VIVIR CON EMOCIONES

En nuestra educación tradicional hemos entendido que lo correcto era reducir nuestras emociones al ámbito privado.

Que la alegría o la tristeza invadiese otros espacios no era aceptado con normalidad. De hecho había que dejar todas las emociones en la entrada del trabajo y recogerlas a la salida como si hubiese taquillas o ropero al efecto.

La definición del hombre como un animal racional nos ha llevado a tener estas creencias, sin reparar en que compartimentar el cerebro o cortocircuitar las sensaciones que percibe nuestro cuerpo y que envía a nuestro cerebro es poco realista.

Una vez que entendemos que nuestra mente no tiene un interruptor que pausa el caudal de las emociones somos más conscientes de que muchas de las decisiones que tomamos son guiadas en gran parte por ellas.

Admitir esto hace que seamos más concienzudos a la hora de analizar las situaciones puesto que entendemos que serán afectadas de alguna forma por la tristeza, sorpresa, miedo, asco, alegría o ira que sintamos.

Incluso aprender a reconocerlas en nosotros mismos nos hará ser más conscientes de nuestro carácter y más poderosos con nuestro autocontrol.

Reducir la alegría y el amor al ámbito privado hace que seamos menos entregados y entusiastas en nuestro trabajo creyendo que por ser un castigo divino no es digno de ser disfrutado pero nada más lejos de la realidad.

Nada importante se hizo sin entusiasmo así que hagamos el firme propósito de llevar siempre con nosotros emociones positivas y como decía Tennessee Williams el entusiasmo, que es de las cosas más importantes en la vida.

¿Activos o pasivos?

pasivos

En cuántas ocasiones te has planteado si el personal de tu organización es un activo o un pasivo. De esta clasificación dependerá en gran medida el avance de tu compañía y que consigas convertirla en su mejor versión.

La literatura acerca de los distintos medios de conseguirlo es vasta pero que se siga dando vueltas y aplicando lo mismo desde mucho antes de Peter Drucker, hace que a pesar de todos los gurús y sus consejos, no lleguemos a ninguna tierra prometida.

El futuro de tu empresa y el potencial de tus empleados están unidos para lo bueno y para lo malo y tratar a todos con el mismo rasero o con tips de management, sin preguntar, ahondar o investigar es un café para todos que te mantendrá ocupado y a veces te liberará de la carga de no haber hecho nada pero los réditos, distarán mucho de ser los óptimos.

En toda organización, lo importante y lo imprescindible son las personas, que no sólo viven de pan, es decir, cuando sus necesidades económicas están satisfechas, a partir de las manidas y básicas, los incrementos, tienen la eficacia que tienen y en muchas ocasiones incluso llegan a dar la impresión de ser un lenitivo para la explotación horaria a la que se somete a los empleados.

Muchas de las personas en sus lugares de trabajo no se encuentran comprometidas porque tienen la sensación, a veces bastante fundada, de que son consideradas cargas, obligaciones, máquinas que alimentar con dinero o amenazas, que no importan y a las que ni siquiera se escucha con la excusa de la falta de tiempo.

Sólo se pone remedio temporal, en el mejor de los casos, cuando los datos arrojan una tasa de reemplazo tan alta que se refleja en el balance. ¿Por qué las personas abandonan una organización?, ¿habéis preguntado alguna vez esto a vuestro empleados?

La falsa realidad que vivimos fruto del ambiente que ha creado esta crisis económica, hace que las condiciones en las que las personas trabajan en la actualidad, probablemente sean las peores para hacerlo en años. Creyéndose sometidas a un escenario negro en el que fuera de su trabajo no existe nada y por lo tanto cualquier oferta es aceptable. ¿Qué ocurrirá cuando todo mejore?, ¿cómo será la tasa de reemplazo entonces?

Muchas empresas comprometidas, tienen muy perfeccionado el proceso de adquisición de talento pero, ¿y el de mantenimiento? Se pueden permitir que esto ocurra…

Alguien se ocupa de conocer cuáles son los sueños de los empleados, lo que les hace estar motivados, lo que les hace defender y contribuir definitivamente a esa corporación, dedicándole su más preciado bien, su tiempo.

