
Escuchar o leer a Jonathan Haidt, psicólogo social estadounidense, profesor de Liderazgo Ético en la Universidad de Nueva York siempre es interesante.
Es uno de los invitados a la audiencia del Senado norteamericano para hablar del impacto de las redes sociales en los jóvenes. Seguramente podréis encontrar muchas de sus conferencias on line que merece la pena escuchar.
Mantiene que mientras el mundo nunca ha tenido unos datos de niveles tan bajos de violencia, que también defiende Pinker, los padres nunca hemos tenido tanta sobreprotección sobre nuestros vástagos.
Mientras que en mi generación empezábamos a hacer cosas solos entre los seis y los ocho años, los padres han pospuesto actualmente estas experiencias hasta los diez o doce años. Esto influye en ellos porque cada vez tienen menos experiencias y aprendizajes para enfrentarse a la vida y esto les hace que sus recursos mermados impacten en su salud mental ante diferentes eventos vitales como cuestiones de amistad, de amor, fracaso escolar o discriminación, en muchas ocasiones con terribles consecuencias.
A esto hay que sumarle que mientras las experiencias físicas se retrasan, las que son online se multiplican infinito con las redes sociales y lo que su amplificación de efectos perniciosos implica.
La influencia es definitiva cuando en el caso de los niños ese tiempo online se comparte con el uso de videojuegos y en el caso de las niñas no. La comparación, la imagen y la exclusión social por no ser aceptada o llamada a participar en todo lo que ve les afecta definitivamente.
Si el mundo físico tiene unas leyes y están regulados los delitos, no entiendo por qué no hemos procedido a hacerlo en el mundo virtual donde el viejo oeste es lo más parecido a deambular por sus bytes, tengas la edad que tengas.