¿Tienes estrategia para tu paz interior?

ira

El hombre que escupió a Buda
«En una ocasión, un hombre se acercó a Buda e, imprevisiblemente, sin decir palabra, le escupió a la cara. Sus discípulos, por supuesto, se enfurecieron.
Ananda, el discípulo más cercano, dijo dirigiéndose a Buda:
-¡Dame permiso para que le enseñe a este hombre lo que acaba de hacer!
Buda se limpió la cara con serenidad y dijo a Ananda:
-No. Yo hablaré con él.
Y uniendo las palmas de sus manos en señal de reverencia, habló de esta manera al hombre.
-Gracias. Has creado con tu actitud una situación para comprobar si todavía puede invadirme la ira. Y no puede. Te estoy tremendamente agradecido.
-También has creado un contexto para Ananda; esto le permitirá ver que todavía puede invadirlo la ira. ¡Muchas gracias! ¡Te estamos muy agradecidos! Y queremos hacerte una invitación.
-Por favor, siempre que sientas el imperioso deseo de escupir a alguien, piensa que puedes venir a nosotros.Fue una conmoción tan grande para aquel hombre… No podía dar crédito a sus oídos. No podía creer lo que estaba sucediendo. Había venido para provocar la ira de Buda. Y había fracasado. Aquella noche no pudo dormir, estuvo dando vueltas en la cama y no pudo conciliar el sueño. Los pensamientos lo perseguían continuamente. Había escupido a la cara de Buda y éste había permanecido tan sereno, tan en calma como lo había estado antes, como si no hubiera sucedido nada… A la mañana siguiente, muy temprano, volvió precipitado, se postró a los pies de Buda y dijo:-Por favor, perdóname por lo de ayer. No he podido dormir en toda la noche.Buda respondió:
-Yo no te puedo perdonar porque para ello debería haberme enojado y eso nunca ha sucedido.
-Ha pasado un día desde ayer, te aseguro que no hay nada en ti que deba perdonar.
-Si tú necesitas perdón, ve con Ananda; échate a sus pies y pídele que te perdone. Él lo disfrutará.
Conseguir mantener la calma en cualquier situación… Siempre sacar el lado positivo a las cosas… Cuándo podemos perdonar a una persona… Aceptar el perdón de otra persona puede engrandecer el ego…»

Una de las principales cuestiones que influyen en nuestra vida y que nos anulan y hacen que nuestras decisiones sean erróneas es la ira. Su manifestación a través de la impaciencia, del henchido y herido ego, el resentimiento o la hostilidad suelen acarrearnos, lejos de lo que creemos, muchos inconvenientes.

Son emociones muy fuertes en nuestro organismo que nos obligan a invertir mucha energía en el lugar inadecuado, dejándonos exhaustos para el resto del día.

Muchas de estas respuestas son las que hemos aprendido en nuestro entorno y que a pesar de jugar en nuestra contra, ponemos en marcha a la menor ocasión en la que nos sentimos atacados. Da igual si es porque ocurre algo que no esperábamos, alguien se comportó de un modo grosero o desagradable con nosotros, etc.

Parece que ser reactivo y encender la llama que desata esta emoción en nuestro interior está autorizado para aplacar al primitivo que llevamos dentro y pide venganza o restitución del honor perdido.

A veces se convierte en una estrategia para conseguir las cosas o simplemente para que los demás te dejen en paz. La cuestión es que antes de que nos demos cuenta nuestro carácter iracundo hace su aparicición sin apenas avisar.

Esta falta de autocontrol, no es gratuita, en muchas ocasiones te cerrará más puertas de las que crees, del amor, del trabajo, de los amigos, sólo donde seas capaz de controlarte, tendrás éxito. La mayoría suele hacerlo en sus trabajos mientras su posición no le permite hacer otra cosa, por lo que en otros ámbitos de su vida la explosión retardada es infinitamente mayor.

