Muchas de las personas que se acercan al Coaching personal buscan encontrar una solución a un bloqueo que poseen o arreglar algo que no funciona y que tienen la intuición de que una reflexión guiada y las preguntas pertinentes, les ayudarán.
Hacer esto es casi heroico principalmente porque vivimos en una sociedad en la que pedir ayuda, en lugar de reconocer en ello coraje y superación, lo consideramos una debilidad, a pesar de que no hacerlo nos causa dolor y molestia. La apariencia de normalidad es nuestra absurda obsesión. Me vale el tópico de “así nos va”
Una gran parte de estas personas lo que acaban deduciendo en sus primeras sesiones, buscando objetivo, es que lo más importante en sus vidas es tomar decisiones y es en esta labor en la que no encuentran la estrategia a seguir puesto que no han entrenado lo suficiente o tienen creencias negativas acerca de cómo hacerlo o de su propia capacidad.
Quienes no están acostumbrados a tomar decisiones, dudan y retrasan todas las que tienen que tomar o simplemente acaban siendo espectadores donde la vida les lleva, haciendo que su único recurso sea quejarse y lamentarse de su suerte.
Otras no saben exactamente qué es lo que les bloquea o si lo saben no ven la forma de avanzar hacia su objetivo, puesto que imaginarlo en esas dimensiones y tan ambicioso les amendrenta y les hace retrasar las mismas hasta caer en la estrategia anterior.
Quienes se atreven a exteriorizar sus inquietudes, en su entorno más cercano, más allá de ser escuchados y ayudados a reflexionar, en muchos casos, acaban con uno o varios consejos, “tendrías”, “deberías” , que a pesar de su buena intención, o son tópicos y creencias de los demás, no siempre potenciadoras o incluso añaden más ansiedad y leña al fuego de la dificultad en la toma decisiones.
En raras ocasiones ese alguien te ayuda a reflexionar, a buscar dentro de ti, a encontrar tu propia decisión, con tus planteamientos y toda esa información que no tiene nadie más que tú.
Sé que a veces son difíciles decisiones pero tomarlas tú, sin creencias de los demás, sin presiones, es lo que te hace sentarte a los mandos de tu vida y sentirte orgulloso de ti mismo, solamente por hacerlo, y como en ningún caso son mesurables, y además no podrás comprobar qué hubiese ocurrido en otro caso, te causarán satisfacción.
Es difícil que te puedas decidir, o puedas no arrepentirte si no tienes en cuenta tus valores personales, las cuestiones a las que más prioridad das en tu vida y que son los motores de tu motivación.
A partir de ahora cuando quieras tomar una decisión, busca a alguien de confianza o ayuda profesional, por ejemplo un coach, si crees que el primero no va a ser imparcial.
Necesitarás una persona que te ayude a reflexionar, que te pregunte, te rete, te ayude a conocerte mejor para que seas tú mismo y no otros, quien seas el dueño de tus propias decisiones.
O acaso persigues lo contrario para tener un tercero a quien culpar.
Os dejo un fantástico TED de la filósofa Ruth Chang: «How to make hard choices» además de encontrar los subtítulos en castellano también podéis obtener la transcripción tanto en inglés con en castellano.
Si bien tomo decisiones debatiendo conmigo mismo las opciones, hay momentos en los cuales la opinión externa es muy valida dado que carece del subjetivismo que nos envuelve. Ahora el problema es encontrar a la persona adecuada para comentarle nuestras deliberaciones internas y nuestra encrucijada… Confiar es la palabra de ese momento de elegir a quien involucrar en nuestro proceso de decisión. Saber quien puede encender esa luz en nuestro interior para iluminar el camino correcto es el tema a definir…Muchas gracias Aruca!
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Totalmente de acuerdo contigo, encontrar la persona en la confíes para que te ayude a reflexionar sin interferir es lo más difícil aunque merece la pena buscarla.
Gracias Gustavo!!
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