Deberíamos acordar un carné por puntos para tener acceso a poder disfrutar de la Navidad. No son aptas para todos los públicos.
Recuerda a ese capítulo de Black Mirror en el que los demás te quitan y te dan puntos en función de tu amabilidad y actitud. Algo que los chinos han trasladado rápidamente a su app de urbanidad.
Hay a gente que le va mal desde el turrón hasta el misterio que se cierne sobre los Reyes Magos pasando por lo secos que están los polvorones, el gasto que son las luces, lo pesados que son los familiares por no hablar de lo insufrible de los villancicos.
A otros les invade una terrible nostalgia que no dudan no solo en compartir sino que lo manifiestan constantemente, incapaces de remontar en aras de mejorar el ambiente en el que además de la paz reine la fraternidad.
Estamos muy poco acostumbrados a hacer esfuerzos con nuestro estado de ánimo y a pensar en el efecto que este tiene en nosotros, en nuestro entorno y en las personas que queremos. Sin embargo solo debemos recordar cómo nuestras familias siempre hicieron lo posible para que nuestras Navidades fuesen felices y en qué consistía conseguirlo.
Os propongo que pongamos en marcha estos días nuestro carné Navideño propio y sumemos puntos. Tanto por acción como por omisión. Si somos capaces de evitar una queja o crítica que no sume, apuntamos y cada gesto amable, generoso y detallista que tengamos, apuntamos.
A ver quién tiene el suyo lleno cuando comencemos el año. No esperemos a que lo mejor esté por llegar, formemos parte de ello. ¡Feliz Navidad!
Gracias por estar siempre ahí! ♥️