Si esto te ocurre muy a menudo, quizá deberías pensar en que el autocontrol es una victoria sobre tí mismo digna de alcanzar para liderarte  y después para hacerlo con los demás.

Empezar a analizar las situaciones que hay detrás de tu enfado, las motivaciones y causas que te llevan a ello, aunque empiece siendo a posteriori, acabarán dándote muchas pistas sobre tu carácter.

Cambiar este rasgo puede hacerte invencible, aunque al principio no valores que tu paz interior es lo fundamental, cuando consigas ir manteniéndola cada vez más tiempo vas a comprobar lo importante que es para tu salud física y mental.

No dejes tu humor en manos de los demás.Cada uno debemos buscar nuestra estrategia para mejorar. Si no te animas a entrenar con un coach, prueba tu propia receta. Hay una lapidaria pregunta que acaba con todo tu enfado seguro si eres capaz de hacértela : Si te fueses a morir mañana, ¿realmente esto te enfadaría?
La frase que yo misma me repito siempre y me ayuda es: ¡Qué más da!

Busca cuál es la tuya y empieza a trabajar tu paz.

¿Escuchas con atención?

mentemusica

 

Si alguna imagen sobre música tengo de pequeña es la de  mi padre relajado escuchando música a veces a través de sus auriculares, deleitándose con los sonidos, sin hacer otra cosa…Ese barroco trufado de instrumentos o el jazz más americano siguen siendo sus favoritos de los que disfruta ahora a través de nuevas tecnologías.

Leyendo una entrevista de Tod Machover , compositor, investigador musical  y Director del Departamento de Ópera del futuro del MIT, he recordado esta imagen al plantear  que la música cuando puede ser terapéutica y cuando más se disfruta es cuando no se hace otra cosa más mientras se escucha. Es interesante leer sus experiencias con personas con Alzheimer y con movilidad reducida.

Eso me ha hecho pensar en los momentos en los  que escucho música, cuando voy conduciendo, cuando estoy en el gimnasio, cuando leo… es cierto que en la mayoría de las ocasiones comparto este hobby con otros y  ahora no  me parece ni siquiera justo.

Tengo que reconocer que ningún tipo de música me es ajeno, ni  desagradable, tengo a mi alrededor tal variedad de gustos, que el eclecticismo en este ámbito es algo de lo que disfruto a menudo, y comparto  con Nietzche que “Sin música la vida sería un error.”

Es  impresionante como traslada emociones e historias como evoca momentos de felicidad, de tristeza, de entusiasmo a través de su melodía.

“La música compone los ánimos descompuestos y alivia los trabajos que nacen del espíritu” Miguel de Cervantes

Pero a partir de hoy me he propuesto buscar momentos para escucharla con atención, sin hacer otra cosa al mismo tiempo, para poder disfrutarla y sentirla de otra manera, de manera cinestésica, es decir que la experiencia sea a través de todos los sentidos, intentando ponerla incluso color. Si ha conseguido desplegar su magia hasta ahora, en mi versión multitarea, me entusiasma sólo pensar lo que puede llegar a ser.

“El entrenamiento musical es un instrumento más potente que cualquier otro porque el ritmo y la harmonía encuentran su camino en los más profundo del alma”. Platón.

Es cierto que cuando medito, ahora que combino la meditación guiada con mi propia experiencia personal, disfruto de la música en otra extensión, pero no deja de ser una determinada para este ejercicio de concentración. Ahora quiero ir más allá y concentrarme en otro tipo de música que también me agrade para vivir una nueva experiencia.

Además hace unos días en un maravilloso TED talk sobre mejorar  la escucha, aprendí de Julian Treasure  un nuevo concepto, saborear el  “coro oculto”, con él nos propone buscar las melodías y los ritmos escondidos en  todo lo que se encuentra en nuestro entorno, aludiendo incluso a electrodomésticos como la lavadora.

