Gracias a mi móvil he encontrado un entretenimiento que no sé en qué momento, se transformó en necesidad y pasión, la fotografía.
Buscar un lugar, una persona, un encuadre, una luz, querer captar un momento, un gesto, es algo que me entusiasma, me motiva y me alegra.
Gracias a mis amigos ahora puedo hacerlo además con una estupenda cámara reflex, que además me implica tener que aprender cosas nuevas, interesarme por otras cuestiones y poner mi cerebro a trabajar.
Todo esto no sería posible además, sin que, hace ya muchos meses, me hubiese propuesto entrenarme en ser más observadora.
Trabajar esta habilidad me está ayudando a ser consciente de muchas cuestiones, como poder conocer mejor a las personas, conectar con ellas, leyendo sus gestos, observando sus ademanes y dándoles la importancia que tienen, muchas veces por encima de nuestras propias palabras o articulados y automáticos mensajes.
Ser un espectador de la vida, a veces, tiene un sentido más allá de permanecer inactivo y para mí ha supuesto darme cuenta del tiempo que perdemos en cuestiones negativas y que lejos de ayudarnos a seguir, nos estancan y atan a esas perjudiciales emociones. Estoy aprendiendo a darle más importancia a llenar el tiempo con lo que quiero, con quienes quiero, a darle vida a cada minuto, para no tener que lamentarme tarde de no haberlo hecho.
También me hace salir de mí misma de mis pensamientos y tribulaciones, aparcar ese ser tan importante con el que convivo, para poder vivir las emociones de los demás y poder compartirlas con ellos. Minimizando así esas horribles premoniciones con las que nos traicionamos a veces, que sólo ocurren en mi cabeza y que apenas se cumplen, haciéndome padecer sin razón y que ahora consigo relativizar y cuestionar.
A través de lo que observo y busco conscientemente para fotografiar, imagino qué emociones podrán producir, tanto en los demás, como en mí y cuántas me transportarán a ese momento al poder volver sobre ellas, una y otra vez.
Igual que a mí las fotografías me son útiles, cada una para recordarme un momento que me provoca emociones positivas, os propongo que a partir de ahora, de vez en cuando, hagáis una foto conscientemente para recordar ese momento y la llenéis con más sensaciones. Ponedle una música que os evoque esos mismos sentimientos y asociarla a algún olor, sabor o tacto que trabaje en el mismo sentido.
Si conseguís tener una galería llena de fotos con «muchos sentidos», tendréis una almacén de emociones en vuestras propias manos, accesible para esos momentos en los que vuestro estado interior necesite un empujón extra para seros útil.