VIVIR CON EMOCIONES

En nuestra educación tradicional hemos entendido que lo correcto era reducir nuestras emociones al ámbito privado.

Que la alegría o la tristeza invadiese otros espacios no era aceptado con normalidad. De hecho había que dejar todas las emociones en la entrada del trabajo y recogerlas a la salida como si hubiese taquillas o ropero al efecto.

La definición del hombre como un animal racional nos ha llevado a tener estas creencias, sin reparar en que compartimentar el cerebro o cortocircuitar las sensaciones que percibe nuestro cuerpo y que envía a nuestro cerebro es poco realista.

Una vez que entendemos que nuestra mente no tiene un interruptor que pausa el caudal de las emociones somos más conscientes de que muchas de las decisiones que tomamos son guiadas en gran parte por ellas.

Admitir esto hace que seamos más concienzudos a la hora de analizar las situaciones puesto que entendemos que serán afectadas de alguna forma por la tristeza, sorpresa, miedo, asco, alegría o ira que sintamos.

Incluso aprender a reconocerlas en nosotros mismos nos hará ser más conscientes de nuestro carácter y más poderosos con nuestro autocontrol.

Reducir la alegría y el amor al ámbito privado hace que seamos menos entregados y entusiastas en nuestro trabajo creyendo que por ser un castigo divino no es digno de ser disfrutado pero nada más lejos de la realidad.

Nada importante se hizo sin entusiasmo así que hagamos el firme propósito de llevar siempre con nosotros emociones positivas y como decía Tennessee Williams el entusiasmo, que es de las cosas más importantes en la vida.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s