Hace muchos años cuando dormía “en comunidad” y oía ronquidos, mi mente comenzó a hacerlo sola y asemejaba éstos a feroces olas del mar, que inducían mi sueño junto a grandes aventuras. Ahora sé que eso no sólo fomentaba mi creatividad sino que me ayudaba a escuchar mejor, con lo cual ahora busco allá donde estoy y escucho más allá de lo obvio.

El resto del año tendréis alguna excusa con el tiempo pero ahora en verano no tenéis más que razones para hacerlo.

¿Y si empezáis este fin de semana? 😉

La vaca y la isla

 

vaca

 

LA VACA Y LA ISLA 

 “En una isla exuberante de verdor vivía una vaca en soledad. Pastaba allí hasta la caída de la noche y así engordaba cada día. Por la noche, al no ver ya la hierba, se inquietaba por lo que iba a comer al día siguiente y esta inquietud la dejaba tan delgada como una pluma.

Al amanecer el prado reverdecía y ella se ponía de nuevo a pacer con su apetito bovino hasta la puesta del sol. Estaba de nuevo gorda y llena de fuerza. Pero, en la noche siguiente, volvía a lamentarse y a adelgazar. 

 Por mucho tiempo que pasara, nunca se le ocurría que el prado no disminuía y que no tenía por qué inquietarse de aquel modo. 

 Tu ego es esta vaca y la isla es el universo. El temor del mañana adelgaza la vaca. No te ocupes del futuro. Más vale mirar el presente. Tú comes desde hace años y los dones de Dios, sin embargo, no han disminuido nunca. «

Lo repetimos incesantemente, lo escribimos , decimos, pensamos pero en cuántas ocasiones lo llevamos a cabo…

 Este cuento sufí me sirve de base para la reflexión que os propongo para el fin de semana: disfrutar del momento.

Son muchos los libros de filosofía oriental que he leído  y coincido con alguno de ellos en que  toda esta lectura, requiere mucha práctica.

Es tan difícil parar y comprobar  que  tu mente y tu cuerpo, necesitan  paz interior y  concentración, y que una estupenda inversión será  prestar atención a tu respiración y disfrutar de lo que estés haciendo en ese momento, que  supone gran consciencia y duro entrenamiento.

Es un sentimiento extraño, ir contracorriente, no perseguir lo inmediato, la acción, sobrepensar…dejar la adicción a todo lo que se consume instantáneamente.

A veces nos sorprendemos a nosotros mismos cuando prestamos atención a cosas tan básicas como lo que comemos, lo que vemos, olemos o bebemos, qué texturas tienen, a qué saben o huelen, deleitar con ello todos nuestros sentidos, en lugar  de hacerlo a la vez que miles de cosas, hablando, viendo la televisión, leyendo o pensando en nuestras cosas.

 Esas, nuestras cosas, las que pensamos ocurrirán mañana, son las que nos impiden disfrutar del día de hoy, de este momento

Damos por hecho que podremos disponer de mañana, aunque no tengamos ninguna constancia  de ello y eso es lo que nos evita ver que sólo somos presente y hace que cualquier evento futuro nos descoloque, desespere o exaspere. Esa buscada ansiedad…

No dejes que tu mente vaya más lejos del próximo segundo, del próximo minuto. Agradecer todo lo que eres, lo que haces y lo que tienes, mira a tu alrededor, escucha,  será un buen comienzo para ralentizar tu mente y poder inspirarte en todo lo que tienes a tu alcance, sin más.

¿Cuántas veces lo has pasado mal con antelación, construyendo pesadillas y preocupaciones?

Recuerda que hoy es el mañana que tanto te preocupaba ayer y, total ¿ha sido para tanto?

Disfruta de cada segundo hasta que nos volvamos a ver…

foto:loasturiano

¿ Qué excesos te afectan?

 

brujula

 

No puedo dejar pasar esta semana sin recomendaros el libro de  Augusto Cury , “El vendedor de sueños.” Hace tiempo que leí su “Padres brillantes, maestros fascinantes” y me  enamoré de la literatura de este psiquiatra brasileño, por cierto si tienes niños cerca o te interesa saber más sobre cómo acercarte a su mundo y ser su inspiración, léelo.

