¿Buscáis la fama?

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Algo con lo que no cuentas, cuando tienes la suerte de dedicarte a lo que te gusta y que entrenas, practicas y trabajas tantas horas,  es que el resultado de ese esfuerzo o pasión, puede pasar de ser tu éxito y a convertirse en tu  fama.

No creo que nadie esté preparado para ella, para que te reconozcan en cualquier lugar al que vas, para que opinen sobre todas tus cuestiones, públicas o privadas, verdades o mentiras, alegremente o  creyéndose con derecho, o para que te traten, para bien o para mal, con ese exceso de confianza.

No estoy hablando de quienes buscan la fama por la fama, quienes buscan que las referencias y las opiniones externas llenen el vacío de no crecer desde el interior, con bases fuertes. Quienes creen que lo que le va a reportar este tipo de «conocimiento» es positivo y sin embargo, cuando se apagan las candilejas sigue padeciendo el mismo vacío interior.

Me refiero, a quienes de repente, por su dedicación, se encuentra con esta faceta sin buscarla. A quienes, estar en el juicio público constantemente le agota y abruma. A quienes les causa inseguridad verse escrutado por unos ojos donde quiera que van y agredidos en su intimidad, puesto que, a través de los medios, forman parte ya de nuestra cotidianeidad.

Esta cara de muchas dedicaciones requiere un entrenamiento arduo, un crecimiento interior a una velocidad envidiable y una concentración en el objetivo a prueba de todo.

Nadie se puede imaginar lo que llegas a escuchar, a leer sobre ti, cosas que no tienen nada que ver con tu dedicación, ni con nada que se le parezca. Sin querer, este «reconocimiento social» llega y es algo que no sabes, o no puedes manejar.
Si encima te consideras perfeccionista, si te afecta en demasía lo que digan los demás y no te gusta la fama, el sufrimiento acecha seguro.
No voy a hablar sobre el exceso que se produce en cuanto esta parte de la fama, nos toca a las mujeres ya que los apelativos y opiniones se quedan, la mayoría de las veces en algo tan básico y atávico, lo que se ve.

Si en realidad te motiva lo que haces, y dejas de actuar en automático, analizando que la felicidad que te proporciona tu dedicación, no puede irse al traste por la opinión de unos cuantos -que seguramente son los que más gritan pero no los más numerosos- podrás levantar el vuelo, y ver con distancia todas estas cuestiones. Con entrenamiento y esfuerzo, se consigue.

Si te ocurre algo así, es el momento de reconocer que necesitas alguien que te ayude, antes de que te rindas o renuncies a algo que te encanta hacer. Antes de que  adviertas sensaciones que intentando disimular y evitar, acabes por exteriorizar de manera agresiva en unas manifestaciones que nadie entenderá, puesto que pocos creen que te pueda estar ocurriendo eso en tu situación.

Incluso si le debes a alguien la oportunidad de estar ahí, lo mejor que puedes hacer es continuar con tu labor , haciéndola lo mejor posible, sin ponerte la presión de agradarle en cada momento.

El verdadero triunfo es sentirse bien con uno mismo, conseguir tu razón de vivir y llegar al compromiso con tu objetivo.

Si recuerdas a la Directora Grant en la serie de los 80 “Fama” decía: “Buscáis la fama, pero la fama cuesta, pues aquí es donde vais a empezar a pagar…con sudor”. Tened claro que entrenando puedes hacer de ella, de la fama, una aliada para tu éxito.

Puedes empezar por:

Enfocarte en tu propósito último.
Rodearte de personas que te impulsen y mejoren.
Y decidirte a pedir ayuda para crecer.

¡No te rindas!