Se molesta alguien en buscar los soñadores de las empresas, a los entusiastas, antes de que se agoten o se marchen, ofrecerles que tengan un coach, potenciarlos y entrenar a los que sí son capaces de trasmitir un fin y un propósito dentro de su trabajo diario para entusiasmar a los demás en sus tareas.

Mostrarles que no son pasivos de esa empresa sino activos, que importan,  que merece la pena invertir en ellos. Que necesitan un mantenimiento y un entrenamiento que les haga tener herramientas para ser su mejor versión ayudar a los demás a serlo también.

Tú decides, si tus empleados, son  o no, una buena inversión. O quizá piensas seguir sin verlo, deshojando la margarita…

foto:estudiodelactivoydelpasivo

¿Cierras tu válvula?

valvulas

Piensa en alguna persona que proponga lo que proponga casi siempre parece ser atractivo seguir su plan. No sabes exactamente  el porqué pero te gusta estar con ella, contarle tus cosas, que te transmita su energía.

Seguramente hasta ese momento no habías pensado en hacer cosas como saltar en paracaídas, correr una maratón, ir a ese viaje tan lejos, participar en actividades de voluntariado, políticas o en alguna aventura empresarial y ahora tras su conversación, te lo planteas.

Te has preguntado alguna vez qué es lo que diferencia a esa persona de ti, crees que hace cosas más interesantes, tiene un trabajo mejor, más comodidades, oportunidades, experiencias.

Ahora que ya sabes que no, qué te parece si valoras algo tan importante para enganchar como el entusiasmo. Es quizá esto lo que te atrae. Las ganas de vivir, lo que disfruta con todo y con todos. Cómo lo transmite.

Quieres ser así pues sólo tienes que tomar la decisión y ponerte manos a la obra.

Piensa en esa persona que transmite entusiasmo, seguro que no se lamenta del tiempo, ¿y tú? A que tampoco cuenta lo ocurrido con un tono regular, pesado y monótono. Quizá a sus eventos negativos  o no les da el protagonismo que tú o no los cuenta o les pone el suficiente humor como para relativizarlos y sacarte una sonrisa. A lo mejor, no se queja. Quizá se interesa por los demás más que tú y no se cansa de agradecer todo.

¿En qué os parecéis o en qué os diferenciáis?

Además de esos ejemplos de comportamiento también he comprobado otro, que quiero que valoréis y seáis conscientes: lo que influye por teléfono el estado de ánimo con  el que contestas y hablas, sobre la persona que está al otro lado del teléfono. Si no vas a estar al 100% y a trasmitir entusiasmo, ganas de vivir y buenas noticias, no llames, ni escribas. No te ven ,con lo que lo que trasmites, es lo que perciben y no son adivinos, ni intérpretes.

Muchas personas llaman a sus seres queridos y  no se cuestionan su estado interior para hacerlo, algo que sin embargo si hacen en sus trabajos y eso ¿a qué se debe?, acaso no merecen el doble de tu esfuerzo para no preocuparles o ponerles nerviosos. Si no vas a mejorar su estado por lo menos no lo empeores, no marques.

Si quieres ser una persona entusiasta que trasmita buena onda, vibraciones, rollo, comienza por imprimir energía positiva a tu actividad diaria más trivial. Empezarás a disfrutar de todos tus momentos.

Sonríe con ganas, que tu apretón de manos diga exactamente que te alegras de conocerle, que tu tono demuestre que estás vivo y lo agradeces, que tus “gracias” sean sinceras, de verdad y si tienes algo bueno que decir de alguien no te lo calles, díselo.

Todos estos pequeños cambios tendrán un efecto multiplicador estimulante en tu vida y aumentarán  tu entusiasmo. Construye tu  circuito de retroalimentación para aprovecharlo.

De ti depende empezar a llenarlo o que siga con la válvula abierta siendo  tu propio sumidero de energía.