Hoy quiero compartir con vosotros algo que yo misma he notado en mi vida desde hace relativamente poco y que quiero transmitir a través de este pasaje del libro:

 “—Físicamente, vivimos más tiempo que en el pasado, pero la percepción del tiempo es mucho más rápida. Los meses corren, los años vuelan. Algunos están en la cumbre de su juventud psíquica, pero se miran y descubren que tienen setenta u ochenta años. Actualmente, tener ochenta años es como tener veinte. ¿A ustedes, qué excesos los han afectado? —preguntó a los oyentes.

Desconcertados, en un rapto de sinceridad, los oyentes repasaron su vida y expusieron aquello que los asfixiaba.

—Exceso de compromisos —dijeron algunos.

—Exceso de información —afirmaron otros.

—Exceso de presiones sociales, competencia, metas, cobros, necesidad de estar siempre al día —manifestaron unos cuantos.

Éramos la sociedad del exceso; incluido el exceso de locuras.

Bartolomé no se quedó atrás y también hizo su aportación.

—Exceso de bebida. —Y como nunca podía dejar a nadie fuera de un asunto, nos miró y dijo—: Exceso de ego, de pereza, de religiosidad.

Le dimos un par de pescozones cariñosos.

La gente empezó a darse cuenta de que los excesos habían invadido nuestra vida. Tenían la necesidad de comprar sueños. El hombre de labios y ojos hinchados quería vendérselos, al menos quería ofrecerles unos pocos.”

 

“—¿Qué podemos hacer para cambiar esta extraña vida saturada de tensiones? —preguntó, angustiado, un hombre de unos sesenta años.

—Recorten los excesos, aunque pierdan dinero y rebajen su estatus —contestó el maestro, lacónico y directo—. Si no quieren llegar a viejos reclamando una juventud que ya pasó, deben tener el coraje de hacer recortes. Y no hay recortes sin dolor.

Me quedé pensando. ¿Acaso él había tenido el coraje de hacer esos recortes en su vida, o sólo era uno de esos teóricos que hablan sobre lo que nunca han experimentado? ¿Puede una persona sin experiencia abrir la mente a otras personas? Él me hizo notar que el tiempo volaba para mí. Yo estaba hundido hasta el cuello en el lodo de los excesos. Exceso de clases, de preocupaciones, de pensamientos, de pesimismo, de exigencias, de dudas. Yo había creado «superbacterias» que infectaban mi psique.”

 

Hasta hace poco yo también era una persona saturada de excesos, impuestos por una dinámica de vida que sólo te hace pensar en ti, en tu tiempo disponible, en tus compromisos sociales, en tu agenda, en vivir cuántas más experiencias mejor, en tener un exceso de actividad. Esto era lo normal.

Cuando empecé a disponer de mi propio tiempo, mi vida cambió, ya no era esclava de llenar mi tiempo para buscar algo que hacer, para poderlo contar y seguir hacia otra actividad.

Hace poco leí que existe, algo que me entristeció de mis adoradas redes sociales, un trastorno al que llaman FOMO (Fear of Missing Out) “Miedo a perderse algo” que es fomentado por lo que colgamos en ellas y consiste en ver lo que están haciendo otros y lejos de ser un motivo de alegría que tus amigos estén pasándolo bien, empezar  a cuestionarte que tu vida es menos interesante. Una ansiedad social que manifiesta el miedo a la exclusión. ¿No es esto un exceso de locura?

Yo ya no deseo el mismo lunes que llegue el viernes para volver a la rueda y querer conscientemente que pasen rápido cinco días de la semana que suponen  una enorme proporción de mi vida. Ya no tengo que mostrar ni demostrar nada. Me he vencido.

