“No es cierto que hayamos entrado en la era del conocimiento. Hemos entrado en la era del aprendizaje. Si no aprendemos continuamente quedaremos marginados”
José Antonio Marina
Entre los valores a los que doy más importancia en mi vida, el aprendizaje es uno de ellos, el tiempo y la experiencia me han hecho reflexionar mucho sobre este concepto y reconstruir y repensar varias veces mi relación con él.
Mi interacción temprana con las nuevas tecnologías me ha hecho tener con el aprendizaje una relación con dos perspectivas una la facilidad de acceso a todo tipo de formación e información, en muy poco tiempo y la constancia de la gran cantidad de recursos, algunos de gran calidad a mi disposición, que han generado en mí, tanto entusiasmo como una cierta ansiedad por lo inabarcable de la cuestión.
La segunda perspectiva que me ha mostrado la tecnología es la importancia de saber admitir y decir “no lo sé” para poder partir de esa base cuanto antes y empezar a construir. Esta enseñanza que comenzó tras buscar el botón de inicio, hace casi treinta años de distintos dispositivos, puso en marcha el mecanismo que ha hecho que siempre sienta esa necesidad de aprender, preguntar sin miedo, ni vergüenza por muy estúpida o básica que pareciese la pregunta.
Quienes no admiten esta posibilidad y se estancan en un conocimiento basado en unos pocos años y repetido a la enésima potencia, nunca entenderán que con las mismas herramientas y modos de proceder, siempre acabará produciendo resultados similares.
Además todo y todos serán motivos para sentirse atacados por el miedo y la inseguridad, cuando oigan la palabra reinventarse o vean o escuchen a otros, acercarse con curiosidad y ganas a trabajos y tareas que pueden ser concomitantes con los suyos. Estas dudas y esos miedos no les dejarán en paz.
Reconocer que no se sabe, forma parte de la persona que quiere aprender y no implica, como algunos creen, vulnerabilidad alguna, acaso ¿existe la posibilidad de saberlo todo?. ¿Quién es quien dice lo que se debería o no saber?, quizá sólo quien supiese de todo.
A veces sólo pensar en el agónico esfuerzo que llevan a cabo quienes hacen depender el aprender sólo de ellos mismos, para no reconocerlo ante los demás, me asombro.
La necesidad y la motivación, son tuyas pero son los demás con sus libros, conferencias, talleres, cursos, mentoring, coaching, masters, quienes ponen a nuestra disposición lo necesario para aprender.
Recuerda cualquier tarea que ahora te resulte rutinaria, como conducir o algún deporte que practiques pasaste seguro por las cuatro fases del aprendizaje, de la incompetencia inconsciente, “no sé lo que no sé”, al estado de competencia inconsciente, a ese estado de fluir, en el que hemos interiorizado la habilidad hasta hacerla automática.
Aprender requiere altas dosis de seguridad personal para reconocer que no se sabe, se tenga la edad que se tenga, para pedir ayuda, solicitar la opinión de los demás respecto de nuestro desempeño y escuchar más de lo que hablamos.
Si ya sabes decir “no lo sé” y todo esto estás dispuesto a entrenarlo, ya eres un hombre o una mujer de tu tiempo.
“Yo no creo mucho en un hombre que no es más sabio hoy de lo que era ayer”. Abraham Lincoln ¿Ytú?
Reblogueó esto en Gestión de personas – Ing. Gustavo Vittek.
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Muchíiisimas gracias Gustavo!!
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Aruca, totalmente de acuerdo contigo! Personalmente no he dejado de aprender desde mi ingreso a la escuela primaria. Habiendo terminado mis estudios de ingeniería, continué con cursos, maestrías, certificaciones, etc. En las más variadas disciplinas busco aprender nuevos conceptos. Según he descubierto los últimos meses, es como que he venido a esta vida diseñado para estudiar, aprender e investigar. Y el «no lo sé» está siempre presente. Es mi motivación para comenzar de nuevo con el aprendizaje. Muchas gracias por tus palabras.
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es genial que hayas asumido como yo que el comienzo de aprender cualquier cosa es » no lo sé» es lo que más ayuda!!! Gracias por tus comentarios siempre inspiran!!
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