Puede parecer más fácil funcionar con los planteamientos que uno tiene desde siempre que aventurarse a entrenar o reflexionar sobre otras posibilidades. Sobre todo porque esto último requiere un esfuerzo añadido que no todos queremos realizar.
“Más vale lo malo conocido…”, “piensa mal y…” todas esas frases que a veces decimos sin pensarlas, no son inocuas, nos hacen enfocarnos en precisamente esto, lo negativo y magnificamos su efecto en nosotros, dándole poderes sobrenaturales.
Cuando poco a poco vamos conociendo más sobre nuestra mente y su funcionamiento, descubrimos un mundo de posibilidades que entrenadas con consciencia nos harán la vida más grata.
Quien quiere seguir con sus planteamientos de siempre, podrá decir que no todo puede ser felicidad, que todo el día no se puede estar bien, que es imposible…, inventando infinidad de excusas y generalizaciones para no tener que hacer ningún esfuerzo.
Ser consciente implica que vives en el mundo, que conoces situaciones horribles que otras personas están viviendo, a veces crees que lejos de ti, aunque en muchas ocasiones están más cerca de los que piensas y puedes hacer más de lo que haces por ellas. Pensar en positivo no significa que no veas esto, que no trabajes para que las situaciones de muchos mejoren, que no sepas que enfermedades y experiencias negativas de todo tipo afectan a las personas cada día.
Significa que sabes que pensar en positivo es mejor para ti y para los que te rodean, qué prefieres tener a tu lado alguien que te anima, te enseña a ver el lado bueno de las cosas, a aprovecharlo para los malos momentos, te alegra la vida y te estimula a crecer a alguien que sólo pone su atención en lo negativo, relatando una y otra vez experiencias personales adversas, cotilleando y quejándose mientras encima te culpa de verlo todo con cristales rosas.
Séneca hace miles de años decía que “La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste”. La tristeza, como la mayor parte de los sentimientos negativos es rendirse a la pereza y lo comparto totalmente, para ver la parte buena de la vida hacemos un esfuerzo porque nuestra naturaleza ha estado durante años concentrada en las amenazas para sobrevivir.
Para hacer felices a los demás, aprender de toda experiencia, no vivir en el miedo, la culpa y la vergüenza hacemos un esfuerzo, cierto es que una vez que lo practicamos hasta interiorizarlo, podemos vivir en este modo. No en el reactivo.
Pocas veces reflexionamos sobre la cantidad de riesgos que corremos a diario y no se materializan, y como no lo advertimos ni reflexionamos, tampoco agradecemos que no ocurran. Sólo cuando alguno nos afecta, ponemos nuestro foco en ello para preguntarnos ¿por qué a mi? Seguramente porque vivimos, y porque esto significa correr riesgos y porque si tú no los corres conscientemente, ello no significa que a ti no te ocurra nada, sigues con muchas posibilidades de que la vida te sorprenda con algo.
Pero no parece muy justo que con la cantidad de horas que tiene el día y la multitud de cosas buenas que ocurren a tu alrededor en cada momento, no seas capaz de disfrutar de muchas de ellas con deleite, apenas les des importancia y luego sólo enfoques en lo que no responde a tus expectativas.
¿Qué haces para ser feliz?
Busca ahora mismo a tu alrededor algo o alguien que pueda proporcionarte una agradable experiencia. No le des muchas vueltas desde tu teclado, a quien te sirvió el café. Una vez que hayas pensado en esa persona o en esa cosa en la que nunca antes habías reparado recuerda todo lo positivo que te ha proporcionado. Pon tus cinco sentidos en ello, recuerda sonidos, olores, imágenes y disfruta de tu escena. Agradécelo.
Si consigues hacer esto 4ó 5 veces al día unos cinco minutos, estarás haciendo más de lo que crees por tener una mente agradecida que te proporcione cada vez más felicidad, ayudándote a tener presente el lado positivo de la vida, ese que no acostumbras a ver!! ;).
¡¡Buena suerte!!