Ya no tengo que castigar mi cuerpo y mi mente con largas jornadas maratonianas sentada en una silla, con el síndrome de la clase turista acechándome y acabar pagándolo, recompensándome con los más deliciosos manjares que podía o con una actividad frenética en mi tiempo de ocio.

Conseguí   introducir la meditación, la concentración, el mindfulness por ejemplo en la comida y ralenticé mi aceleración, dejé de engullir. Cuido mi cuerpo, no como el escaparate con el que debo impresionar a los demás, sino como el hogar en el que debo y deseo vivir la máxima cantidad de años, en las mejores condiciones y lo hago con la satisfacción del esfuerzo recompensado. Lo ejercito para mantenerlo a punto y lo alimento lo mejor que puedo, aún sigo dándome caprichos, pero ya no son excesos.

 Disfruto mucho más de mi familia, de mis amigos, de mis libros, de la música, de todas esas pequeñas cosas que me regala la vida cada minuto y por las que a diario agradezco vivir. Cada vez que inspiro, es una acción que me llena del momento que vivo, inspiro lo bueno que hay en todo y en todos. Sigo entrenando cada día para no retroceder.

 

Habréis oído miles de historias sobre personas que lo dejan todo, se van a vivir al campo, a la playa, son voluntarios, cooperantes, dejan sus fantásticos trabajos para poder, por fin, vivir. Estas personas son quienes no tienen miedo a perderse y desistieron de sus proyectos por los excesos.

“La vida, como apunta Cury, se extingue rápidamente en el paréntesis del tiempo”. Pactemos no insuflarle mayor aceleración.

Sé consciente y disfruta de lo que la vida pone a tu alcance en cada momento, no mires sólo al frente, amplía hacia los lados, arriba y abajo, enlentece tus días, siendo consciente de que son un regalo que no volverás a vivir. No corras.

 

¡¡Buen fin de semana!!

¿Quién eres realmente?

apariencia

A la diferencia entre lo que somos en realidad y lo que queremos ser, hay quien lo llama “Vacío identitario” como  el Dr. Dispenza.

Hay quien reconoce que es una superposición de capas  de estados emocionales adictivos como la ira, el miedo, la ansiedad, los juicios, la inseguridad, la depresión, el engreimiento, el odio, la culpabilidad, la vergüenza que no reconocemos, ni trabajamos, que desde nuestro interior nos hace vulnerables y no estamos acostumbrados a lidiar con esa extraña sensación.

Vivir en esa dualidad no es inocuo y es muy común, quién no hace esfuerzos denodados por aparentar lo que no es, sólo para no decepcionar a su público y seguir el canon de su puesto de trabajo, de su supuesto rol en la sociedad, de lo que se espera de él.

Creerse ese tipo de superhéroe que puede con todo y no debe reconocer ninguna vulnerabilidad nos convierte en autómatas, no empáticos, que intentan distanciare de todo lo que nos puede producir una fisura en nuestra capa, cuando la brecha que estamos intentando tapar nos acabará engullendo con crisis familiares, nerviosas y toma de decisiones violentas que más tarde tendremos que lamentar.

Nunca había sido tan consciente de que la felicidad viene del interior y que para reparar en esto, hace falta pararse y reflexionar sobre lo que nos empuja a seguir en este gran teatro, representando un personaje que no nos hemos cuestionado.

Leyendo “El vendedor de sueños” de Augusto Cury recordé a qué presión están sometidas muchas personas que por el hecho de no reconocerlo y pedir ayuda, someten sus mentes a infinitas atmósferas.

Ahora los trabajos requieren una gran intensidad intelectual y  los CEOS, gerentes, managers, profesionales liberales  representan estar muy lejos del marxismo que poseía las fuerzas de producción. Mientras los empleados trabajan por un salario y su trabajo concluye con su jornada laboral, y practican como castigo  estar sometidos al consumismo que se proporcionan ellos mismos.

