien se queda sin empleo, lo primero que sufre es su autoestima. En lugar de hacerte cualquier otra pregunta que te impulsa y te motiva, lo recurrente es ¿por qué a mí? ¿qué he hecho yo? ¿ qué va a pensar ..? Estas preguntas lejos de ser inocuas, comienzan a abrir grietas en nuestro barco recién encallado.

A esto le sigue un periodo de edulcorar esos tiempos pasados, y aunque te hubieses movido años en una zona de confort, nada “confortable”, te parece ahora un lugar idílico.

Cuando acabas esta parte estás listo para  comenzar a dudar de tus capacidades, primero piensas en tu edad, en tu formación, en el mercado, en el ambiente, en que ya nada volverá a ser como antes. Todo se magnifica y cuanto más tiempo pase más insalvable. Has pensado en  ¿por qué va a ser peor?

Cuánto dura esta fase, pues todo lo que quieras porque ahora desde que te levantas hasta que te acuestas ya no tienes otra cosa en la que pensar, más que en flagelarle, darte pena o por qué no, ponerte en marcha..

Según pasan los días los miedos se van haciendo más grandes en proporción directa a tu tiempo libre y la soledad en casa, cuando” todos los demás trabajan”, comienza a hacer estragos en tus habilidades, ya no sabes ni cómo se hace un CV actual, ni  dónde se busca trabajo, ni a quién contárselo cuando aún tú no lo has asumido y por si fuera poco, acompañas tu día a día de corruptelas televisadas y noticias negativas.

Qué es lo que puedes hacer desde el primer día, ACCIÓN, tomar papel y boli y escribir ¿cuál es el problema?, no es nada absurdo, escribir los hechos hace que nos aclaremos mucho las  ideas.

A partir de ahí  ¿qué puedo hacer?

Una lista con todas las ideas que se me ocurran para encontrar trabajo, no te quedes en internet, hacer el seguimiento sólo de estas opciones te consumirá por el estrés y la ansiedad. Sal, visita y busca, queda con quienes creas que te pueden ayudar. Mantener y ampliar tu red social es indispensable para encontrar empleo y para mantener y mejorar tus habilidades sociales.

Divide tu lista en semana y las acciones de la semana en días, por pequeñas que sean las acciones que lleves a cabo, al menos que sea una al día para acostarte con sensación de satisfacción.

Recuerda estas palabras de Tennyson: “ Debo perderme en la acción si no quiero marchitarme en la desesperación”. No te sientes a lamerte las heridas y a rumiar lo que pudo haber sido y no fue.

Ocúpate, el trabajo aunque no sea remunerado te mantendrá activo, ahora puedes ayudar a tus padres, hermanos, asociaciones, amigos a hacer lo que ellos no pueden y tú sí por disponer de lo más preciado, el tiempo.

Muchas prestigiosas universidades han puesto a tu alcance a través de internet cursos gratuitos. Apúntate:

http://www.openuped.eu/

https://www.coursera.org/

Practica idiomas, al menos inglés, escucha las interesantes charlas de TED duran unos veinte minutos, muchas están subtituladas: http://www.ted.com/

Mantente actualizado, lee algún artículo interesante: http://www.almendron.com/tribuna/

Incluye una actividad física en tu rutina diaria y ponte metas.

Recuerda  también que “eres lo que comes” así que quizás ahora no sea el mejor momento para alimentarte de lo que te quita energía. ¡La necesitas toda!

Sobre todo no te consumas con ”los diablillos “, que destruyen nuestra fuerza de voluntad y nuestro poder de acción. El estrés te hará ver  menos opciones y oportunidades.

 “El secreto de ser desdichado estriba en tener ocio para pensar si se es feliz o no”     

                    George Bernard Show

¡No dejes que el ocio te pare y acabe con tus nervios!