¿Eres lo que tienes?

tener

 

Acostumbrados a hacer pocos viajes interiores a las profundidades de nuestro ser, hacemos que la apariencia o “el tener” sea una cuestión que dirija en nuestras vidas, casi todo.

No  me refiero en concreto a nuestro aspecto sino a todas las cuestiones con las que vamos adornando nuestra persona hasta hacernos creer que somos nosotros mismos y que sin ellas dejamos de serlo.

A quién no le gusta una preciosa casa, o un estupendo y potente coche o la infinidad de cosas materiales que podemos conseguir casi siempre con dinero.

La cuestión es si, sin ellas, quedaría afectado nuestro ser, nuestro yo, la persona que llevamos años construyendo. Has pensado si todas esas cuestiones que te afanas en conseguir con gran esfuerzo, llenan todas tus inquietudes y anhelos.

Las personas somos mucho más de lo que hacemos y de lo que tenemos, de modo que cuando perdemos o ganamos parte de estas cuestiones,  se nos plantea algo sobre lo que reflexionar, si esto nos afecta  en lo más profundo, en nuestro interior, desequilibrando  nuestra vida y nuestro entorno.

Sin embargo si conseguimos bucear dentro de nosotros  y ver   dónde hemos almacenado lo que realmente importa, lo que somos, nuestras habilidades y capacidades únicas y hemos conseguido blindarlo y hacerlo crecer para cuando lo necesitemos. Todo será más fácil.

Cualquier obstáculo, cualquier lección estaremos  preparados  para hacerle frente, consiguiendo que nuestra inspiración interior nos guie para no dudar ni un minuto de nosotros mismos, sin confundir más lo que somos con lo que hacemos y menos aún con lo que tenemos.

 A partir de ahora asegúrate que la línea infranqueable de tu  ser sólo la atravieses para depositar cosas positivas sobre ti, que te impulsen y potencien. Deja fuera todo lo que no te sea útil, lo diga quien lo diga, incluso si lo has pensado alguna vez, sólo fue eso, alguna vez y   no es necesario serlo.

¿Qué vas a dejar que penetre en tu yo?

¿Dónde buscas?

buda

 

La reflexión que os propongo para acabar la semana, blogueramente hablando J, tiene como base un cuento budista que explica de manera muy práctica lo que implica el proceso coaching y  seguro estimulará vuestra imaginación, creatividad y la confianza en vosotros mimos.

Al mismo tiempo, os dará una pista sobre cómo usar vuestra inteligencia para buscar las respuestas, donde están y no dónde no están, incluso cuando el lugar te parezca muy oscuro.

“Una tarde la gente vio a Rabiya buscando algo en la calle frente a su choza. Todos se acercaron a la pobre anciana,

 _ ¿Qué pasa?-le preguntaron-¿qué estás buscando?
―Perdí
mi aguja, dijo ella. Y todos la ayudaron a buscarla. Pero alguien le preguntó: ―Rabiya, la calle es larga, pronto no habrá más luz. Una aguja es algo muy pequeño ¿porqué no nos dices exactamente dónde se te cayó?.

 ―Dentro de mi casa, dijo Rabiya.
― ¿Te has vuelto loca?-preguntó la gente-
Si la aguja se te ha caído dentro de tu casa, ¿porqué la buscas aquí fuera? ―Porque aquí hay luz, dentro de la casa no hay.
―Pero aú
n habiendo luz, ¿cómo podremos encontrar la aguja aquí si no es aquí donde la has perdido? Lo correcto sería llevar una lámpara a la casa y buscar allí la aguja.
Y Rabiya se rió.

 ―Sois tan inteligentes para las cosas pequeñas ¿cuándo vais a utilizar esta inteligencia para vuestra vida interior?

 Os he visto a todos buscando afuera y yo sé perfectamente bien, lo sé por mi propia experiencia que lo que buscáis está perdido dentro. Usad vuestra inteligencia ¿por qué buscáis la felicidad en el mundo externo? ¿Acaso lo habéis perdido allí?.

Se quedaron sin palabras y Rabiya desapareció dentro de su casa.

 

¿En qué pones tu felicidad?, ¿a cuál o cuáles condiciones la vinculas?

Quizá tener más cosas materiales: dinero,  coches, casa, ropa, un mejor trabajo, más vida social, más actividades, tener mejor aspecto físico, pesar menos, estar más en forma, comer mejor…

Crees que cuando las consigas, ¿serás más feliz? Piensa si en algún momento pasado la vinculaste a algo y funcionó cuando lo conseguiste, durante cuánto tiempo.

 

Quizá pones tu felicidad en alguien, en tu pareja, en tu jefe, tu padre, madre, hermano, amigo, en satisfacer lo que ellos quieren de ti o mejor aún en lo que crees que ellos esperan de ti.