Sin embargo, nadie repara en la soledad de los líderes que no pueden reconocer sentirse asfixiados, nerviosos, sobrepasados con las preocupaciones. Ellos son quienes  lo trasladan a su vida personal e  impregnan todo su mundo de una dedicación que les convierte, sin poder reconocerlo en una casta de explotados, que maneja como puede esta situación. No hay ningún desdoro en pedir ayuda, a un Coach por ejemplo.

Su constante papel de parecer semidioses que pueden con todo, están en todo y no necesitan ningún tipo de ayuda, los que ni siquiera pueden tener más sueños que pensar en su siguiente escalada laboral, ¿les hace distintos?… ¿Es o no su brecha mayor?

Para saber quiénes somos recurrimos a experiencias pasadas y a las distintas emociones que nosotros hemos hecho que formen parte de nuestra identidad, para bien o para mal y no nos permitimos salirnos del guión.

Nuestra personalidad depende totalmente del entorno, como si a alguien más que a nosotros mismos le importase qué va a ser de nuestra felicidad. Creamos programas automáticos que relatamos sin pausa y no contentos con eso, incluso los vendemos como remedios a males ajenos.” Tú lo que tienes que hacer es..” Todo sin pensar.

Eso que parece envolvernos en una seguridad a prueba de bombas es, lo que a solas, te hace sufrir, querer pertenecer a un grupo, intentar que te etiqueten de una determinada manera, es un gasto de energía inútil que puedes emplear en ser feliz, en disfrutar de las pequeñas cosas, reconociendo que como cualquier otro Ser Humano eres vulnerable.

Lo que realmente cuenta es lo que eres de verdad. Búscalo, no lo dejes en lo que haces o en lo que tienes, la clave está en tu interior. No dejes de empezar a meditar o si lo haces ya, sé regular. La habilidad que debes desarrollar para cerrar este vacío es la autoconciencia, autoobservación, para reconocer qué está impactando en tu vida y qué motiva esos pensamientos y esas conductas.

De lo de fuera, con tu brecha sin resolver, siempre necesitarás más, nunca será suficiente reconocimiento, dinero, poder, belleza…

No te dejes poseer por nada exterior o siempre serás un esclavo de algo o de alguien.

Te dejo un interesante video que te hará reflexionar ¡seguro!

 

The price of invulnerability: Brené Brown at TEDxKC

Calma mental

meditación

He de reconocer que en los dos fines de semana que llevo de una formación intensiva de PNL (Programación Neurolingüística) he derribado gracias a nuevas vivencias, varias creencias que me separaban de experiencias increíbles.

Hoy quiero compartir la primera de ellas, hasta hace algunos días lo había leído mil veces, dicho y practicado por infinidad de personas y personajes desde el  Dalai Lama a Daniel Goleman, pasando por el Dr. Dispenza pero nunca pensé en que fuese conmigo, asocié su práctica a los típicos tópicos con los que había vivido hasta ahora que os ahorraré, puesto que ya me parecen cosas del pasado.

 Siempre había pensado que mi estilo de vida estaba relacionado más con agotarme para desestresarme que en relajarme sin más. Por ello me agotaba en infinidad de reflexiones y preguntas sobre cualquier tema, analizando y revisando una y otra vez mis planteamientos, buscando respuestas en los libros, en conferencias en cualquier lugar o si no corriendo o en el gimnasio agotando mi cuerpo físico.

Desde ese 30 de Noviembre mi vida cambió, mi encuentro con la meditación fue un descubrimiento  que me atrevo a decir está cambiando mi mente y por ende mi vida.

Mi diálogo interior era incesante, cuando escribía sobre “Sobrepensar” veía claramente mi  imagen unida  a esta actividad y sin embargo el ruido de los “rin gong” o cuencos tibetanos, más la ayuda de Gabriela una encantadora formadora nutrida de cosmopolitas experiencias, obraron el milagro, fueron los primeros minutos de vida que transcurrieron como segundos en los que sin estar dormida, no pensé en nada. Sí, sí, sólo escribirlo me sorprende.

