Es descorazonador como podemos llegar a ser tan inhumanas las personas, cómo incluso podemos sin rubor entrar en cualquier lugar o pasar por el lado de muchos otros y comportarnos como si no hubiese nadie.
Podemos conformarnos con un mínimo de cortesía, buenos días o tardes, gracias, por favor, adiós, y en nombre la buena educación hacer un esfuerzo, aunque no me refiero precisamente a esto, me parece un mínimo innegociable.
Hablo de ir más allá, de ver en cada persona con la que cruzamos nuestra vida un ser humano con los mismos ingredientes que nosotros, con más similitudes que diferencias, aunque su trayectoria vital le haya hecho combinarlos de otra manera.
Con algunas personas con las que charlo acerca de esto, piensan que siempre está en los demás y no en ellas mismas el tomar la iniciativa en el saludo, en la sonrisa, en esas palabras amables, en esa acción pequeña o grande que puede cambiar el curso de la historia personal de mucha gente, y ¿qué te cuesta?
Qué te cuesta ser proactivo y desplegar tu amabilidad con los demás, alegrarles la vida, al menos en su contacto contigo. Parece un esfuerzo vacuo aunque si le das la oportunidad de ver su efecto, se convierte en un maravilloso bumerán que estarás encantado de que vuelva.
Un pequeño toque de calidez en la vida de otros puede ser mágico, sobre todo el aquellos con los que más cuesta hacerlo, quienes más lo necesitan, quienes por distintos avatares están más que acostumbradas a que sean otras las formas con ellos o simplemente les ignoren, haciéndoles invisibles y pequeñitos en su entorno.
Si realmente fuésemos conscientes de ese poder, en nosotros y en los demás, no escatimaríamos tanto y lo utilizaríamos más a menudo.
Seguro que si lo piensas recuerdas algún episodio en tu vida en el que alguien fue amable contigo sin conocerte, te ayudó sin pedirlo, hizo algo por ti que te reconcilió con lo mejor de cada uno.
¿Qué te parece empezar hoy por alguna pequeña acción en la vida de alguien más?
Te invito a ver este video que seguro te inspirará
“La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida”. Arthur Schopenhauer
Hola te invito a seguir mi blog http://ladelibroabierto.wordpress.com/2014/08/12/un-amor-hipster-como-el-de-las-peliculas/
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muchas gracias por compartir!!
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