Seguro que habéis asistido a una reunión de trabajo, familiar, de amigos en la que tú mismo o alguien de alrededor lanza una idea y de repente se establece un disputado turno de palabra para opinar sobre ella. Resaltando todo lo negativo que puede implicar.
Es cierto que la cultura occidental está preparada para ser reactiva y mientras nos callamos y disimulamos cuando se piden propuestas, estamos prestos a sacar nuestro bolígrafo rojo para poner peros en cuanto hay una encima de la mesa, cuando no es nuestra claro.
Con ese proceder, muchas de las personas que tienen o tendrían ideas en la mayoría de las situaciones, no están dispuestas a somerterse a esa tortura devastadora, prefieren no hablar u opinar ante tamaña sangría. Perdemos ideas, propuestas, talento…
Me encanta la denominación de “Sombrero negro” que hace Edward de Bono en su libro “Seis sombreros para pensar” cuando habla de la utilidad de hacer juicios negativos en el proceso del pensamiento, tratando de poner a prueba cuestionando la propuesta y que realmente considero necesarias, aunque también afirmo que en esta práctica, muchas veces caemos la complacencia negativa.
Destruir es más fácil que construir, así que cuando criticas viendo sólo lo negativo, no te creas tan listo. Sólo consigues esa ficticia satisfacción inmediata de encontrar un fallo, que a veces te hace sentirte incluso superior. Cayendo en la necesidad contínua de tener algo que «criticar» para sentirte útil.
Quiero que sepas que es mucho más fácil ver defectos que virtudes y por lo tanto si estás en ese equipo, tienes mucha competencia. Además una vez que tu química cerebral por repetición sólo ve esto, lo reduce a una cuestión de supervivencia:miedo y seguridad, es difícil cambiar y tendrás que practicar mucho más ver lo positivo.
Seguramente estarás acostumbrado a hacer descripciones certeras y detalladas de los problemas pero no estarás en el equipo de las soluciones y de la creatividad. Por lo tanto si estás dispuesto a cambiarte de equipo prueba a ver primero los aspectos positivos de lo que te propongan para poder avanzar y mejorarla. Y después ponlos a prueba.
Ser exclusivamente un «sombrero negro» déjalo para los hackers que colapsan servidores, rompen sistemas de seguridad de ordenadores y redes y utiliza tus habilidades y capacidades para construir. Sé diferente. Construye.