 Mi temperatura corporal bajó hasta hacerme al final tener demasiado  frío en mis manos, fui consciente de todas y cada una de las partes de mi cuerpo y de su funcionamiento al margen de las demás. Paré mi cadena incesante de pensamientos y descansé, de manera que cuando acabó, sentí no sólo mi energía recargada, sino que todavía tenía dificultad en volver a conectar con las autopistas de información que atraviesan de manera constante mi mente.

 A partir de ahí y adaptando mi nueva actividad a mi vida, bajé en mi móvil una aplicación que me ayuda a practicar y ya no olvido nunca mis auriculares, por los que hasta entonces sólo había escuchado música para activarme y bailar, otra de mis pasiones.

 Entiendo las reticencias de los que leáis este post porque yo también las he tenido pero si tenéis la oportunidad de probarlo, por vuestro imparable diálogo interno, por el estrés que os vuelve ansiosos,tensos y preocupados, dadle una oportunidad.

Entre algunos de los beneficios están:

  • Ganar una perspectiva nueva de las situaciones estresantes.
  • Te muestra habilidades para manejar tu estrés.
  • Incrementa tu  autoconciencia.
  • Te enfoca en el presente.
  • Reduce las emociones negativas.

Imagina las combinaciones de estos beneficios y lo que por el contrario el estrés hace contigo.

Es simple, barato y no requiere ninguna equipación determinada.

Te dejo mi aplicación, pero si buscas ,seguro que puedes encontrar la que mejor te va a ti : 1giantmind

 Si te interesa el tema te dejo un video de Redes sobre Meditación y aprendizaje

¿Qué te cuesta probarlo? ¡A mí me cambió la mente!

Lo porvenir

futuro

Si  de repente nos sorprendemos pensando en algo, boquiabiertos o cariacontecidos, seguramente tendrá más que ver con el pasado y con el futuro que con nuestro momento actual.

En pocas ocasiones concentramos nuestra energía en lo que hacemos y sin embargo no escatimamos en derrocharla con temores, deseos y  esperanzas que nos alejan de las circunstancias actuales.

Aunque  el pasado merecería  detenerse en algún aspecto, pertenece a la parte de nuestra vida, que no podemos cambiar y que en mayor medida nos producirá desgaste improductivo, el efecto de frenarnos para asaltarnos con arrepentimientos, la añoranza de cambios poco viables o nostalgias de cualquier tiempo pasado. Por lo que recuerdo,  primero, que no volverá y segundo,  que gracias a él soy lo que soy.

Para la reflexión de hoy me quedo con el futuro, aunque no para instalarlo en mi pensamiento y hacer todo tipo de conjeturas que me obliguen a desear no haber tenido nunca neuronas y menos conexiones que las una, sino para advertir sobre  lo que realmente no reparamos, el presente.

Lo  primero que se me ocurre es preguntarme si yo uso la mente o la mente me usa a mí. Cuando hablamos de que pensamos en muchas ocasiones estos pensamientos, los decido yo o  se van sucediendo en nuestra cabeza como por arte de magia. Tengo claro que de la nada no vienen así que soy yo y  casualmente la condición de la mayoría de los que se agolpan incesantemente suelen ser la inutilidad, representan cuestiones futuras que o bien por su  falta de control o por el ejercicio de la imaginación, convertimos en peligros como hidras, incapaces de ser combatidas.

Estos pensamientos alocados, sin dominar, acaban por no sólo gastar todas nuestras energías, sino a veces llegan incluso a fundirnos los plomos. Qué es lo que nos hace darles rienda suelta, como si viniesen del más allá y nosotros no tuviésemos acceso al botón de encendido/apagado. Qué nos hace no poder aclararnos ente tanto “ruido” mental y sólo desear tirar del enchufe.