 

O incluso en conseguir objetivos que incluso controlas menos, como en que las personas cambien porque sí, sin desearlo y se amolden a ti,  que sean como tú quieres y en muchas ocasiones dejen de recordarte con sus comportamientos lo que menos te gusta de ti.

 

¿Qué ocurre si sólo buscas fuera de ti, aunque a priori parezca más fácil?, ¿de qué o de quién haces depender tu felicidad?

¿Qué te impide mirarte, observarte y buscar el cambio desde dentro?

Recuerda que siempre es mejor buscar dentro de ti.

¡Buen fin de semana!

¿Quién eres realmente?

apariencia

A la diferencia entre lo que somos en realidad y lo que queremos ser, hay quien lo llama “Vacío identitario” como  el Dr. Dispenza.

Hay quien reconoce que es una superposición de capas  de estados emocionales adictivos como la ira, el miedo, la ansiedad, los juicios, la inseguridad, la depresión, el engreimiento, el odio, la culpabilidad, la vergüenza que no reconocemos, ni trabajamos, que desde nuestro interior nos hace vulnerables y no estamos acostumbrados a lidiar con esa extraña sensación.

Vivir en esa dualidad no es inocuo y es muy común, quién no hace esfuerzos denodados por aparentar lo que no es, sólo para no decepcionar a su público y seguir el canon de su puesto de trabajo, de su supuesto rol en la sociedad, de lo que se espera de él.

Creerse ese tipo de superhéroe que puede con todo y no debe reconocer ninguna vulnerabilidad nos convierte en autómatas, no empáticos, que intentan distanciare de todo lo que nos puede producir una fisura en nuestra capa, cuando la brecha que estamos intentando tapar nos acabará engullendo con crisis familiares, nerviosas y toma de decisiones violentas que más tarde tendremos que lamentar.

Nunca había sido tan consciente de que la felicidad viene del interior y que para reparar en esto, hace falta pararse y reflexionar sobre lo que nos empuja a seguir en este gran teatro, representando un personaje que no nos hemos cuestionado.

Leyendo “El vendedor de sueños” de Augusto Cury recordé a qué presión están sometidas muchas personas que por el hecho de no reconocerlo y pedir ayuda, someten sus mentes a infinitas atmósferas.

Ahora los trabajos requieren una gran intensidad intelectual y  los CEOS, gerentes, managers, profesionales liberales  representan estar muy lejos del marxismo que poseía las fuerzas de producción. Mientras los empleados trabajan por un salario y su trabajo concluye con su jornada laboral, y practican como castigo  estar sometidos al consumismo que se proporcionan ellos mismos.

Sin embargo, nadie repara en la soledad de los líderes que no pueden reconocer sentirse asfixiados, nerviosos, sobrepasados con las preocupaciones. Ellos son quienes  lo trasladan a su vida personal e  impregnan todo su mundo de una dedicación que les convierte, sin poder reconocerlo en una casta de explotados, que maneja como puede esta situación. No hay ningún desdoro en pedir ayuda, a un Coach por ejemplo.

Su constante papel de parecer semidioses que pueden con todo, están en todo y no necesitan ningún tipo de ayuda, los que ni siquiera pueden tener más sueños que pensar en su siguiente escalada laboral, ¿les hace distintos?… ¿Es o no su brecha mayor?

Para saber quiénes somos recurrimos a experiencias pasadas y a las distintas emociones que nosotros hemos hecho que formen parte de nuestra identidad, para bien o para mal y no nos permitimos salirnos del guión.

Nuestra personalidad depende totalmente del entorno, como si a alguien más que a nosotros mismos le importase qué va a ser de nuestra felicidad. Creamos programas automáticos que relatamos sin pausa y no contentos con eso, incluso los vendemos como remedios a males ajenos.” Tú lo que tienes que hacer es..” Todo sin pensar.

Eso que parece envolvernos en una seguridad a prueba de bombas es, lo que a solas, te hace sufrir, querer pertenecer a un grupo, intentar que te etiqueten de una determinada manera, es un gasto de energía inútil que puedes emplear en ser feliz, en disfrutar de las pequeñas cosas, reconociendo que como cualquier otro Ser Humano eres vulnerable.

Lo que realmente cuenta es lo que eres de verdad. Búscalo, no lo dejes en lo que haces o en lo que tienes, la clave está en tu interior. No dejes de empezar a meditar o si lo haces ya, sé regular. La habilidad que debes desarrollar para cerrar este vacío es la autoconciencia, autoobservación, para reconocer qué está impactando en tu vida y qué motiva esos pensamientos y esas conductas.

De lo de fuera, con tu brecha sin resolver, siempre necesitarás más, nunca será suficiente reconocimiento, dinero, poder, belleza…

No te dejes poseer por nada exterior o siempre serás un esclavo de algo o de alguien.

Te dejo un interesante video que te hará reflexionar ¡seguro!

 

The price of invulnerability: Brené Brown at TEDxKC