No es de extrañar que, si éstas son nuestras tesis, el sufrimiento es constante y  el resultado principal es  “preocuparse”. Qué ocurre para que  a quien le empiezas a hacer preguntas, que tengan que ver con buscar una solución entre tanta maraña, acabe parafraseando al Menón de Platón “no haces otra cosa Sócrates que problematizarme y problematizar a los demás” y le asemeje  al pez torpedo.

Creer que no se puede uno desembarazar  de estos pensamientos negativos, nos hace tener la mente condicionada a las experiencias pasadas, basadas en  gran parte, en la poca experiencia que hemos tenido, magnificando la negativa. Identificamos nuestra persona con estos pensamientos, los pensamientos con  las  emociones que trasladamos a nuestro cuerpo  y éste de nuevo con el pensamiento,  retroalimentando  un pernicioso bucle.

 Alguna vez., seguro, has llegado a concentrarte en algo, de forma que el tiempo ha pasado sin que apenas te enteres y el trabajo ha sido tan productivo que te asombra. También lo puedes haber comprobado cuando haces un gran esfuerzo  físico, por ejemplo mientras corres, o cuando te aventuras en  un gran peligro, de ahí la adicción a los deportes de riesgo, o  cuando contemplas o admiras algo de una belleza extraordinaria. Cuando sientes  amor, alegría o paz. En casi todas estas situaciones podrás observar como el apagar ese ruido, además de ser posible, hace que seas  más creativo, que te sientas vivo, invencible.

“Mindfulness” o la capacidad de estar presente, aboga por utilizar la meditación para  mantener la mente en el presente, es un gran desafío para quienes hemos automatizado vivir en el pasado y en el futuro aumentando nuestros miedos  y para quienes no paramos de pensar a lo largo del día. Os dejo este vídeo, de Andy Puddicombe: basta con 10 minutos al día., No consiste en dejar la mente en blanco, ni tiene como objetivo la relajación, sino en observar la realidad tal como es, sin las construcciones que nosotros hacemos alrededor. Como pregunta Andy, cuándo fue la última vez que no hicisteis nada durante 10 minutos.

Carl Jung, hace ya un siglo, decía que lo que resistes acaba por someterte. Aceptarlo  y  después analizarlo acabaría con gran parte  de ese dolor al  que acabamos acostumbrándonos  y del que apenas podemos salir. No salimos cuando nos preguntamos en las distintas situaciones inesperadas por qué a mí, qué he hecho yo para merecerme esto… en lugar de entender que la vida es una sucesión de episodios y que de nosotros depende cómo se almacena.  Que Séneca se plantease que “ lo importante no es lo que  sufres, sino cómo lo sufres”, nos da una idea de los años que las personas llevamos cuestionando esto ,o como  cuando dice Buda “ El dolor es inevitable y el sufrimiento opcional”.

Como otra  prácticas sobre vivir el “ahora”, he encontrado en E. Tolle:

Cada vez que esteis llevando a cabo una tarea  rutinaria, coger el autobús, subir una escalera, hacer la comida, escribir en el ordenador, poned los cinco sentidos y concentraros en la respiración que tenéis para detectar las emociones que os embargan. Preguntaos. Qué está pasando dentro de mí en este momento. Interesaros por el ahora.

Cuando os asalten todos esos pensamientos futuribles que os desasosiegan, pensad quién los crea, escuchad la voz de vuestro interior, sin juzgar nada, observad desde fuera al que piensa, la conciencia que los crea dónde está, se pueden cambiar, si conseguís escuchar varias voces, estáis accediendo a un estadio superior que os ayudará a pode cambiarlos.  Eso es cambiar de actitud cuestiónate quién habla y rebate los argumentos, básate en experiencias pasadas de sufrimientos vanos. Vuelve a la respiración. Concéntrate.

Te imaginas que por no vivir “ ahora” y preocuparte en vano por el  «futuro», acabaras con tu  ”mañana”.  

Qué  vas a elegir?

 Foto:http://foro-conciencia-ambiental.blogspot.com.es